martes, 25 de julio de 2017

Capítulo 178: “Love Will Tear Us Apart”. Joy Division. (1980)



Deprimartes epiléptico:

Joy Division fue una banda inglesa de cortísima duración –tan sólo llegaron a editar dos discos- y que pasó casi desapercibida en los charts británicos, pero cuya influencia terminó siendo primordial en la conformación de lo poco digno de rescatar que habría en el Rock de la década del ’80: “Cuando la rutina muerde fuerte y las ambiciones son muy bajas. Cuando el resentimiento se eleva, las emociones no crecen; y terminamos cambiando nuestros destinos, tomando diferentes caminos”. El sonido predominante del bajo en esta canción, llevando la melodía como si fuera un riff repetitivo, iba a terminar por transformarse en una norma a la cual se apegarían todos aquellos artistas que habían descubierto su veta creativa en el Punk y que ya sentían que ese movimiento tan efímero y básico no les alcanzaba para demostrar todo su talento.

Cabe destacar que los integrantes de este grupo terminaron por conformar otra banda aclamada por el público y la crítica: New Order, quienes supieron mezclar con una gran cuota de buen gusto la música Post-Punk que venían realizando con los nuevos sonidos de los sintetizadores. Pero esta reconversión debieron hacerla a la fuerza, ya que faltando sólo dos meses para editar su segundo disco, la pieza fundamental de Joy Division decidió terminar con su vida. Estoy hablando de su cantante Ian Curtis, un alma atormentada por sus propios demonios internos; esos que hacían que a diferencia del resto de los artistas Punk él le cantara a la desesperación y a la falta de confianza: “¿Por qué el dormitorio está tan frío? Tú me das la espalda desde tu lado de la cama. ¿Es que acaso no tuve la suficiente paciencia? Nuestro respeto mutuo está a punto de terminarse, y sin embargo todavía está esta atracción que nos hemos profesado durante toda la vida”. Otro de los monstruos que le retorcían la vida a Ian Curtis era su tremenda condición de epiléptico, la cual hacía que entrara en convulsiones con demasiada frecuencia; incluso en medio de sus shows. Y como frutilla del postre estaba su matrimonio disfuncional, al cual parece cantarle a lo largo de toda esta canción. Su personalidad depresiva se mezcló con su enfermedad, y al igual que le ocurrió al gran escritor ruso Fiódor Dostoyevski, ese cóctel no podría traerle nada bueno a su existencia. De hecho, la carga fue demasiada para este joven de Manchester, y finalmente decidió quitarse la vida ahorcándose a unos tempranos 23 años.

“Mientras duermes gritas todos mis errores. Y me va quedando un mal gusto en la boca a medida que la desesperación se apodera de esto, y hace que algo tan bueno ya no pueda funcionar más”. La letra de esta canción provoca frontalmente ese mensaje facilista y edulcorado que el Rock suele endilgarle al amor. Es cierto, el amor puede salvar tu vida, y puede que sea todo lo que necesites; pero también es cierto que el amor es filoso, oscuro y lacrimógeno. El amor puede iluminar tu vida, pero también es verdad que puede destruirla por completo. Así que mucho cuidado con el amor: “Entonces, resulta ser que el amor terminará por separanos otra vez”. ¡Feliz Deprimartes!

martes, 18 de julio de 2017

Capítulo 177: “Virtual Insanity”. Jamiroquai. (1996)



Deprimartes insano:

“¿En qué estamos viviendo? Deja que te cuente”. Y así comienza esta diatriba, que por momentos suena casi rapeada, de parte de Jay Kay; frontman y fundador de esta banda imprescindible desde los años ’90 a esta parte. Y es que la música de Jamiroquai intentó ser definida con un término tan vago como inapropiado como lo es “Acid Jazz”, cuando en realidad describe una mixtura tan extraña como efectiva entre el Funk, el Disco, y los ritmos afroamericanos. Y vaya si es una buena mezcla, ya que su resultado final es una música que va desde el “Chill Out” al “Dance”, desde esa sensación agradable de estar en la compañía de amigos al ritmo atrapante que te arrastra hasta una pista de baile.

