Steve Winwood es un enorme multiinstrumentista,
quien supiera tocar en grupos legendarios como Traffic y Blind Faith. En éste
último conoció a su amigo Eric Clapton, quien en más de una ocasión lo mencionó
como su tecladista preferido, y ha grabado álbumes exclusivamente con él.
Además de tocar al lado de monstruos como Al di Meola, Joe Walsh, James Taylor
y Tom Petty, también tuvo una muy buena carrera como solista; con éxitos internacionales
como “Back In The High Life” y “Higher Love”. Pero el tema que nos ocupa hoy ha
sido utilizado en más de una oportunidad por campañas publicitarias: “Tan salvaje, parada ahí, con sus manos en el pelo. No
puedo recordar cuándo fue que me tocó. Todavía no hubo otra cara que pudiera reemplazarla”.
“Tan agradable,
ella era como el jazz en una tarde de verano. Música fuerte y hermosa. Y entonces
desapareció. No, ella no puede ser así de cálida; como si tuviera el viento
bajo sus brazos”. Musicalmente hablando, es increíble que este tema aún
hoy sea interesante; ya que parece un compendio de los errores que cometió el
primer Synth-pop, y que ha hecho que los éxitos de esa época envejecieran tan
mal. La base del tema tiene un sonido más propio de algún videojuego arcade que
de un clásico del Rock, ya que sustituye el bajo por una base programada y la
batería, obviamente, es electrónica. Además, el riff característico de la introducción
consta de unos ataques de trompetas hechos con el teclado, algo de un gusto muy
cuestionable; y el solo se regodea con ese sonido tan característico de cuando
los sintetizadores recién daban sus primeros pasos en el Rock. Para colmo de
males, además de todos los clichés ochentosos que tiene este tema, el videoclip
no le va en zaga y hace uso y abuso de un baratísimo croma (ese efecto en el
cual el saco de Steve desaparece sobre el fondo negro). Todo tan “kitsch”, que
se me ocurre como una postal de una época decadente. Encima, la letra del tema
no es la gran cosa… A pesar de este tipo de esperpentos, el Rock sobrevivió: “Valerie, llámame. Llámame, Valerie. Ven a verme, soy el
mismo chico que solía ser”.
El amor aparece y desaparece, puede
irrumpir en nuestras vidas sólo como un momento fugaz. Lo importante es saber
si hicimos todo lo necesario como para retenerlo, o tan sólo lo dejamos ser. Y
en este caso parece que estamos frente a una persona que no hace más que ser un
mero espectador del amor que se le presenta. A lo largo de toda la letra, su
pasividad es pasmosa, no hace nada para lograr que la chica de sus sueños se
quede en su vida. Al menos, rescato la poesía de la siguiente metáfora: “Las canciones de amor llenan la noche, pero parece que
no logran decirlo todo. Al menos no dicen cómo los amantes lloran, como si estuvieran
por morir. Su llanto aún permanece suspendido en el tiempo”. Es así…
Aquellos que aman, lloran como si de eso dependiera su vida. Pero este buen
muchacho no hace mucho más que eso. Ni siquiera recuerda cuándo fue que ella lo
tocó a él, y no a la inversa. Su única acción concreta es desear que algún buen
día el viento se la traiga de vuelta. “En algún
lugar, algún día, un buen soplo de viento me la traerá de vuelta. Alguna noche
tal vez la escuche, tal como era antes”. En fin… Menos palabras, y más
acción. ¡Feliz Deprimartes!
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