Deprimartes eclesiástico:
“Hay un momento para la guerra, y
un momento para la paz. Un momento para abrazar a alguien, y otro para alejarse
de aquel a quien abrazaste”. Aburrido de todo lo que tenía, un cierto día el
rey Salomón, el hombre más sabio del mundo antiguo, se puso a pensar sobre
todos sus logros, su poder y sus incontables riquezas. Y se dio cuenta de que
nada tiene sentido para el hombre, ni siquiera el orden natural de las cosas.
Sus cavilaciones quedaron registradas en un libro pequeño y maravilloso, para
mi gusto el mejor de la Biblia, llamado el Eclesiastés. Allí nos decía cosas
como: “¡Vana ilusión, todo es vana ilusión! ¿Qué provecho saca el hombre de
tanto trabajar en este mundo? Unos nacen, otros mueren, pero la Tierra jamás
cambia. Sale el sol, se oculta el sol, y vuelve pronto a su lugar para volver a
salir. Sopla el viento hacia el sur, y luego gira hacia el norte. ¡Gira y gira
el viento! ¡Gira y vuelve a girar! Los ríos van todos al mar, pero el mar nunca
se llena; y vuelven los ríos a su origen para recorrer el mismo camino. No hay
nadie capaz de expresar cuánto aburren las cosas... Todo lo que se hace en este
mundo es vana ilusión, es querer atrapar el viento”. Palabras de la Biblia.
Aquí The Byrds, banda psicodélica
emblemática si las hubo, le dan el marco perfecto a otro muy conocido pasaje de
este libro, en el que se describe que mientras el viento siga girando, para
nuestro gusto o muy a nuestro pesar, habrá siempre un momento para todo: “Para todas las cosas (gira, gira, gira…) hay un tiempo
(gira, gira, gira...) y un momento para cada propósito bajo el cielo. Un momento
para nacer, y un momento para morir. Un momento para plantar, y un momento para
arrancar lo plantado. Un momento para matar, y un momento para curar. Un momento
para reír, y un momento para lamentarse”. La mítica guitarra de doce
cuerdas de Jim McGuinn armoniza hipnóticamente la cadencia de hechos para los
cuales existe un orden eterno, al cual muchas veces queremos enfrentarnos, como
si realmente quisiéramos atrapar el viento. “Un momento
para construir, y un momento para derrumbar. Un momento para bailar, y un momento
para estar de luto. Un momento para arrojar piedras, y otro para juntarlas.”
Uno de los primeros hits
antibélicos que tuvo el Rock & Roll, con obvias raíces en la eterna herida
abierta que es para los yanquis la Guerra de Vietnam, esa única guerra que
perdieron: “Un momento para ganar, y un momento
para perder. Un momento para rasgar, y un momento para coser lo rasgado. Un
momento para amar, y un momento para odiar. Un momento para la paz, ¡les juro que
aún no es tarde!”. Es así la vida, como nos demostró, a través de una
ficcionada historia norteamericana, ese corredor nato que era Forrest Gump: cuando
queremos atrapar el viento, terminamos flotando a su merced como una pluma. “Yo,
el Predicador, repito: ¡Vana ilusión, vana ilusión! ¡Todo es vana ilusión!”. ¡Feliz
Deprimartes para todos!
Me "apropio" (figuradamente) de tu entrada, últimamente los momentos se empeñan en mostrarme su importancia con contundencia.
ResponderBorrarMuy buena canción y de nuevo genial interpretación
Feliz semana
Sale el sol, se oculta y vuelve a salir... Creo que lo mejor de todo esto es ver que siempre habrá otro día, y que traerá nuevos momentos -tanto malos como buenos- como para que dejen su impronta en nuestra vida.
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