“Es un milagro que el hombre al menos pueda alimentarse, cuando unos problemas tan pequeños se han hecho tan grandes. Es como si hubiéramos conjurado algún tipo de maldición sobre nosotros mismos. Y me encuentro con que le brindo todo mi amor a este mundo sólo para encontrarme con que se me prohibe ver, que se me prohibe respirar, y que ya no nos dejan estar juntos”. Una cosa con la que se ha identificado siempre a Jamiroquai, además de la música más “cool” del planeta, es con que por lo general sus letras suelen traer implícitas algún tipo de mensaje social o ecológico. En este caso estamos ante una queja acerca de lo tan regulada que está la sociedad en la que vivimos, que no nos permite siquiera hacer aquellas cosas que nos harían sentir libres: “Y nada va a cambiar la forma en la que vivimos, porque parece que sólo podemos tomar lo que nos dan, pero no nos permiten aportar nada. Y ahora todo parece que está cambiando para peor. Es un mundo loco este en el que vivimos, y no logro ver a esa otra supuesta mitad del mundo que está inmersa en el pecado”.

 “Es todo lo que podemos hacer por esos futuros enteramente fabricados con la locura virtual que hay ahora, ya que siempre parecen estar gobernados por el amor que sentimos por nuestra nueva retorcida e inútil tecnología. Hasta el día en que ya no haya más sonidos, ya que continuaremos nuestra vida enterrados bajo el suelo”. Es increíble que la letra de esta canción de mediados de la última década del Siglo XX anuncie con tanta certeza lo que se vendría, y que vaya tan acorde a lo que ocurre ya bien entrado el Nuevo Milenio. Y es que la tecnología ha ido apropiándose cada vez más de nuestra vida. Tal es así que hoy vivimos un corte en el servicio de luz como si fuera una catástrofe bíblica. Necesitamos tanto de nuestra tecnología, que efectivamente pasa a convertirse –y a convertirnos- en algo retorcido e inútil. Parece ser que la clave de este futuro es el siguiente lema: teléfonos cada vez más inteligentes y gente cada vez más estúpida: “Y estoy pensando en qué lío estamos metidos. Es difícil saber siquiera por dónde comenzar. Si tan sólo pudiera aflojar estos enfermizos lazos con los que el hombre común se ha aprisionado. Porque parece que ahora toda madre puede escoger el color de su hijo, y esa no es la manera en que la Naturaleza actúa; o al menos eso fue lo que me dijeron hasta ayer. Y ahora resulta que no nos queda más que rezar, así que creo que es tiempo de que yo funde mi propia nueva religión. Es tan loco, porque parece que vamos encaminados a sintetizar una nueva variedad de seres humanos. Hay algo en estos futuros que se avecinan que tendría que ser denunciado”.

“Ya no hay sonidos, porque todos estamos viviendo bajo el suelo. Y ahora sí que lo que hay es locura virtual, así que vete olvidando de tu realidad virtual. Sé que no hay nada tan malo como esto”. Aquí hay que hacer una mención especial al videoclip de este tema. Su director fue Jonathan Glazer, genio detrás de las cámaras de joyas de la historia del video como “The Universal” de Blur, y “Karma Police” de Radiohead; y en este caso no se queda atrás con la creatividad, ya que este es considerado uno de los videoclips más memorables de todos los tiempos. La falta de lógica con que las cosas se mueven en este cuarto trata de graficarnos aquello en lo que estamos viviendo hoy en día, tal cual nos lo quiso explicar Jay Kay desde el comienzo: “Locura virtual. Eso es en lo que estamos viviendo”. ¡Feliz Deprimartes!


martes, 11 de julio de 2017

Capítulo 176: “Rent”. Pet Shop Boys. (1987)



Deprimartes alquilado:

“Es fácil, es tan fácil”. Así de simple y conciso debería ser el manual del usuario para comenzar a ejercer la profesión más antigua del mundo: “Tú me vistes, soy tu marioneta. Tú me compras cosas, y yo amo que lo hagas. Me alimentas, lo necesito. Me das amor, y yo lo mantengo vivo”. Por extraño que pueda sonar, a veces el amor rentado es casi o aún más valedero que aquel que se entrega sin supuestamente esperar nada a cambio. En lo personal, jamás pagué por sexo, y es una de esas pocas cosas que estoy seguro que no haré hasta el día en que me muera, junto con fumar tabaco y hacer surf. Pero recuerdo bien la charla que una vez tuve con un taxista, que me explicaba los beneficios de recurrir a una trabajadora sexual frente al hecho de tener que salir a conquistar una mujer: mientras que uno se prepara toda una tarde para salir a ganarse los favores de un nuevo amor, invirtiendo una buena suma de dinero en salir a comer, a bailar, y demás menesteres, corre con la desventaja de que la fémina en cuestión puede echarse para atrás en cualquier momento, y aún usando la más barata de las excusas. Mientras que cuando uno paga, recibe lo que busca… Lógica pura. Aún así, seguiré sin pagar.

