martes, 24 de octubre de 2017

Capítulo 191: “Patience”. Guns N’ Roses. (1989)



Deprimartes aplacador:

Debo reconocerlo: siempre he tenido problemas con Guns N’ Roses. En su momento, no me gustaron para nada; pero aún así el mundo se deshacía en elogios por lo que muchos consideran todavía hoy como “la última gran banda de Rock & Roll”. Y a base de ponerle empeño, fui entendiendo lo que la gente decía. Siguen sin ser de mi agrado, pero hoy me es evidente el por qué ocupan el lugar que ocupan en la historia de la música moderna. Su potencia, sumada a la autenticidad de su postura de “Rock Stars”, los han vuelto una banda fundamental en el oído de cualquier melómano rockero. La inconfundible voz de Axl Rose, sumados a la base que supieron darle Izzy Stradlin, Duff McKagan y Steven Adler, y por sobre todas las cosas el brillo enceguedecor de la guitarra principal de Slash; hacen que el sonido de esta banda esa reconocible en cualquier parte del planeta. Se cansaron de vender millonadas de discos con álbumes como Appetite For Destruction y Use Your Illusion I y II, imprescindibles en el cambio de década de 1980 a 1990. De ellos se desprenden hits poderosos y de riffs bien frontales, pero aún así sabían cuando detenerse a pensar y ensayar un ejercicio acústico como éste: “Se me escapa una lágrima porque te extraño, pero siento que todavía puedo sonreír. Nena, ahora pienso en ti cada día. Hubo un tiempo en que no me sentía seguro, pero tú haces que mi mente se tranquilice. No hay dudas de que ahora estás en mi corazón. Mujer, te dije que te lo tomaras con calma; las cosas se resolverán por sí mismas. Lo único que necesitamos es un poco de paciencia. Cariño, te dije que fuéramos lento; y volveríamos a estar juntos. Tan sólo necesitamos un poco de paciencia. Oh, sí”. Aún en esta versión desenchufada de sí mismos no pueden disimular la enorme potencia rockera que siempre los caracterizó.

“Me fui a sentar en las escaleras porque quería estar solo. Si no puedo estar contigo ahora mismo, entonces esperaré. A veces me pongo tan tenso, pero no puedo acelerar el paso del tiempo. Y ya sabes, amor, hay más de una cosa que tenemos que considerar. Mujer, te dije que te lo tomaras con calma; las cosas van a estar bien. Tú y yo podríamos ser un poco pacientes. Cariño, te dije que te tomaras tu tiempo; porque las luces están brillando y tú y yo tenemos lo que se necesita para arreglar esto. No vamos a fingir, no permitiremos que esto se rompa. Porque sé que podemos con esto”. El video de esta canción me ha llevado a cavilar sobre algo tan vago como esos episodios pasajeros de la vida, esos pequeños encuentros furtivos que se desvanecen en el olvido; y que suelen darse en las habitaciones y los pasillos de un hotel. Pocos lugares hay como éste –otro ejemplo bien podría ser el de un aeropuerto- donde uno se entrecruza con gente con la cual jamás compartirá más que un simple intercambio de miradas, y eso en el mejor de los casos. En el videoclip esto está tan bien reflejado que lleva a la reflexión sobre la futilidad y el vacío en que se sumerge la vida cuando el viaje es continuo, como en el caso de los músicos que viven de gira. Debe ser difícil sobrellevar esa última sensación de desarraigo, de nunca estar en casa, como para encima tener que considerar situaciones tales como una separación amorosa. Supongo que este tipo de circunstancias desequilibran a más de uno, y ni qué hablar de una estrella de Rock; que suelen ser personas con mentalidades problemáticas y con tendencias al abuso de estupefacientes. Si hay algo que no los caracteriza, es la paciencia… Será por eso tal vez que es común oír noticias acerca de rockeros generando incidentes en habitaciones de hotel:  “Necesitamos un poco de paciencia… Sólo un poco de paciencia”.

La autoría de esta canción le pertenece al guitarra rítmica Izzy Stradlin, y en su lograda letra se trasluce una cierta madurez; de esas que se logran luego de atravesar una crisis amorosa tras otra. No todos tienen una actitud cuasi budista como para lograr la tranquilidad necesaria para superar las adversidades. Y es que en eso parece radicar el gran secreto como para salir del abismo. Ante un desastre, lo primero que hay que hacer es respirar y conseguir la calma para pensar con claridad. A veces, para que una pareja se recomponga, es imprescindible estar solos por un tiempo, y repensar las cosas a la distancia: “He estado caminando por estas calles en la noche, tratando de entender lo que nos pasa. Pero es difícil darse cuenta con tanta gente alrededor, tú sabes que no me gustan las multitudes. Pero las calles no cambian, excepto por su nombre; y yo no tengo tiempo para este juego. Porque te necesito. Te necesito ahora”. ¡Feliz Deprimartes!

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