martes, 23 de noviembre de 2021

Capítulo 298: “Something About You”. Level 42. (1985)

 



Deprimartes manés:

 

“¿Cómo? ¿Cómo puede ser que un amor tallado a partir del cariño, y al que le ha dado forma el destino mismo sufra tanto por unos juegos que jugamos demasiado seguido?”. Hay una pequeña isla en el Mar de Irlanda que nadie parece querer, y si bien pertenece a la Corona Británica, es tan sólo considerada como una pequeña dependencia. Es la Isla de Man, que ostenta una de las banderas más extrañas que haya visto el mundo. En este islote escondido nació Mark King, quien desde su temprana juventud desarrolló un gusto musical por el jazz. Esto lo llevó a soñar con convetirse en el más grande baterista de su época, y por eso viajó a Londres para formar su propia banda. Pero sus sueños iban a toparse con un problema… No lograba encontrar un solo bajista disponible. Así fue que el bueno de Mark se decidió a probar suerte en las cuatro cuerdas, y con el paso del tiempo y de las ironías de la vida, llegó a ser considerado por muchos como el mejor bajista de su época. Fundó la banda Level 42 y con ellos destacó en los años ’80 colocando varios éxitos en las listas de ventas, y a pesar de que sus canciones estaban apuntadas hacia el éxito comercial, aún así podía darle cierta profundidad a sus letras: “Pero cometer errores es parte de las imperfecciones que la vida va teniendo con el paso de los años. ¿O acaso está tan mal ser humanos, después de todo?”.

 

“Y atraídos por una corriente de ilusiones indefinidas, esos sueños hechos de diamante no pueden ocultar la verdad. Y es que hay algo acerca de ti, nena, que está tan bien. No podría ausentarme de tu lado esta noche”. Mark King, además de cantar, adorna melódicamente la canción con su bajo. Toca mientras mezcla en su ejecución algunas técnicas como el “slapping” y el “popping”. Estos arabescos enriquecen muchísimo la base rítmica, lo cual puede llamarnos la atención porque a la hora de escuchar música no solemos esperar que un bajo nos sorprenda. Y mucho menos su intérprete, alguien que con el paso de las eras se ha convertido tanto en un cliché como en un personaje incomprendido: el bajista. Por alguna extraña razón, la mayoría de los bajistas responden a ciertas señas particulares. Suelen ser la persona más callada del grupo, apenas sí se mueven en el escenario, es muy raro que hagan coros, y suelen irse solos después del concierto. Conozco a algunos, y puedo dar fe de que cumplen casi a rajatabla con estas condiciones. De hecho, yo he tocado el bajo en alguna que otra banda, y durante ese período me volví una persona bastante taciturna. En fin, como dice la leyenda: Nadie sabe para qué sirve un bajista… Hasta que falta al ensayo. Y ahí todos se dan cuenta de que algo falta.  

 

“Si nuestro amor permaneciera oculto, nadie podrá decir que nosotros no sentimos un millón de cosas, ni que no hayamos vivido una vida de ensueño. Y aunque ese amor ya se ha ido, tan frágil como libre, nosotros continuamos llevándonos bien. Ya no estamos tan enamorados, pero eso no está mal. Después de todo, tan sólo somos seres humanos”. En el muy interesante videoclip de esta canción tenemos a Mark personificando a un pasajero en un tren. Es un viajero aburrido cuyo pasatiempo consiste en ponerse a deducir cómo es la vida de cada uno de sus compañeros de viaje, según los detalles que observa. Y siempre que deja volar su imaginación en estas realidades ajenas inventadas se le aparece la misma misteriosa mujer. A cada uno de estos amores imaginarios los acecha un alter ego payasesco de nuestro viajero, que disfruta cada vez que la pareja tiene un desencuentro. De la misma manera, también se siente mal cuando reina entre ellos la concordia. Las maquinaciones son tan fuertes que al viajero cada vez se le hace más confuso el límite entre la realidad y el sueño, pero por suerte para él ahora el viaje ha terminado. Es la estación final del recorrido, y ha llegado la hora de bajarse del tren. Quien también se baja, siguiendo los pasos de nuestro viajero aburrido, es aquella fantasiosa caricatura de sí mismo; como un lúgubre recordatorio de que vayamos donde vayamos llevaremos a nuestros problemas como acompañantes: “Oh, todos esos años cambiantes hacen que todo se haga más confuso. Y tú necesitas saber el momento exacto en que se dijo la verdad. Y es que hay algo acerca de ti, nena, que está tan bien. Y yo ya no podría vivir sin ti”. Como sorpresa final, el sueño se vuelve realidad: quien finalmente está esperando en el andén es la mujer de nuestros sueños... Y nos resulta tan sólo otra cara desconocida entre la multitud… ¿El sueño se convirtió en realidad, o en pesadilla?... ¡Feliz Deprimartes!


