martes, 27 de julio de 2021

Capítulo 284: “I Stay Away”. Alice In Chains. (1994)

 



Deprimartes díptero:

 

“Quiero viajar hacia el sur este año, pero no lo haré; no tengo asegurado el paso hacia allí”. Layne Staley fue otro mártir del Grunge, otra alma de infancia tortuosa y voz rasgada que se convirtió en estrella de Rock y cumplió con las obligaciones de ese título: vivió rápido, se entregó a los excesos, y se fue de este mundo dejando atrás un cadáver muy joven. Terminó muerto por una sobredosis de heroína, vicio del cual él mismo se había advertido de alejarse mediante el título de esta canción. Era el vocalista principal de Alice In Chains, banda que junto con Nirvana, Soundgarden y Pearl Jam ha sido una de las más representativas del sonido de Seattle. Y si bien la música de esta banda no escapaba a los cánones establecidos por el subgénero, si hay algo por lo que se destacaban era por las excelentes armonías vocales que aportaba el guitarrista Jerry Cantrell sobre la voz de Staley. Como muestra, en esta canción podemos resaltar el tétrico sonido de su estribillo, logrado desacelerando la velocidad de la grabación original para que tenga un eco perturbador: “¿Por qué actúas como un loco? O tal vez no estás actuando. Tan cerca de una dama de inquietos ojos sombreados”.

 

El aclamadísimo videoclip de esta canción fue realizado con una técnica llamada “stop-motion” mediante la cual se filman cuadro por cuadro unos objetos inanimados con pequeñas diferencias entre uno y otro fotograma, para así generar la sensación de que se están moviendo. Esta práctica se remonta a finales del siglo XIX de la mano de genios como Georges Méliès, y ha sobrevivido hasta nuestros días en la obra de directores como Tim Burton y Wes Anderson. Pero una de sus variantes más interesantes es la que se utiliza justo aquí, que consiste en moldear pequeñas figuras de arcilla o plastilina. El summum de este tipo de animaciones han sido las películas de Wallace & Gromit. Pero lo interesante de este video es que aquí la acción se sitúa en un circo, con todo el componente tragicómico que eso puede acarrear: “Lágrimas que humedecen un corazón lleno de callos. ¿Por qué te ves tan  asustado? Yo he sido iluminado. Tu debilidad me vuelve más fuerte, ya lo verás algún día”. Siempre que estuve dentro de la carpa de un circo me ha acechado la extraña sensación de estar frente a artistas que transitan el borde de la desesperación. Muchos de ellos se juegan la vida en cada truco. Y en este videoclip esa característica está exagerada hasta el límite de la caricatura. Todos los personajes tienen un rostro taimado y una expresión que de alguna manera nos resulta desagradable. Parecen seres que han sido golpeados por la vida hasta el límite de la humillación, y si fuesen de carne y hueso hoy nos resultaría difícil reconocerlos como humanos.  

 

Entre todos ellos hay un niño de corazón negro y mirada sospechosa que adonde sea que va parece llevar un frasco lleno de moscas. Y al abrir el frasco cual caja de Pandora, los insectos vuelan y esparcen la fatalidad por todo el circo. Tal vez esas moscas simbolizan el costado oscuro de la vida, esas fuerzas etéreas que intuimos como reales y que se asocian para desatar tragedias sobre la gente común. Dondequiera que van, las moscas siembran la calamidad, irritando a los animales y trayendo la desgracia sobre los artistas… Sobre el final, el circo mismo termina ardiendo en llamas. En este videoclip todo es tan oscuro, tan deprimente y tan carente de futuro, que es un fiel reflejo de la forma de ver el mundo que tenían los artistas del Grunge. No por casualidad la gran mayoría de ellos terminaron su vida de una forma tan precoz. Ante gente tan autodestructiva a veces lo mejor es hacerle caso a esta canción y mantener las distancias: “Me alejo”. ¡Feliz Deprimartes!



https://www.youtube.com/watch?v=ODTv9Lt5WYs




martes, 20 de julio de 2021

Capítulo 283: “Tomorrow Comes Today”. Gorillaz. (2000)

 





Deprimartes virtual:

 

“Todos están aquí conmigo, pero no hay una cámara que lo registre. No crean que soy lo único que importa en este mundo”. La letra de esta canción nos lleva de paseo por el lado horrendo de la popularidad. Las celebridades suelen experimentar la sobreexposición como un espantoso efecto secundario que deben pagar por acceder a la fama, pero si uno se detiene a pensarlo un poco, vivir todos los días llamando la atención es algo bastante antinatural. Y sin embargo en cada rincón del planeta hay gente que sueña con triunfar frente a las cámaras. Lo que nadie parece medir es que al hacerlo uno se convierte en prisionero de las miradas ajenas: “La cámara no me deja ir, el veredicto no ama a nuestra alma. El mundo digital no me dejará escapar”. El mismo principio rige para el mundo digital, y no es poco común que la falta de privacidad en la que puede sumergirte la vida virtual lleve a cualquiera a un agudo cuadro de depresión. La obligación de tener que aparecer en pose ante los ojos de unos terceros que no nos conocen puede exprimirte hasta la última gota de tus ganas de vivir.

