Deprimartes montañés:
“Parado en la cima de una montaña, mirando hacia la ciudad que
está abajo, siento la misma tristeza que siente un perro perdido. Las lágrimas
caen por la ladera de la montaña. Tantas veces estuve aquí, tantas veces he
llorado. Porque solíamos ser felices cuando estábamos enamorados, sentíamos que
estábamos en lo alto de una montaña de amor”. Se me escapa
una lágrima al escuchar este tema. Y es que yo crecí escuchando este tipo de
canciones. Mis padres han sido toda la vida fanáticos enfermos de la música de Creedence
Clearwater Revival y de Johnny Rivers. Les es imposible aún hoy, ya bien
entrados en años, escuchar un tema como éste y no saltar de la silla y ponerse a
bailar Rock & Roll de la manera clásica, esa forma de bailar que se
aprendía agarrando el picaporte de una puerta. Tan conectados estuvieron
siempre con esta música entre campirana y enérgica, que llegaron al segundo
puesto de un concurso de baile de Rock… ¡Con mi madre embarazada de ocho meses,
a punto de dar a luz a mi hermano! Y así fue que mi infancia estuvo siempre
adornada por temas como “The Seventh Son”, “Memphis Tennessee”, “Secret Agent
Man”, “John Lee Hooker ‘74”, “The Midnight Special”, o el que aquí les traigo: “Noche tras noche me quedo aquí arriba, parado en soledad; y
mi corazón llora hasta que llega el frío y gris amanecer. Me la paso rezando
para que te sientas sola y vengas aquí tú también, con la esperanza de que por
casualidad pueda conseguir verte aunque sea por un instante. Trato con todas
mis fuerzas de encontrarte por algún sitio aquí arriba, en esta montaña de
amor”.
Este guitarrista y cantante sureño -en quien obviamente está
basado el personaje que Val Kilmer interpreta en la comiquísima película “Top
Secret”- nació llamándose John Ramistella, y recibió su nombre artístico de
“Johnny Rivers” de parte de nada más ni nada menos que de Alan Freed, el mismo
disc jockey a quien se le atribuye la invención del término “Rock And Roll”; y
con este seudónimo que evocaba la fuerza del río Mississippi, tomó por sorpresa
los charts americanos con apenas 22 años, gracias a una serie de exitosísimos
singles: “Una montaña de amor, una montaña de
amor. Deberías sentirte avergonzada. Nosotros solíamos ser como una montaña de
amor, pero tú preferiste cambiarte de nombre”. Desde la década del ’80 en
adelante, lo más notorio de su carrera ha sido el poner de moda la barba tipo “mosca”,
que usó en casi todas sus presentaciones.
A pesar del tono festivo y despreocupado de la melodía, y de
lo simple de la letra, es obvio que el protagonista de esta canción lidia con
emociones muy hondas. Va a dejar secar su corazón destrozado en la cima de una
montaña, como para emular el sentimiento que lo acompañaba mientras estaba en pareja,
arriba de una montaña de amor y mirando al mundo a sus pies. Ese mismo tono
despreocupado nos deja flotando en el aire una sensación de que en el futuro todo
esto también quedará en el olvido: “Camino abajo vive
medio millón de personas, y en algún lugar hay una iglesia con un alto
campanario. Dentro de la iglesia hay un altar lleno de flores. Están sonando
las campanas de casamiento, y deberían sonar por nosotros. Por eso es que estoy
tan solo, mis sueños se fueron barranca abajo, desde lo alto de esta montaña de
amor”. ¡Feliz Deprimartes!
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