 

 https://www.youtube.com/watch?v=zpdQQoc-gkk





martes, 16 de noviembre de 2021

Capítulo 297: “This is How It Feels”. Inspiral Carpets. (1990)

 




Deprimartes inspirador:

 

Ya hacia finales de la década del ’80 las bandas británicas estaban abrevando en la riquísima herencia dejada por aquellas agrupaciones que habían conquistado América en los años ’60. Esto se intensificaría media década más tarde con el Britpop, pero en sus principios el homenaje se iría diluyendo debido a dos factores. El primero era la fuerte presencia en la música de un costado electrónico, lo cual lo distanciaba de sus orígenes sesentosos. Y el segundo, quizá más importante, fue que en esa época el éxtasis tomó por asalto los salones bailables, dándole protoforma a lo que con el tiempo se convertiría en una “rave”; esas fiestas electrónicas que son imposibles de disfrutar si no se está drogado hasta el tuétano. Aquella primera escena fue llamada “Madchester”, o el sonido de Manchester, debido a que su epicentro se encontraba en esa ciudad del norte inglés. En este movimiento estaban bandas como Inspiral Carpets, quienes utilizaban en sus conciertos un órgano de la marca italiana Farfisa; el cual les daba un sonido característico y que los emparentaba con bandas clásicas como The Animals, The Zombies, y The Doors. En cuanto a las letras, la cuestión se ponía mucho más profunda y dolorosa: “El esposo no sabe qué ha hecho mal, los niños no saben qué le pasa a Mamá. Ella no lo dice y ellos no logran darse cuenta, entonces hacen de cuenta que tan sólo se trata de otro mal día. Papá no sabe qué ha hecho mal”.

 

Esta canción nos trae una postal de lo que suele ocurrir en más de un hogar. La idea del matrimonio indisoluble, junto con su descendencia, conforman la familia; una pequeña molécula que durante milenios dio sustento a conceptos mucho más amplios, como la sociedad y el estado. Pero esa concepción de familia se ha quedado en la memoria de muchos como algo casi siempre disfuncional. En la letra de este tema se nos trae el retrato de prácticamente cualquier núcleo familiar a lo largo de la historia de la humanidad. Un grupo minúsculo de gente que dicen amarse y entre quienes reina la incomunicación, y que permanecen juntas a pesar de que todo entre ellos esté mal. Bajo cada techo donde se presentan estas dinámicas tan tóxicas, crecen niños que luego se convertirán en adolescentes que gritarán algo como esto: “Así que esto es lo que se siente estar solo. Así es como se siente verse tan pequeño. Esto es lo que se siente cuando tu palabra no significa nada para nadie”.

 

La canción continúa hablándonos, pero esta vez nos cuenta otra historia de tristeza. Las imágenes pertenecen al funeral de un hombre que se ha suicidado, dejando tras de sí una nota misteriosa… ¿Puede alguien imaginarse algo más triste? Al evocar esa idea es probable que se nos venga a la mente un día lluvioso y pleno de paraguas oscuros abiertos como flores negras: “Un coche fúnebre atraviesa la ciudad, se trata de un hombre de una ciudad importante, que le dejó una nota a una chica de por aquí. Y murió a pesar de tener todo tan fácil”. Se nos habla de que este hombre tenía todo muy fácil, dándonos a entender que era una persona de recursos. Muy al pasar, nos queda flotando en el aire la ya tan consabida lección acerca de que el dinero no hace la felicidad. ¡Feliz Deprimartes!

