martes, 30 de marzo de 2021

Capítulo 268: “Tempted”. Squeeze. (1981)

 



Deprimartes apretado:

 

Mientras que a principios de los años ’80 en EE.UU. aún quedaban resabios de Música Disco, en Europa el Punk había dejado todo un legado de bandas que intentaban volver a las raíces haciendo otro tipo de música mucho más simple. Ese movimiento se llamó New Wave, la “nueva ola”, y con Squeeze estamos ante un ejemplo muy talentoso de ese tipo de bandas. Quien lleva la voz cantante aquí es el muy reconocido Paul Carrack; quien venía de ser parte de la legendaria banda Roxy Music y que luego se iría para ser el vocalista principal de otro conjunto exitoso: Mike And The Mechanics. Además de tener un sonido y una estética que buscaban emular a la década del ’50 y los primeros años del Rock, otro de los elementos preponderantes de la New Wave fue la liviandad de sus letras, que hasta en algunos casos podían llegar a rozar la estupidez. No ha sido este el caso, pues aquí nos encontramos con los devaneos mentales en que se ve envuelto un supuesto infiel cuya cohartada ya ha sido desmentida: “Compré un cepillo de dientes, dentífrico, una toalla para la cara, piyamas, algo para peinarme, zapatos nuevos, y una maleta; y le dije a mi reflejo en el espejo: ‘Vámonos de este lugar’. Ya pasé la iglesia y el campanario, la lavandería que está sobre la colina, las marquesinas y los carteles publicitarios. Y los recuerdos de todo lo que pasó aún me siguen llamando. Pero sé que finalmente me olvidaré de todo”.

 

Desde tiempos ancestrales, parece que todo hombre tuviera la obligación intrínseca de abandonar el hogar una vez que ha faltado al honor de su pareja. Como si fueran niños que juegan al escondite, las aventuras clandestinas tienen la tendencia natural de salir a la luz, y es ahí, cuando la mentira se convierte en verdad, que es menester que el autor de la felonía tome sus pocos bártulos y emprenda el camino de la huida. Llevará entre sus afeites personales un dejo de vergüenza, y la seguridad de que siempre, por árido que sea el destino que se buscó, podrá volver a empezar desde cero: “Tentado por la fruta de otra persona. Estoy tentado, pero siempre se termina por descubrir la verdad de lo que ocurre cuando tú no estás. Pareciera que nadie más está tentado por la fruta de otra persona”. Creo que no es exagerado decir que de Adán a esta parte, todos nos hemos sentido tentados. La manzana es deliciosa cuando aún no es nuestra, y luego de saborearla sentimos que bajo tanta dulzura siempre se esconde una pizca de amargura que resalta aún más todo el sabor. Dentro de la ecuación siempre está el riesgo, pero algunos parecen tener escrito en sus genes eso de que “sólo es trampa si te descubren”. Así les va…

 

“Ya estoy en el estacionamiento del aeropuerto, la gente se apiña para recoger su equipaje; y yo ni siquiera deseo sentirme mejor. No tendría sentido, aún no tengo una historia para contarle a nadie. A un costado de mi cama aparece un pie sin calcetín. Tu cuerpo se acerca mucho más, y yo me pongo a buscar a tientas mi reloj, alarmado por esa seducción que desearía que se detuviese”. La letra se presta a más de una interpretación… ¿El protagonista realmente debe abandonar su hogar para enfrentar el ostracismo? ¿O es que acaso está preparando un viaje con dobles intenciones? ¿En qué parte de esta historia es que se esconde la infidelidad, si es que realmente existe una? Y finalmente, ¿a quién están dedicadas estas últimas líneas de la letra? ¿A la conquista de una amante o al perdón de la pareja? Al parecer, nuestro hombre en fuga está tan sólo que no tiene más compañía que alguna que otra ensoñación, ni otro consejo que el de su propia imagen en el espejo: “Compré una novela y algo de perfume, gasté una fortuna en ti. Pero no es mi conciencia la que odia ser tan falso. Así que le pregunté a mi reflejo: ‘¿Qué es lo que debería hacer?”. La respuesta siempre está dentro de uno mismo. ¡Feliz Deprimartes!