 

Hoy es moneda corriente que la vida de cada ser humano se presente ante los demás a través de las redes sociales. Toda persona intenta reflejar su realidad y sus pensamientos en un perfil, como si su vida se mostrase en un escaparate. Y hablando de ello, por estas pampas, en las vidrieras de algunos comercios aún puede verse un pequeño cartel tan efectivo que ya se ha convertido en un clásico atemporal. Ese anuncio dice algo como: “Hoy no se fía, mañana sí”, y plantea una paradoja que acalambra las mentes de todo aquel potencial consumidor que lo lea. Pero en esta canción los roles se trocan. Aquí es el desganado deudor quien usa la frase con su acreedor, pero a la inversa: “Sí, claro; voy a pagarte, sí, sí... El día en que mañana sea hoy”. Esta displiscencia parece ser producto de la ansiedad existencial de todo habitante del año 2000, que vivía con el Jesús en la boca esperando la llegada de ese apocalipsis llamado Y2K. Ya todos sabían que mañana nunca es hoy. Porque como lo dejó en claro el gran George Harrison en su canción “Ding Dong, Ding Dong”: “Ayer hoy era mañana y mañana hoy será ayer”.

 

“Quiero ese estéreo encendido todo el tiempo, me ha llevado muy muy lejos”. Vaya que es extraña esta banda. Tal vez estamos ante el último gran truco que sacó de su galera el Rock, aunque de hecho fue tan innovador que aún hoy resulta difícil de asimilar como idea. Y es que Gorillaz es una banda virtual. Así como lo leen. Un buen día el señor Damon Albarn se dio cuenta de que para perdurar en el tiempo tenía que reinventarse; ya no le bastaba con ser el cantante de Blur, tal vez la banda más importante del Britpop. Así que llamó a su amigo, el historietista Jaime Hewlett, y con él comenzaron el inconcebible proyecto de crear una banda inexistente, con cuatro integrantes con sus personalidades bien definidas, y apuntanto a la idea de presentarse en vivo en conciertos virtuales. Por descabellada que suene la idea, un par de décadas y un manojo de álbumes después, se puede asegurar que Albarn logró todo lo que se propuso con Gorillaz: “No crean que soy lo único que importa en este mundo. No piensen que voy a quedarme aquí por mucho tiempo más”. Ser original siempre es bueno. ¡Feliz Deprimartes!

 

 https://www.youtube.com/watch?v=PiNdcBg3xC8





martes, 13 de julio de 2021

Capítulo 282: “Easy”. Commodores. (1977)

 





Deprimartes fácil:

 

De unos años a esta parte vengo remontando la colina, después de un par de décadas en que todo había sido un tedioso rodar cuesta abajo. En cuanto a la razón de mi mejoría he podido notar que no se me da muy naturalmente eso de estar en pareja, y por tanto decidí prescindir de ella: “Sé que suena gracioso, pero no puedo soportar el dolor. Asi que, nena, te abandonaré mañana mismo”. Eso mismo dije tantas veces… Pero con el paso del tiempo me fui haciendo conciente de que había conquistado mi propia soledad, así que vanamente llegué a declararme públicamente como “solosexual”. Por supuesto, y como siempre, la vida se me rió en la cara, porque tenía otros planes para mí…

 

“Creo que tú sabes que he hecho todo lo que pude por esta relación, nena. Mira, he suplicado, he robado y hasta tomé prestado; sí señor. Es por eso que estoy tan tranquilo”. A lo largo de mi extenso pero respetable historial de fracasos amorosos, cada vez que llegaba el final he querido dejarle en claro a mis parejas (o tal vez a mí mismo) que me iba de la relación con la frente en alto por haber hecho todo lo posible para evitar el fin. Y sin darme cuenta andaba por la vida con una falsa calma que me excusaba de culpas: “Estoy tan tranquilo como si fuese una mañana de domingo”. Pero en el fondo sabía que cargaba con mi parte de responsabilidad en la debacle: ocurre que siempre he preferido estar solo a estar con alguien más. Tal vez se deba a ese algo que subyace en todos nosotros, eso que duerme en lo profundo de nuestro ser más primitivo y que se niega a vestir cadenas. En nuestra imaginación a todo compromiso le sigue una sombra aterradora, esa sensación asfixiante de perder la libertad. Y a eso se le suma la incertidumbre acerca de si estaremos a la altura de las circunstancias. Por eso les tememos a los compromisos y terminamos negociando con ellos, a veces hasta por amor: “¿Por qué demonios alguien querría ponerme unos grilletes? Si ya he pagado todas mis deudas como para estar libre. Todos quieren que yo sea de la manera en que ellos quieren que sea, pero yo no me siento feliz cuando tengo que ser falso”.

