Deprimartes suplicante:
Hacia comienzos de la década del ’70 estaba afianzándose
una nueva cabriola que el Rock intentaba hacer en su afán de expandirse y conquistar
nuevos territorios musicales. Este nuevo subgénero que se venía estableciendo desde
hacía unos años se dio en llamar Jazz Rock, y se trataba ni más ni menos que de
la inclusión de una sección de vientos a lo que es el núcleo de una banda rockera
convencional. Así, las trompetas, saxos y trombones se sumarían, no como
arreglos eventuales, sino ya como integrantes plenos del conjunto. Era una
época de sincretismo en la cual el Rock intentaba amalgamarse con todo y con
todos; por ejemplo algo parecido venía haciendo por esos años la Electric Light
Orchestra, pero con una sección de instrumentos de cuerda en lugar de vientos. Y
entre los grupos que comenzaron a catalogarse bajo esta nueva denominación de
Jazz Rock tenemos ejemplos de renombre como Blood Sweat & Tears, y The
Mothers Of Invention del genial Frank Zappa. Pero entre todos esos conjuntos, el
que mayor éxito comercial obtuvo fue Chicago, cuyas canciones hoy en día son
eternas habitués de la programación de trasnoche de las emisoras FM; gracias a
su sonido cuidado que en más de una ocasión los acercaba al Soft Rock con baladas
como ésta: “Si te marchas ahora te llevarás la
mayor parte de mí. Así que por favor, mi amor, no te vayas. Y si te vas ahora
me arrancarás el corazón. Así que por favor, mi amor, no te vayas; sólo quiero
que te quedes”.
Por supuesto que la estructura musical de cada canción
ganaba enormemente en calidad, no sólo por la sumatoria de instrumentos sino
también porque los músicos que conformaban estas bandas solían estar muy
familiarizados con la riqueza sonora del Jazz y sus variaciones de compases, la
compleja elaboración de los arreglos y el virtuosismo que podía apreciarse en
los solos. Su música estaba destinada para un público bastante exclusivo, pero
en su momento decidieron enfocarse a una audiencia más amplia apelando a letras
bien simplistas; que no opacaran el deleite instrumental: “Cuando llegue el día de mañana y los dos lamentemos las
cosas que dijimos hoy”. Así fue como tornaron hacia un sonido un poco
más comercial y lograron grandísimos éxitos como “Hard To Say I’m Sorry”, o
“You’re The Inspiration”, cantados por la aguda voz de su bajista, Peter
Cetera; pero una vez que éste se fue de la banda para tener una muy exitosa
carrera solista, los Chicago volvieron a sonar con una impronta más jazzera.
“Un amor como el nuestro es el tipo de amor
que es difícil de encontrar, ¿cómo podríamos permitir que se nos escape? Hemos
llegado muy lejos como para dejar todo esto atrás, ¿cómo podríamos dejar que
esto termine así?”.
La letra de esta canción no ofrece mucho margen para el análisis. Es una
primordial súplica para no ser abandonado por la persona amada. Tan simple como
eso, pero ahora bien, ¿no será acaso que todas las canciones que hablan sobre
desamor están disfrazando poéticamente este mismo pedido? ¿No nos persigue ese
miedo a ser abandonados desde nuestros primeros instantes en este mundo, desde
nuestro primer llanto como bebés para que una mano amorosa supla nuestras
necesidades más básicas? Por detrás de las palabras que cuidadosamente elegimos
para rogarle a nuestro amor que no nos deje atrás se esconde ese terror
primigenio a encontrarnos solos y desprotegidos de la seguridad que da el
número, como bien sabe la mayoría de las especies animales de este planeta. Por
eso es que se nos hace tan doloroso aceptar el punto final con que solemos
encontrarnos en una historia de amor: “Sólo quiero
conservar tu amor”. Conservar ese amor, no perderlo, como si en eso se
nos fuera la vida. Tal vez por eso la tinta ha corrido tan profusamente sobre
este tema en las baladas rockeras. Si bien en esos momentos pensamos con el
corazón y no con el cerebro, aprender a aceptar la pérdida nos abre el camino para encontrar algo nuevo en un futuro cercano.
¡Feliz Deprimartes!