martes, 30 de abril de 2013

Capítulo 31: “Crying In The Rain”. A-HA. (1990)





Deprimartes climatológico:



Aquí les presento el relato de cómo se planea un robo que finalmente se concreta mal y a las apuradas, contado con la ayuda de abundantes tomas cinematográficas al mejor estilo de Alfred Hitchcock. Todo esto en un videoclip increíblemente desconectado de lo que dice la letra de la canción: “Algún día, mi llanto se terminará. Voy a caminar bajo el sol con una sonrisa. Porque si bien seguiré siendo un tonto, hasta que llegue ese día no voy a dejar que me veas quejándome”. Es casi incomprensible cómo pudo utilizarse un video con una trama totalmente policial para ilustrar un tema musical tan claramente romántico y emotivo… El tema en cuestión es un clásico de The Everly Brothers, esos dos hermanitos norteamericanos que le enseñaron a las siguientes generaciones de estrellas rockeras, cómo se hacen armonías vocales.



“Nunca dejaré que veas de qué manera mi corazón roto me está lastimando. Tengo mi orgullo y sé cómo ocultar mi pena y mi dolor”. Desde la gélida y extraña noruega llegó A-HA. Este trío de vikingos ochentosos, con un pop potente y la voz melosa de su líder, Morten Harket, vino para recordarnos que no se necesitan muchas clases de actuación para esconder la tristeza que nos deja un amor que se fue: “Si espero a que llegue la tormenta, no podrás diferenciar la lluvia de las lágrimas, y así nunca sabrás que aún te amo tanto y que el corazón todavía me duele. Lloraré en la lluvia”.



Ese tipo de dolor, oculto o explícito, con o sin espectadores, sigue siendo dolor. Y duele como mil demonios: “Estas gotas de lluvia que caen desde el cielo, no se pueden llevar toda mi miseria. Desde que no estamos juntos, rezo porque llegue la tormenta, para que esconda estas lágrimas que espero que nunca veas”. Con orgullo, pidamos que llueva entonces... Y aprovechemos para llorar. Que llueva, que llueva... La vieja está en la cueva. ¡Feliz Deprimartes!


martes, 23 de abril de 2013

Capítulo 30: “Nothing Compares 2 U” Sinead O’Connor. (1990)






Deprimartes otoñal:



Pocas mujeres poseen la extraña habilidad de lucir hermosas estando rapadas. Y ese parece ser el caso de esta irlandesa combativa. En un homenaje a Eugene Ionesco, la cantante calva comienza a desgranar su angustia con un dulce tono de ruiseñor moribundo: "Pasaron siete horas y quince días desde que te llevaste tu amor. Salgo todas las noches y duermo todo el día, desde que te llevaste tu amor. Desde que te fuiste puedo hacer lo que quiera, puedo ver a quien se me ocurra. Puedo ir a cenar a algún lugar lindo, pero nada, nada podrá llevarse esta tristeza".



En un video muy a tono con la tristeza del alma que parece esgrimir Sinead O’Connor, unas cuerdas de fondo acompañan sus pasos por una estancia en la cual se adivina el comienzo del frío. Parece ser un día ideal para lamentarse: “Puedo echármele encima al primer tipo que vea, pero él sólo me recordaría a ti. Fui a ver al doctor, ¿y sabes qué me dijo? Me dijo: ‘Nena, mejor empieza a divertirte, no te preocupes tanto por las consecuencias’… Pero él es un tonto”. Así nos pasó a todos. Recién se fue el amor, y obviamente, nuestro mundo quedó devastado. Son esos días en que uno no puede levantar la cabeza, porque unas lágrimas de plomo hacen que las mejillas pesen demasiado.



"Ha sido todo tan solitario aquí, como un pájaro sin una canción. Nada puede hacer que dejen de caer estas lágrimas solitarias... Dime, amor: ¿en qué me equivoqué?”. ¿Quién no se preguntó esto más de una vez? Era difícil respirar siquiera mientras había esperanzas, leves esperanzas de salir adelante, pero todas quedaban ocultas por el imparable deseo de un regreso, un deseo que terminaba por empañarlo todo: "Todas las flores que plantaste en el jardín, se murieron cuando te fuiste. Sé que vivir contigo a veces resultó difícil, pero estoy dispuesta a intentarlo una vez más. Porque nada se compara contigo". Y nada se comparaba al amor... Pero se fue, y luego vino otro. Hasta el próximo Deprimartes.