 


 https://www.youtube.com/watch?v=J-fX0UbpZls








martes, 9 de noviembre de 2021

Capítulo 296: “Born To Be Wild”. Steppenwolf. (1968)

 



Deprimartes rutero:

 

En el año 1969 se estrenó el filme “Easy Rider”, por estas pampas conocido como “Busco mi destino”; y que desde hace mucho está muy justamente considerado como un clásico de culto. Su director, el actor Denis Hopper, quería filmar una película en la cual él y su amigo Peter Fonda se lanzan a viajar en motocicleta por las rutas norteamericanas, con la intención de alcanzar el festival de Mardi Gras, en Louisiana. Pero Denis tenía un pequeño inconveniente: no tenía un céntimo. Y cómo sabía que ningún estudio cinematográfico le prestaría ni una moneda, hizo algo que al parecer nunca antes se había hecho: llevaría adelante la filmación con dinero de su propio bolsillo. Y con ese emotivo acto quedó inventado el cine independiente: “Enciende tu motor y dirijámonos a la autopista. Vamos en busca de aventuras y de lo que sea que se cruce en nuestro camino”. Visto a la distancia, es increíble que esta road movie tan siquiera se haya estrenado. Es que la filmación fue un desastre desde el comienzo. Era la época dorada de los hippies, y las drogas corrían como la leche y la miel en la tierra prometida. Y Hopper, Fonda, y toda la gente que se embarcaría en este proyecto, se la pasarían drogados y borrachos todo el tiempo. Eso no solo retrasaba constantemente la agenda de filmación, sino que era muy difícil atenerse al libreto (cuando lo había). Para colmo entre el elenco se encontraba un muy joven Jack Nicholson, quien empezó a tener cada vez más peso a la hora de tomar decisiones, y parecía estar tanto o más loco que los demás… Pero una vez que se estrenó, fue un éxito que representó a la perfección a un nuevo tiempo en el que una persona ya no estaba aprisionada por las convenciones y podía elegir su propio destino.

 

El tema musical emblemático de esta película estuvo a cargo de la banda Steppenwolf, y como la importancia del filme en la contracultura fue tan grande la banda quedó para siempre atrapada en el éxito de una canción tan representativa. Su líder, John Kay, llegaría a declarar que cada generación cree que nació para ser salvaje, y por tanto toman esta canción como su himno. Steppenwolf era una banda que venía de hacer un Folk acústico, hasta que un productor discográfico los fichó con la condición de que tuvieran un sonido más duro. Así que comenzaron a hacer un excelente Hard Rock con el que nos regalaron un puñado de canciones que hoy son parte de la banda de sonido del Hippismo: “Sí, cariño, haremos que las cosas sucedan. Tomaremos el mundo en un abrazo lleno de amor. Dispara todas tus armas a la vez y explotemos hacia el expacio exterior”. Los antiguos mitos del Rock dicen que debido a la potencia de esta canción, un naciente movimiento musical tomaría su nombre de uno de sus versos. De ahora en más la música pesada se llamaría Heavy Metal: “Me gusta el humo y el relámpago, mi moto es suena como un trueno de heavy metal. Jugándole carreras al viento, y tratando de que esto que siento no termine nunca”.

 

¿Quién no ha soñado con dejar atrás la rutina y lanzarse a la aventura en una moto?... Pues yo. Mi relación con las motocicletas es como esas relaciones que mezclan amor y odio, pero sin el amor. Pocas cosas me producen tanto rechazo como esos vehículos que necesitan de la inercia de la velocidad para no terminar tumbados en el piso. En mi imaginación se me han aparecido como una oda al accidente seguro. Las poquísimas veces que en mi vida me he visto forzado a tener que estar sobre dos ruedas me invadio siempre una espantosa sensación de inseguridad, aún viajando como acompañante. Al menos quien maneja cuenta con el manillar para sujetarse, pero en el asiento trasero uno apenas encuentra de dónde aferrarse para no salir despedido. Supongo que se trata de otra de las tantas cosas que la mayoría del mundo disfruta, y que a mí me resultan incomprensibles por mi calidad de introvertido. Para mí, tal vez lo mejor sea esperar hasta que las motocicletas vuelen. Entonces nada me detendrá y saldré a volar para buscar mi destino: “Como verdaderos hijos de la naturaleza hemos nacido para ser salvajes. Podemos trepar tan alto que siento que no quisiera morir jamás”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=s6KdGo4B8Sc






martes, 2 de noviembre de 2021

Capítulo 295: “The Wild One”. Suzi Quatro. (1974)

