Deprimartes optimista:
Cat Stevens desde hace unas
cuatro décadas es conocido por el nombre de Yusuf Islam. Es el único artista con
categoría de estrella del Rock clásico en seguir las enseñanzas de Mahoma y convertirse
a la religión musulmana. Luego de una catarata de éxitos de estilo folk, abrazó
la voluntad de Allah y desapareció de la música; sólo para volver hace muy
pocos años, ya con la sabiduría suficiente como para no renegar de quien fue, y
para recordar que alguna vez supo inspirarse para componer sus poesías
musicales en cosas tan triviales como su propia sombra producida por la luz de
la Luna: “Sí, me está siguiendo una sombra de la
Luna, sombra de la Luna. Saltando y brincando sobre la sombra de la Luna”.
Esta canción es de un optimismo
rampante, simplón y efectivo; casi adverso a todo lo que analiza este humilde
blog. La letra se propone ver siempre el lado positivo de todas las calamidades
que pudieran ocurrir, tal como hacía el Job del Antiguo Testamento. Pero claro,
admite una cuota de fatalismo, ya que parece esperar que esas catástrofes se
avecinen, sólo para seguir viviendo la vida como hasta ahora se ha hecho, como
si nada importara: “Y si alguna vez perdiera mis
manos, si perdiera mi arado y mis tierras. Si alguna vez perdiera mis manos,
pues entonces ya no tendría que trabajar nunca más. Y si alguna vez perdiera
mis ojos, si mis colores se apagaran… Si alguna vez perdiera mis ojos, pues
entonces ya no tendré que llorar nunca más”.
Este tema de su álbum “Teaser And
The Firecat” cuenta con un hermosísimo videoclip animado, que en su
presentación nos anuncia que a continuación comenzará una historia verídica cantada
por Cat Stevens: el pequeño Teaser, acompañado de su gato Firecat, se
encuentran con la Luna atascada en el techo de un granero, y en su intento por
salvarla terminan montados en ella para emprender un viaje casi psicodélico,
naif; con la inocencia que sólo un niño soñador puede tener. Y eso me ha
llevado a pensar: ¿por qué perdemos esa tierna y cándida ingenuidad, esa que
nos hace esperar lo mejor de la vida?: “Y si alguna
vez perdiera mis piernas, no me quejaré ni voy a rogar. Oh, si alguna vez
perdiera mis piernas, pues entonces ya no tendré que seguir caminando. Y si
alguna vez perdiera mi boca, todos mis dientes; los de arriba y los de abajo,
si alguna vez perdiera mi boca, pues entonces ya no tendré que hablar”. ¿Cuándo
es que renunciamos a usar la Luna como acompañante de vuelo por coloridos mundos
imaginarios, y nos contentamos con mirar paredes grises y descascaradas? ¿Qué
es lo que negociamos por dejar de creer en lo imposible y volvernos en seres desconfiados,
amargados y desilusionados? ¿Qué ganamos al volvernos adultos?... Honestamente,
aún no pude averiguarlo.
Es imposible no seguir el
recorrido de Teaser y su gato por ese universo multicolor sin volver a sentirse
un niño. Es un pequeño espejo en el cual mirar lo que alguna vez fuimos, y sorprendernos
disfrutando del viaje que hace la lágrima que termina besando la comisura de
una dulce sonrisa que nos adorna la cara. Nuestro niño interior parece aún
estar allí, preguntándonos por qué tardamos tanto en visitarlo: “¿Te tomó mucho tiempo encontrarme? –le pregunté a la
fiel luz- ¿Te tomó mucho tiempo encontrarme? ¿Y vas a quedarte conmigo toda la
noche?”. ¡Feliz Deprimartes para todos, queridos amigos!
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