martes, 17 de enero de 2017

Capítulo 153: “(All I Have To Do Is) Dream”. The Everly Brothers. (1958)



Deprimartes armonizado:

El simple acto de amonizar. Una primera voz entona una melodía abrazada por otra que canta una melodía similar, pero diferente, un par de tonos más arriba, o más abajo, o atravesándose de arriba abajo, o de abajo arriba, todo es válido; el secreto y el arte reside en encontrar las combinaciones de notas que encajen de manera agradable en el oído del público. Y en eso, como en casi todas las cosas, también hubo próceres: “Soñar, soñar, soñar… Cuando te quiera en mis brazos, cuando quiera quedarme con todos tus encantos; en cualquier momento en que te quiera para mí, lo único que tengo que hacer es ponerme a soñar”. Si bien es algo tan antiguo como la música misma, se puede decir que los inventores de la armonía vocal en la Era Rock fueron Phil y Don Everly, quienes les enseñaron a cantar a toda la generación que nos daría las mayores cimas del Rock & Pop como The Beach Boys, The Beatles, Simon & Garfunkel, The Hollies, Crosby Stills & Nash, etc. No hay uno solo de ellos que no se haya basado en lo que hacían estos hermanitos veinteañeros vestidos de punta en blanco.

“Cuando me sienta triste en la noche y necesite que me abraces fuerte, en cualquier momento en que te quiera para mí, lo único que tengo que hacer es ponerme a soñar”. Si bien puede decirse que sus canciones eran relativamente simples, y sus letras nunca llegaron a escapar de la temática más simple de los amores estudiantiles, esto mismo le ocurrió a todos los músicos en los años 50’; una época de arreglos casi inexistentes en el naciente Rock, donde reinaban las voces bien limpias y pulidas, y una casi infaltable guitarra con efecto trémolo. Pero cuando finalmente la gloriosa década de los años ’60 los tomó por sorpresa, como a casi todos los de esa primera generación, se quedaron para siempre como un símbolo de la época de los héroes fundacionales del Rockabilly.


“Podría hacerte mía, y degustar tus labios color de vino en cualquier momento, sea día o sea noche. El único problema es que voy a pasarme la vida soñando”. Ya lo decía Calderón de la Barca: soñar no cuesta nada. Y por ser gratis, puede volverse una adicción. ¿Vale la pena perder la vida en ensoñaciones que jamás se harán realidad? Aunque también es válido recordarnos que toda realidad lograda, siempre antes fue soñada. Es imposible lograr una meta sin que primero se nos aparezca como una fantasía gloriosa e inalcanzable. Supongo que, como en todo, el éxito radica en encontrar el justo balance entre sueño y esfuerzo: “Te necesito tanto que siento que podría morirme, y te amo tanto que es por eso que cada vez que te quiera para mí, lo único que tengo que hacer es ponerme a soñar”. ¡Feliz Deprimartes!

2 comentarios:

  1. Para mí, una de las canciones más bonitas que se hicieron nunca. Una de mis preferidas, de las primeras que hice en mi blog.

    Una gran alegría tenerte de vuelta.

    Abrazo

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras, y la alegría es mía por tenerte de visita por este humilde blog. Una maravilla todo lo que hicieron los Everly.

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