 



Deprimartes empoderado:

 

La norteamericana Susan Quattrocchi siempre supo que quería ser alguien dentro del ambiente musical, así que lo primero que hizo fue acortar su apellido con evidentes raíces italianas para sonar lo más original posible, y luego eligió dedicarse a tocar un instrumento muy infrecuentemente ejecutado por una mujer en el Rock, el bajo eléctrico: “Toda la vida quise ser alguien y aquí estoy. Sé lo que tengo y nadie va a quitarme mi oportunidad. Así que déjenme decirles quién soy: soy una zorra al rojo vivo que puede aguantar lo que sea que me tiren. Soy un castigo del infierno, querido, ¿es que no te diste cuenta?”. Si alguien con un buen ojo clínico la descubría –cosa que finalmente pasó-, sin duda alguna Suzi sería una estrella. Más allá de su talento, que por cierto era mucho, su calidad de original le valdría el éxito. Porque a principios de los años ‘70 ¿con cuánta frecuencia podríamos encontrar a una joven y hermosa mujer tocando el bajo y cantando en una banda de Rock?

 

Rápidamente firmó un contrato con una discográfica que decidió lanzarla como solista en Europa, y muy pronto comenzó a enhebrar un rosario de éxitos. Tuvo la muy buena suerte de erigirse como la gran figura femenina Glam Rock británico, un movimiento musical en el que los artistas masculinos jugaban con la idea de tener una sexualidad ambigua y una imagen andrógina. Los nombres imperantes en esta corriente eran los de David Bowie, Gary Glitter, Elton John, y Marc Bolan; y en medio de todos esos hombres vestidos con calzas y lentejuelas brillaba esta diminuta chica portando un bajo enorme, enfundada en su traje de cuero y con una actitud muy combativa: “Soy una chica rara con la cabeza retocada que tiene una racha de suerte, voy a ser la dueña de esta ciudad y tú no puedes detenerme. Porque soy una salvaje. Sí, soy la salvaje”. A pesar de la popularidad que tenía en el Viejo Mundo, a Suzi el éxito le era esquivo en su tierra natal. Terminó triunfando en Norteamérica gracias a su faceta de actriz, alcanzando curiosamente la masividad gracias a su labor en la clásica comedia “Happy Days”, aquella del mítico Fonzie: “No tiene sentido, suéltame ya. Más y más, ya no puedo llevar la cuenta”.

 

Dentro de una banda, es común que una mujer ocupe el rol de vocalista principal. Pero cuando no es así en el mundillo del Rock por lo general la mujer suele ocupar tristemente los dos mismos lugares: o bien es corista o bien es groupie, casi un elemento decorativo. Ese no era el caso de Suzi. Con su mínimo 1,52 mts. de altura, ella se calzaba al hombro un instrumento que la hacía ver insignificante. Pero era consciente de todo el talento que tenía: “No he perdido la cabeza a pesar de que ya quedaron atrás esos años en que tú no me dejabas crecer y me arrastrabas a todos lados”. Aprendan, amigas feministas. Así se rompen moldes y se empodera una verdadera mujer. Por propia personalidad y por sola presencia, el de Suzi era un verdadero empoderamiento; hasta se podría decir que era feminismo puro puesto en práctica. Si alguien tiene alguna duda, no basta más que con ver algún video de sus presentaciones, donde arrasaba el escenario con una personalidad avasallante. Nunca jugó el papel de víctima, siempre fue la dueña de su propio camino: “Soy una perra de ojos azules que quiere ser rica. Así que quítate de mi camino, porque llegué para quedarme”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=IgKyXghZShE