 

https://www.youtube.com/watch?v=vZic9ZHU_40





 


martes, 23 de marzo de 2021

Capítulo 267: “If You Tolerate This Your Children Will Be Next”. Manic Street Preachers. (1998)

 



Deprimartes desaparecido:

 

La Guerra Civil Española fue un conflicto armado que sirvió de escenario de prueba para lo que sólo unos meses después se dio en llamar la Segunda Guerra Mundial. Arrojó como resultado medio millón de muertos y una dictadura que puso al general Francisco Franco al frente del gobierno por más de 35 años. Esto obviamente provocó centenares de miles de exiliados, muchos de los cuales vinieron a construir parte de la herencia inmigrante de mi país, la Argentina. Estando de visita en España pude comprobar que aún son palpables las cicatrices de lo ocurrido, luego de tantos años. Aquellas divisiones que condujeron a la guerra se han disfrazado pero aún persisten de manera subcutánea, dando como resultado una sociedad maniquea en la que nunca queda en claro quién es quién. Como me han dicho por ahí: Comunistas y Fascistas. Rojos y Nacionales. Buenos y malos. O al revés: “El futuro te enseña a estar solo, el presente te enseña a tener miedo y frío. Así que si puedo dispararle a un conejo, también puedo dispararle a un fascista”. Tuve la suerte de que me llevaran a conocer el sendero entre los Pirineos por el cual escapaban hacia Francia aquellos que por razones políticas debían huir de la muerte. Era muy duro para mí imaginar qué pasaría por la cabeza de esa gente cuyo futuro consistía en el ostracismo, mientras por detrás del hombro le echaban una última mirada a la tierra de sus ancestros, a la cual en muchos casos no volverían jamás. El muy gráfico estribillo de esta canción reproduce de manera literal el texto de un afiche de propaganda republicana con la imagen de un niño muerto, víctima de los bombardeos salvajes que los sublevados de Franco llevaban a cabo con el apoyo de la Alemania nazi y la Italia fascista: “Y si ustedes toleran esto, entonces sus hijos serán los siguientes. Ellos serán los siguientes”.

 

Es muy extraño encontrar a un conjunto de habla inglesa cantando sobre esta guerra en particular, pero esta banda de Gales se ha caracterizado siempre por la calidad de sus letras, explorando desde un profundo existencialismo hasta  temáticas sociales más comprometidas. Con respecto a su sonido, los Manic Street Preachers han tenido una evolución bastante particular; ya que a principios de los años ’90 comenzaron su carrera siendo un grupo de Glam Rock tardío, para pasar a convertirse rápidamente en todo lo contrario: una banda de Rock independiente con carácter de culto. Seguramente ayudó mucho a que esto fuera así lo que le ocurrió a uno de sus integrantes. La mayoría de las canciones estaban escritas por el guitarrista Richey James Edwards, que sobrellevaba como podía un estado crónico de alcoholismo, anorexia, automutilaciones, y depresión: “Hay balas para tu cerebro el día de hoy, pero una vez más nos olvidaremos de todo esto. Ver cómo los monumentos salidos de una pluma terminan convertidos en papel me hace sentir como un cobarde maravilloso”. Era del tipo de personas oscuras que podía decir en una entrevista alguna frase como: “En este mundo no hay razón para ser infeliz, pero por algo todo el mundo siente melancolía muy frecuentemente”. Genial como letrista, sus afecciones yuxtapuestas lo llevaron al desequilibrio mental; y un buen día, sin dar el menor aviso, desapareció. Simplemente, desapareció… Fue el 1º de febrero de 1995 cuando ya no lo encontraron en su habitación de hotel, y no existió ningún rastro firme sobre su paradero. Su cuerpo nunca fue encontrado y por motivos legales fue declarado muerto recién en el año 2008. Por supuesto que aún hay gente que asegura haberlo visto en España o en la India, pero lo cierto es que jamás volvió a saberse de él. El resto de la banda suele tocar con un micrófono extra en el escenario, por si acaso el impredecible Richey regresa y se pone a cantar; y además hasta el día de hoy le han guardado su parte de ganancias en todo lo referente a su música: “La gravedad hace que lleve la cabeza baja, ¿o acaso es por la vergüenza de ser tan joven y tan vanidoso? Hay agujeros para tu cabeza el día de hoy, pero yo soy un pacifista. He caminado por La Rambla pero sin ninguna intención real”.

