Deprimartes hogareño:
Este Deprimartes, y el que le
sigue, son muy especiales para mí. No porque sean grandes temas en sí, sino porque
con ambas canciones solía despertarme allá por mediados de los ’90. Recién
independizado, viviendo en mi departamento y con apenas veinte años, mi reloj
despertador me levantaba de la cama al ritmo de estos temas; y me quedaron
grabados a fuego como un recuerdo de una época dorada para mí. Acababa de dejar
mi casa paterna, donde muy atrás quedaban momentos parecidos a estos: “El padre se puso su mejor ropa, la madre está exhausta y
necesita un descanso. Mientras que los niños bajan las escaleras jugando, la
hermana suspira entre sueños; y el hermano tiene una cita a la que acudir, así
que no puede perder el tiempo”.
El videoclip comienza con un poco
del afamado humor inglés, con un hombre preguntándole a los extraños que se
cruza por la calle si ellos saben adónde está su casa: “Nuestra
casa siempre está llena de gente, todo el tiempo están pasando cosas, y por lo
general se habla a los gritos. Nuestra mamá está orgullosa de cómo tiene la casa,
nada la detiene, y no permite que nada esté fuera de lugar”. Aunque
obviamente el video está ambientado para retratar un típico hogar de la muy
extraña clase obrera inglesa, la letra de esta canción puede aplicarse a lo que
ocurre en una casa familiar cualquiera: “El padre
se levanta tarde para ir a trabajar, la madre todavía tiene que plancharle la
camisa y enviar a los niños a la escuela. Los despide con un beso, es a ella a
quien todos van a extrañar de muchas maneras”.
Este grupo británico siempre tuvo
el espíritu de una estudiantina desbocada, pero aún así se tomaron la música lo
suficientemente en serio como para lograr el éxito con temas como “One Step
Beyond”, “House Of Fun” e “It Must Be Love”, entre muchos otros. Y en su
repertorio primó el Ska, que a pesar de haber nacido en Jamaica en los años ’50
–y de ser el hermano mayor del Reggae-, tuvo un enorme éxito a comienzos de los
’80 con grupos como Madness, The Specials y UB40, por mencionar algunos. En esa
época las bandas pasaron a tener músicos con instrumentos de viento actuando
como neuróticos y vistiendo listones cuadriculados en blanco y negro; lo que terminó
por convertirse en un símbolo del Ska. Movimiento particular si los hubo, donde
estaba permitido parecer un imbécil al bailar como si se corriera sin moverse
del mismo lugar, mientras se cantaba algo así: “Nuestra
casa, era nuestro castillo y nuestra torre, nuestra casa, en el medio de
nuestra calle. Nuestra casa, allí era donde solíamos dormir, nuestra casa, en
el medio de nuestra calle”.
“Recuerdo
aquellos tiempos cuando todo era verdad, cuando pasábamos tan buenos momentos, tan
magníficos momentos, éramos tan felices. Y recuerdo cómo jugábamos, simplemente
pasando el día juntos. Y luego nos dijimos que nada se interpondría entre
nosotros; éramos unos soñadores”. Es imposible no extrañar ese tiempo en
que éramos niños, y los engranajes de la vida eran algo que veíamos moverse sin
entender. A pesar de las añoranzas que nos despierta el hogar de nuestros
padres, y todo el tiempo que transcurrimos en él mientras nos convertíamos en
personas, no hay que olvidar también la parte negativa de nuestra infancia y
adolescencia. Por momentos, la crianza familiar suele volverse un caldo de
cultivo para todos los traumas que nos perseguirán el resto de nuestra vida.
Nunca tan cierto este verso de la canción: “Algo internamente
te dice que tienes que alejarte de ella”. ¡Feliz Deprimartes!
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