martes, 16 de octubre de 2012

Capítulo 4: "Silence Is Golden". The Tremeloes. (1967)




Deprimartes dorado.



El primer día de 1962, ocurrió algo que se convirtió en toda una anécdota en la historia del rock. Una ignota bandita de un pueblucho inglés fue a dar una audición en la importante discográfica londinense Decca, con la intención de lograr un contrato para grabar su primer álbum. Los terminaron rechazando con la excusa de que la moda de los grupitos de guitarras estaba llegando a su fin. Por supuesto, ese grupo rechazado era The Beatles, quienes luego se probarían en Parlophone, grabarían su primer disco, y… El resto es historia. Lo que muy pocos saben de esa audición, uno de los desaciertos musicales más grandes de la música popular, fue que la Decca terminó contratando a otra banda: The Tremeloes.



Aquí les presento un hermoso éxito de esa banda, un excelente ensamble de voces –los cuatro integrantes cantaban-, con una melodía delicada y una letra que añora la respuesta de una situación incómoda. ¿Qué hacer cuando vemos que están engañando a alguien a quien queremos?: “¿No es cierto que te lastima bien adentro el ver que alguien le hace algo malo a ella? ¿No es cierto que duele ver a alguien llorar, especialmente cuando ese alguien es ella? Es cierto que el silencio es dorado… Pero no puedo negar lo que veo”.



Un estribillo que suena a un dulce lamento desgarrado nos dice que guardar silencio es lo más noble, pero que aquello que callamos se nos hace llaga en el corazón, y nos lo llevaremos enquistado hasta la tumba. Y aún es preferible el silencio, porque las palabras parecen carecer de peso y se las termina llevando el viento: “Hablar es simple, si sabes hacerlo la gente te va a seguir como si fueran ovejas, aunque no las termines llevando a ningún lado. ¿Pero cómo podría ella darse cuenta? Él la tiene bien engañada. Es una lástima, ella va a ser la última en enterarse de la mentira”.



Como dice un tema de U2: “Las chicas bonitas siempre están saliendo con algún idiota”, y por lo general ese idiota –que nunca es uno mismo- las engaña, o las hace sentir mal. Y por alguna razón fuera de toda comprensión, ellas siempre lo defienden: “¿Cuántas veces ella le creyó sus engaños? ¿Debería decirle la verdad o debería quedarme callado? Y yo sé que si intento contarle, ella diría que miento, que no me meta en su vida, y que soy un tonto”. Uno es esclavo de sus silencios y dueño de sus palabras… ¿O era al revés? ¡Feliz Deprimartes!

1 comentario:

  1. Nuevamente voy a escribir como anónimo, aunque usted sabe bien quien soy yo. (??!!!)
    Es así, ellas dicen que buscan una cosa, pero en realidad, buscan otra.
    Muchas mujeres se la pasan hablando de que quieren un principe azul que las comprenda, las escuche y las abrace cuando sienten frio; que sea educado y fiel... pero es muy posible que cuando el muchacho con todas estas características llega (y aunque tenga un traje azul tambien), es sometido a una rica porcion de indiferencia; y buscan lo contrario. Nos han enseñado erroneamente que un hombre debe "luchar" por la mujer que puebla sus deseos, pero esta bueno saber que a veces, no queda nada por lo que luchar, y como diria Fabio Fusaro, hay que sacudirse el polvo de la caida y seguir adelante.

    Iván Campos

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