 

Volviendo al Viejo Continente: más de ochenta años han pasado y todavía hoy en España se habla de vencedores y vencidos. La transición no sirvió para curar heridas, sino simplemente para tratar de convivir en paz; para intentar construir algo mejor con lo poco que le quedó a cada quién. Pero si el perdón no forma parte de la ecuación, el pasado quedará al acecho; y todo lo que se construya siempre se balanceará como un castillo de naipes: “Y en la calle esta noche un viejo juega con recortes de periódicos que hablan sobre sus días de gloria”. Me he sorprendido a mí mismo en más de una ocasión preguntándome cómo sería desaparecer. Cortar todo contacto con el resto de la humanidad, como hizo Rickey James Edwards... O intentar moverse de manera invisible entre los demás, como lo hacían los refugiados republicanos que huían. Estar confundido con las sombras. Asemejarse al cero. Ser nada… ¡Feliz Deprimartes!


  

https://www.youtube.com/watch?v=cX8szNPgrEs





martes, 16 de marzo de 2021

Capítulo 266: “Royals”. Lorde. (2013)

 



Deprimartes melífero:

 

Para los seres humanos vivir en sociedad tiene una cierta cantidad de ventajas, pero es innegable que la obligación de convivir con el prójimo también nos regala toda una colección de calamidades. Porque si al vacío existencial que tenemos en el fondo del alma y que nunca logramos llenar, le añadimos la necesidad constante de agradarle a los demás, lo que alcanzamos es esa tan moderna sensación de insatisfacción permanente que todos sufrimos. En cuanto conseguimos algo que deseábamos ya no lo deseamos más, y comenzamos a buscar algo nuevo que desear. Y a la vuelta de nuestra esquina tenemos por vecina a la envidia por todo aquello tienen los demás: “Nunca vi un diamante en persona, y sólo he visto un anillo de bodas en las películas. No estoy orgullosa del lugar en que vivo, mi barrio no le causaría envidia a nadie”. Esto se ve más en estos días de redes sociales, donde nuestra finalidad en la vida pareciera ser generarle celos a todo el mundo mostrando una felicidad superficial pero estética. Un teléfono inteligente es una vidriera en la que todos se ofrecen como si fueran un ostentoso producto de edición limitada, cuando tan solo se asemejan a objetos creados en serie, triviales y sin valor alguno. Tal parece que en este mundo ser feliz con pocas cosas está prohibido o es socialmente inaceptable... Pero no es así. Aún quedamos algunos estoicos que intentamos aprender aquello de que la felicidad no se encuentra en ningún otro lugar más que en uno mismo.

 

“Pero cada canción que escucho me hace sentir como si todos tuviéramos los dientes hechos de oro y un vodka goteando en el baño. Manchas de sangre aparecen en mi vestido de fiesta mientras destrozamos la habitación del hotel. No nos importa, porque conducimos Cadillacs en nuestros sueños”. Nos queda el consuelo de soñar con todo lo que no podemos tener. El problema surge cuando se nos vuelve borrosa la frontera de aquello que soñamos con aquello otro que está a nuestro verdadero alcance: “Pero todos están hablando de joyas, de coches lujosos y de relojes con diamantes. Jets privados, islas y tigres con correas de oro. Y la verdad es que a nosotros eso no nos importa, no estamos atrapados en ninguna historia de amor”. Y parece que ya disponemos de toda una industria destinada a hacernos soñar hasta con lo que no queremos tener. Lo digo porque hace un tiempo descubrí algo tan estúpido como los llamados “videos motivacionales”. Hay varios de ellos dando vueltas por ahí. Son visualizaciones con el objetivo de mentalizar inconscientemente al espectador para que se vuelva multimillonario, como si eso fuera algo que está al alcance de la mano. Se suceden durante un buen rato imágenes de lujos inaccesibles, lugares exóticos, gemas, yates, autos deportivos y mansiones, mientras aparecen sobreimpresos textos del estilo “si puedes soñarlo, puedes lograrlo” o “tú te mereces ser millonario”. Cada vez que veo alguno de estos esperpentos visuales y me horrorizo, me siento bien conmigo mismo. Estoy seguro de que no soy el único que prefiere tener los pies en la tierra para intentar encontrar la felicidad en cosas mucho más cotidianas: “Nosotros nunca seremos de la Realeza, no está en nuestra sangre. Ese tipo de lujos no es para nosotros, porque lo que realmente buscamos es otra clase de emoción”. Por supuesto que nunca dejaremos de soñar con conquistar el mundo, pero siempre sabremos que es un juego. Quizás no nos interese realmente dominar nada, porque tenemos en claro que seríamos un desastre como gobernantes: “Déjenme dominarlos, pueden llamarme Abeja Reina si quieren. Y vaya que los gobernaría bien. Déjenme vivir esa fantasía”.

