Deprimartes sinérgico:
“Dos de nosotros conduciendo sin un destino
específico, gastándonos el sueldo de alguien que seguramente lo ganó con mucho
esfuerzo. Tú y yo manejando un día domingo, sin poder llegar a casa en nuestro
viaje de regreso. Estamos volviendo a casa”. ¿Qué puede decirse de The Beatles que
aún no se haya dicho? Nada, literalmente; se ha intentado una y otra vez
decirlo todo sobre ellos, porque este grupo ha sido a la historia de la música
moderna lo que es un orgasmo a la vida de cualquier persona: algo casi imposible
de describir, ya que presentimos que no debe haber palabras que puedan hacerles
justicia. Aún hoy, luego de escuchar tanta y tan variada música, prácticamente
nada se les compara en su cualidad de inoxidables. Su música, casi como un
elemento divino, no se corrompe con el tiempo. Al igual que el oro, parecen no
perder el brillo jamás; y ante sus canciones uno tiene la misma sensación que
al estar contemplando “Las meninas” de Velázquez en el Museo del Prado. Se siente
que estamos frente a algo que trascenderá el tiempo mucho después de que
nuestro nombre haya sido olvidado.
Esta canción pareciera describir casi sin querer ese
acuerdo tácito que existió entre sus dos mayores compositores. La maravillosa
unión entre un maniático musical y un genio creativo. Eso eran James Paul
McCartney y John Winston Lennon. Dos simples integrantes de la clase obrera de
un puerto perdido en el norte inglés, que escondían un cóctel poderosísimo en
cuanto a su acople musical. No hubo antes ni volverá a haber una dupla
compositiva tan exitosa. Y eso que ellos se describían de una manera bien
simplona: “Dos de nosotros mandando postales,
escribiendo cartas sobre mi pared. Tú y yo quemando fósforos, metiéndonos por las
ventanas, mientras tratamos de volver a casa. Estamos volviendo a casa”.
Es obvio que la canción fue escrita por Paul para celebrar su último escape con
su nueva novia, quien sería su gran amor, la fotógrafa Linda Eastman. Pero
desde un punto de vista metafórico bien podría aplicarse al camino recorrido
con su compañero de banda, con quien aquí hacen un excelente dueto a lo largo
de toda la canción.
“Tú y yo tenemos recuerdos que son más grandes
que el camino que se extiende delante nuestro”. Los Beatles grabaron trece álbumes en
sólo siete años –sin contar que uno de esos álbumes es doble, y sin contar
tampoco que grabaron la cantidad de simples necesarios como para llenar dos
álbumes más-, lo cual los convierte en una banda con un inigualable promedio de
edición de material. La dupla Lennon-McCartney componía a toda marcha, y los
arreglos musicales con los que colaboraban George Harrison y Ringo Starr no
hacían más que comprobar lo que es la sinergia: la suma de las partes es muy
superior a lo que esas partes pueden hacer por sí mismas. Y aún así, cuando
grabaron este tema, ya estaban casi separados. Fue el último día de las infames
sesiones del disco “Let It Be”, un día después de haber tocado en la terraza de
los edificios Apple el que sería su último concierto. En medio de discusiones y
sinsabores, estaban terminando ese largo y sinuoso camino de regreso a casa; y
atrás habían quedado sus mejores aventuras: “Dos de
nosotros usando impermeables, parados solos bajo el sol. Tú y yo corriendo
atrás de papeles, sin llegar a nada, en nuestro viaje de regreso a casa.
Estamos volviendo a casa”. Se fue con ellos una historia insuperable, un
viaje mágico y misterioso –como lo es este hermoso video de reciente factura-
que como todo buen cuento de hadas, en algún momento debe terminar… Aunque
siempre podremos volver a convocar el hechizo, con simplemente escucharlos otra
vez. ¡Feliz Deprimartes!
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