Pero no hay por qué vivir este tipo de relaciones como un mero intercambio comercial. Si la persona que hace el aporte económico, también conocido como “el caballo blanco”, sabe resguardar la dignidad de la parte que provee la materia prima afectiva, la relación puede convertirse en un amor tan bien falsificado, que ni aún el más avezado podría notar la diferencia con uno auténtico: “Y ahora míranos a los dos, llevándonos bien con todo lo que nos rodea. Nunca quise nada, y eso es fácil porque tú compras todo lo que necesito. Pero échale un vistazo a mis esperanzas, a mis sueños; dejar todo eso me costó tanto como el dinero que gastamos. Yo te amo, y tú pagas mi renta”. Como se ve en este videoclip, cuidando las formas, siempre es más sencillo relacionarse con quienes están un escalón más abajo en la pirámide social.

Los responsables de este tema son los Pet Shop Boys, un dúo inglés de Synth-Pop –de hecho, el dúo más exitoso de la historia británica, con más de veinte singles en el Top 10-, que tiene la particularidad de intitular a todos sus álbumes con una única palabra. Neil Tennant y Chris Lowe aún hoy continúan siendo los Chicos de la Tienda de Mascotas, y son muy reconocidos dentro del ambiente gay por su sonido y por la temática de sus letras; si bien ellos no necesariamente han hecho pública su orientación sexual: “Me llamaste en la tarde para hablar de los rumores, y me compraste caviar. Me llevaste a un restaurante en Broadway para contarme quién eres en realidad. Nunca, jamás discutimos; nunca calculamos el dinero que gastamos. Yo te amo, tú pagas mi renta”. En muchas de sus composiciones utilizan un lenguaje neutral, como para que pueda ser cantado sin asumir el género de quien canta.


“Y ahora míranos a los dos, llevándonos tan bien; a veces hasta terminamos en éxtasis. Las palabras significan tan poco, y el dinero menos, cuando te recuestas a mi lado”. Para aquellos que piensen que la música electrónica demanda un muy poco uso de talento, pueden darse una idea de que este tema se convierte en una hermosa versión acústica cuando la tocan en vivo, acompañándose sólo con una guitarra. Y se quejan de que nunca los invitaron a tocar en el programa “MTV Unplugged”… En fin… ¡Feliz Deprimartes!

martes, 4 de julio de 2017

Capítulo 175: “Reflections Of My Life”. Marmalade. (1969)



Deprimartes reflexivo:

“El cambio de la luz del sol a esta luz de luna me deja lleno de reflexiones sobre mi vida. Oh, cómo llenan mis ojos. Los saludos de la gente que está en problemas, mientras reflexiono sobre mi vida, también llenan mis ojos”. Marmalade fue el primer grupo escocés en llegar al Nº1 de las listas británicas, y lo hicieron con su versión de un tema de los Beatles que ni siquiera los Fab Four habían sacado como un sencillo, porque sabían que todo el mundo la terminaría por odiar: “Ob-La-Di Ob-La-Da”. Y los chicos de Marmalade festejaron su éxito presentándose en la TV inglesa para interpretar el tema todos vestidos con “kilts”, las típicas polleras del pueblo de las gaitas. Historia muy colorida como para venir de la misma banda que luego editaría este tema tan meditabundo: “Oh, mis penas y mi futuro tan triste me llevan de vuelta a mi hogar. Oh, mis lágrimas cayendo, siento que estoy muriendo. Me muero”.

Esta canción con letra tan evocativa está adornada con unas increíbles armonías vocales en los coros, tan bien ensambladas que recuerdan a las que hacían The Hollies. Y el muy logrado solo de guitarra tiene la particularidad de contener algunos fraseos que están grabados y reproducidos al revés: “Estoy cambiando, arreglándome; estoy cambiando. Cambiando todo, cambiándolo todo a mi alrededor”.

Todo el clima en que nos envuelve esta balada remite a esa sensación de no pertenencia en que nos deja sumida la melancolía, especialmente cuando se apodera de todos nuestros pensamientos y nos lleva a esos momentos en que éramos realmente felices. Es un difícil arte ese de viajar hacia nuestro propio pasado sin perder la dignidad, para reconfigurar recuerdos y lograr que nuestra vida tenga un carácter más heroico. Es una pericia que logramos aquellos que ya contamos con varias décadas en nuestro prontuario. Pero lo realmente difícil es sobrellevar el pesado desasosiego con que los recuerdos hermosos nos devuelven cruelmente a nuestro presente gris: “El mundo es un lugar muy feo, un terrible lugar en el cual vivir, pero no quiero morirme”. Por el momento, yo tampoco quiero morirme. ¡Feliz Deprimartes!