 

“Mis amigos y yo hemos descifrado el código. Contamos cuánto dinero tenemos mientras vamos en tren a la fiesta. Y todos los que nos conocen saben que nos sentimos bien con esta vida, no crecimos en un hogar rico”. ¿Y quién nos canta sobre todo esto? Pues, veamos: había una vez una niña neocelandeza cuyo extraño nombre artístico era Lorde, y esta pequeñuela firmó su primer contrato discográfico con tan solo doce años de edad. Y ni bien cumplió los dieciséis subió su primer álbum a internet con la posibilidad de descargarlo gratuitamente. El éxito fue tal que su discográfica decidió hacer un lanzamiento más convencional, y así fue que esta niñita de enormes ojos azules terminó ganando 2 grammys a una muy corta edad. Con una intención constante de mezclar la Música Alternativa con el Pop, y ver qué sale de ese menjunge, logró construir una carrera con una resonancia tal que hasta la han parodiado en series animadas irreverentes como South Park. Aún continúa grabando, y parece ser que su éxito se debe a que siempre ha sabido dónde está parada, y cómo lograr llegar desde allí hasta el lugar al que desea: “Somos mucho más importantes de lo que alguna vez soñé, y estoy encantada con esto de ser Reina. Oh, la vida es como un juego sin importancia. No estamos atrapados en ninguna historia de amor”. ¡Feliz Deprimartes!

 

https://www.youtube.com/watch?v=LFasFq4GJYM




martes, 9 de marzo de 2021

Capítulo 265: “Life In A Northern Town”. The Dream Academy. (1985)




Deprimartes norteño:

 

“Una banda del ejército de salvación tocaba mientras los niños bebían limonada. Y la mañana duró todo el día. Todo el día. Y a través de una ventana abierta llegó, como una especie de Sinatra joven, alejando a la ciudad tras de sí”. Hace un par de años tuve oportunidad de hablar aquí mismo de ese personaje mítico que fue Nick Drake, un joven cantautor británico casi desconocido en su momento y que hoy en día es considerado un artista de culto. Prototipo del introvertido acérrimo, suele decirse que casi nadie lo conoció realmente; ni aún su gente más cercana. Su enigmática y críptica personalidad ha sumado mucho a su leyenda, cimentada por su temprana muerte a los 26 años; y hoy en día continúa erigiéndose como un rompecabezas fascinante para todos aquellos músicos de renombre que lo reconocen como una fuente de inspiración. Evidentemente dejó un recuerdo que persiste en el tiempo, y prueba de ello es que la banda The Dream Academy escribió este tema inspirado en su figura. La suerte los acompañó, ya que alguien que se mostró interesado en producir esta canción fue nada menos que David Gilmour, el guitarrista de Pink Floyd; y al editarla el público se encontró canturreando uno de los estribillos más extraños de la historia en cuanto a su fonética. Dice algo como esto: “Ah-hey-ma-ma-ma dee-doo-din-nie-ya-ya, ah-hey-ma-ma-ma hey-y-yah. La vida en un pueblo norteño. Ah-hey-ma-ma-ma-ma”.

 

The Dream Academy son uno de los tantísimos ejemplos de banda llamada “One Hit Wonder”. Editaron tres álbumes en total, pero salvo por esta canción –que fue su primer single- ninguna otra grabación suya logró serle interesante al gran público. La idea principal de este trío era incluir instrumentos que por lo general no aparecían en las canciones de Rock & Pop de la época, de hecho puede verse en el ventoso videoclip de este tema a la multiinstrumentista Kate St. John tocando un corno inglés, el mismo extraño instrumento que sostiene Paul McCartney en la portada del álbum “Sgt. Pepper”: “Los niños se sentaron en el suelo pedregoso, y él se puso a fumar. Entonces todos alrededor se acercaron para escuchar. Y él dijo: ‘En el invierno de 1963 todos pensamos que moriríamos congelados. Con John F. Kennedy y The Beatles'". Nick Laird-Clowes era el frontman de la banda, llegó a estudiar composición nada menos que con Paul Simon, y su relación con Gilmour le granjeó el honor de escribir letras para el álbum de Pink Floyd “The Division Bell”. Cuenta la leyenda que esta canción fue compuesta usando la misma guitarra que el mismísimo Nick Drake usó en la tapa de su álbum “Bryter Layter” de 1970.

