martes, 2 de marzo de 2021

Capítulo 264: “I Feel Love”. Donna Summer. (1977)


 


Deprimartes amoroso:

 

A diferencia de muchas costumbres olvidadas, hay algo que aún permanece ajeno a cualquier cambio que podría esperarse por el simple paso del tiempo: todavía tenemos la idea de que el amor romántico debe ser una meta que todos tendríamos que alcanzar. La consecución del amor debería ser el fin último de nuestras vidas, porque la forma en que esta emoción nos hace sentir escapa a toda descripción: “Oh, es tan bueno, es tan bueno, es tan bueno... Oh, estoy enamorada, estoy enamorada, estoy enamorada… Oh, siento amor. Siento amor”. Y más allá de que parece que casi todas las canciones que se han escrito hablan sobre el amor, la realidad es que es un sentimiento que también tiene su costado oscuro. El amor romántico está increíblemente sobrevalorado en nuestra cultura occidental. Porque debido a su carácter único, no nos cuesta mucho hacer la vista gorda sobre los problemas evidentes que pueden desprenderse del amor. Es como si el amor en sí mismo justificase cualquier cosa. Por ejemplo, si mencionamos la palabra “ladrón”, nuestro parecer sobre ese vocablo será negativo. Pero si le añadimos “amor” a la oración, todo cambiará. “Esa persona es un ladrón de amor”. Ahí trocamos ceños fruncidos por sonrisas inocentes. Es que el amor nos vuelve inocentes. Y vulnerables. En fin…

 

La Música Disco que gobernó las listas de éxitos en la segunda mitad de los años ’70 tuvo la particularidad de haber contado no con una, sino con dos reinas. Dos poderosas figuras femeninas que alcanzaron la cima de los charts con canciones que sonaban sin pausa en las pistas de baile. Una de ellas fue Gloria Gaynor, y la otra sin duda alguna ha sido Donna Summer; una artista tan grande que supo cosechar varios éxitos hasta casi finalizada la década de los años ’80, a diferencia de la mayoría de músicos que supieron brillar bajo una bola de espejos sólo para terminar desapareciendo junto con la fiebre de las discotecas. Para este tema se asoció con el afamado productor Giorgio Moroder, y de este esfuerzo en conjunto salió el primer tema Disco en usar de manera preminente una base de sintetizadores, lo cual dio paso al nacimiento de la música Electrónica bailable. Por aquellas épocas se decía que esto era el futuro de la música. Y su ritmo sin dudas se prestaba muy bien para contonearse sobre el piso luminoso de un boliche bailable durante un sábado por la noche: “Oh, cayendo libremente, cayendo libremente, cayendo libremente… Oh, tú y yo, tú y yo, tú y yo… Oh, siento amor. Siento amor”.

 

Y allí la vemos a la gran Donna contoneando sus brazos como si fuera una diosa de ébano, ofreciéndole al universo esa piel que parece exudar pasión. Sus movimientos denotan un disfrute que parece originarse en un torbellino de gozo que la ha arrebatado de esta tierra. Es el momento del amor. Por unos instantes los problemas quedan a años luz de distancia. Una extraña energía  fluye por nuestro cuerpo y nos hace sentir parte de algo mucho más grande que la vida misma: “Oh, ya lo entiendo, ya lo entiendo, ya lo entiendo… Oh, eso que haces, eso que haces, eso que haces… Oh, siento amor. Siento amor”. Todo es mejor ahora que sentimos que volamos con alas invisibles. Muy abajo nos continúan observando todos nuestros problemas, esperando que los resolvamos. Así que, de momento, disfrutemos. Volemos alto, nos lo tenemos merecido. Ya habrá tiempo de volver a poner los pies en el suelo. ¡Feliz Deprimartes!


https://www.youtube.com/watch?v=dxCqZHSxd2E




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