 

Érase una vez dos grupos estudiantiles que decidieron juntarse y crear una nueva banda musical, pero no lograban encontrarle un título decente al nuevo proyecto. Así que The Commodores (“Los Comodoros”) recibieron su nombre cuando uno de sus integrantes tomó un diccionario, lo abrió y eligió una palabra al azar. Siempre bromearon sobre que habían tenido suerte, porque casi terminan por llamarse “Las Cómodas”. Firmaron un contrato con el afamado sello Motown y tenían todo para ser reyes de la Música Disco, pero increíblemente se decantaron por el Funk, ese pariente bailable del Jazz. Y todavía más llamativo es el hecho de que hayan llegado a la cima de los charts en varias oportunidades, pero no con temas pensados para las pistas de baile, sino con baladas lentas y emocionales: “Quiero volar alto, muy alto. Quiero ser tan libre como para saber que las cosas que hago estan bien. Tan sólo quiero sentirme libre, nena”. Su líder fue el genial Lionel Richie. Abandonó el grupo a principios de los años ’80 y se lanzó como solista, logrando una fama tan mundialmente arrolladora que quien hoy es el mejor jugador de fútbol del mundo lleva su nombre gracias al amor que sus padres sentían por la música de Lionel. En sus comienzos con Commodores llegó a ser telonero de The Jackson 5, y allí fue donde Richie conocería a Michael Jackson; con quien más adelante escribirían “We Are The World”, tema principal de la multimillonaria campaña solidaria “Usa For Africa”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

 https://www.youtube.com/watch?v=BVbDUc-yHLM






martes, 6 de julio de 2021

Capítulo 281: “Right Here Right Now”. Jesus Jones. (1990)

 



Deprimartes revolucionario:

 

Como preludio de lo que sería la globalización, hubo una época en la que podíamos ver una revolución o un conflicto militar ocurriendo en la pantalla de un televisor, desde la comodidad del living y sentados en nuestro sofá. Esta forma de voyeurismo legalizado era auspiciada por la rapidez con la que el mundo estaba convulsionando, especialmente en aquellos días en que ocurrió la caída del Muro de Berlín; dejándonos a todos la premonición certera de que se acercaba el fin de la Guerra Fría: “Una mujer en la radio habla acerca de la revolución cuando ésta ya le pasó de largo. En su tiempo a Bob Dylan no le pasaban este tipo de cosas ni podía escribir canciones sobre ellas. ¿Sabes qué? Se siente bien estar vivo”. Sin duda se siente bien estar vivo, pero mientras algunos pasábamos nuestros días restregándonos los ojos frente a una televisión, una persona anónima y desarmada se jugaba la vida al quedarse de pie frenando una línea de tanques en China. Distintas maneras de vivir una revolución, supongo… Ya se había terminado el mundo dividido en dos en el que millones de personas llevaban adelante su cotidianeidad, y ahora el futuro era una incógnita.

 

En esos primeros días de la década del ’90 se podía escuchar con mucha frecuencia a alguna banda de Rock Alternativo. Y recordemos que como subgénero el Alternativo funciona como antítesis perfecta del Pop, ya que busca producir música anticomercial, o al menos que no apunte a convertirse en un éxito. Al ser tan heterogéneo en su comprensión, se ha conformado históricamente de un abanico muy amplio de bandas que parecían no tener un parentesco sonoro entre sí. Con el correr del tiempo su sonido se ha ido unificando hacia una suerte de Rock adulto y experimental, prueba de lo cual son los británicos de Jesus Jones: “Yo estaba vivo y esperé. Esperé. Yo estaba vivo y esperé por esto. Justo aquí, justo ahora; no hay otro lugar en el que querría estar. Justo aquí, justo ahora; viendo cómo el mundo se despierta de su historia”. Como buenos representantes de un subgénero con límites muy difusos, esta banda de formación rockera supo incorporar algunos elementos de la música electrónica, como las bases sampleadas con sintetizadores. Y lo hicieron con tan buen gusto que lograron tener mucho éxito del otro lado del Atlántico, lo que hizo que fuesen muy populares en Norteamérica mientras continuaban siendo una banda underground en su Inglaterra natal.

 

“Yo presencié la década en la que parecía que el mundo podía cambiar en sólo un parpadeo. Y si acaso eso hubiera ocurrido, entonces ese sería nuestro signo de los tiempos”. Recién a principios de los ’90 comenzamos a sentir la seguridad de pestañear y saber que al volver a abrir los ojos todo seguiría ahí. Las bombas no estallarían. Fue una década sublime para vivirla, aunque en ella hubo muchos que defendían su pasividad exclamando un sonoro “¡qué barbaridad!” que los disculpara de mayores pensamientos sobre todo lo que ocurría. Otros, mientras tanto, se trepaban al Muro de Berlín para derribarlo a martillazos y vender sus ladrillos como souvenirs… Qué irónico, ¿verdad?: “Mirando cómo el mundo se levanta”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 https://www.youtube.com/watch?v=MznHdJReoeo