 

A pesar del vuelo onírico de la letra, a Laird-Clowes la inspiración para este tema le llegó a partir de la sensación de desesperanza que le generó ver una larga fila de desocupados buscando trabajo en el puerto de Newcastle: “Todas las tiendas cerraron y la tarde se convirtió en lluvia. Mirábamos el agua correr por los desagües mientras lo seguimos hasta la estación. Y aunque él nunca agitó su mano para despedirse, podías ver un adiós en sus ojos mientras el tren se perdía de vista. Hasta siempre”. La canción se queda preguntándole al poeta maldito: “¿Adónde vas ahora?”. Y para aquellos que conocemos la obra del señor Drake, no nos es difícil imaginárselo despidiéndose con la mirada mientras un tren lo devuelve a la tierra donde no hay olvido. Y si alguna vez me lo cruzo en ese lugar, me gustaría decirle lo mismo que dice este tema: “No seas tan duro contigo mismo”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 https://www.youtube.com/watch?v=X5uxQElYu68




martes, 2 de marzo de 2021

Capítulo 264: “I Feel Love”. Donna Summer. (1977)


 


Deprimartes amoroso:

 

A diferencia de muchas costumbres olvidadas, hay algo que aún permanece ajeno a cualquier cambio que podría esperarse por el simple paso del tiempo: todavía tenemos la idea de que el amor romántico debe ser una meta que todos tendríamos que alcanzar. La consecución del amor debería ser el fin último de nuestras vidas, porque la forma en que esta emoción nos hace sentir escapa a toda descripción: “Oh, es tan bueno, es tan bueno, es tan bueno... Oh, estoy enamorada, estoy enamorada, estoy enamorada… Oh, siento amor. Siento amor”. Y más allá de que parece que casi todas las canciones que se han escrito hablan sobre el amor, la realidad es que es un sentimiento que también tiene su costado oscuro. El amor romántico está increíblemente sobrevalorado en nuestra cultura occidental. Porque debido a su carácter único, no nos cuesta mucho hacer la vista gorda sobre los problemas evidentes que pueden desprenderse del amor. Es como si el amor en sí mismo justificase cualquier cosa. Por ejemplo, si mencionamos la palabra “ladrón”, nuestro parecer sobre ese vocablo será negativo. Pero si le añadimos “amor” a la oración, todo cambiará. “Esa persona es un ladrón de amor”. Ahí trocamos ceños fruncidos por sonrisas inocentes. Es que el amor nos vuelve inocentes. Y vulnerables. En fin…

 

La Música Disco que gobernó las listas de éxitos en la segunda mitad de los años ’70 tuvo la particularidad de haber contado no con una, sino con dos reinas. Dos poderosas figuras femeninas que alcanzaron la cima de los charts con canciones que sonaban sin pausa en las pistas de baile. Una de ellas fue Gloria Gaynor, y la otra sin duda alguna ha sido Donna Summer; una artista tan grande que supo cosechar varios éxitos hasta casi finalizada la década de los años ’80, a diferencia de la mayoría de músicos que supieron brillar bajo una bola de espejos sólo para terminar desapareciendo junto con la fiebre de las discotecas. Para este tema se asoció con el afamado productor Giorgio Moroder, y de este esfuerzo en conjunto salió el primer tema Disco en usar de manera preminente una base de sintetizadores, lo cual dio paso al nacimiento de la música Electrónica bailable. Por aquellas épocas se decía que esto era el futuro de la música. Y su ritmo sin dudas se prestaba muy bien para contonearse sobre el piso luminoso de un boliche bailable durante un sábado por la noche: “Oh, cayendo libremente, cayendo libremente, cayendo libremente… Oh, tú y yo, tú y yo, tú y yo… Oh, siento amor. Siento amor”.

 

Y allí la vemos a la gran Donna contoneando sus brazos como si fuera una diosa de ébano, ofreciéndole al universo esa piel que parece exudar pasión. Sus movimientos denotan un disfrute que parece originarse en un torbellino de gozo que la ha arrebatado de esta tierra. Es el momento del amor. Por unos instantes los problemas quedan a años luz de distancia. Una extraña energía  fluye por nuestro cuerpo y nos hace sentir parte de algo mucho más grande que la vida misma: “Oh, ya lo entiendo, ya lo entiendo, ya lo entiendo… Oh, eso que haces, eso que haces, eso que haces… Oh, siento amor. Siento amor”. Todo es mejor ahora que sentimos que volamos con alas invisibles. Muy abajo nos continúan observando todos nuestros problemas, esperando que los resolvamos. Así que, de momento, disfrutemos. Volemos alto, nos lo tenemos merecido. Ya habrá tiempo de volver a poner los pies en el suelo. ¡Feliz Deprimartes!


https://www.youtube.com/watch?v=dxCqZHSxd2E