Cómo ser todo lo
que soñaste y convertir así tu vida en un infierno.
El afamado comediante Jim Carrey
comentó no hace mucho: "Espero que todos puedan volverse ricos y famosos y
tener todo lo que soñaron, para que se den cuenta de que esa no es la
respuesta". No podría estar más de acuerdo: "Todos
en el mundo son soñadores, y todos quieren ser una estrella. Y todos están en
las películas, no tiene importancia quién seas en realidad. Hay estrellas en
cada ciudad, en cada casa, en cada calle; y si das un paseo por el Boulevard de
Hollywood, verás sus nombre plasmados en la acera". Por estas
pampas solemos decir que “la fama es puro cuento”, y no creo que la frase sea
desacertada. El reconocimiento popular es algo tan etéreo que muchos creen que
pueden apropiarse de él de manera indefinida; sólo para darse cuenta de que
cuando esa fama se va, se encuentran con la devastadora realidad de una vida
vacía.
Adónde nos lleva esa necesidad
de reconocimiento originada en nuestra carencia innata de afecto. Queremos caer
en esa hoguera de vanidades que es la fama como para lograr la admiración de todo
el mundo; pero esa misma fama sólo nos colma de amistades falsas, extraños que
se nos acercan en la calle para saludarnos como si fueran nuestros parientes,
gente que nos rodea en círculos tal como lo haría un tiburón curioso, y que nos
acosan intentando sacar alguna tajada de la popularidad que representamos en su
imaginación. No es tan extraño entonces imaginar por qué más de uno que logra
el éxito luego busca alejarse de ese submundo tan enfermo: "No pises a Greta Garbo cuando camines por el
Boulevard; ella se ve tan débil y tan frágil, es por eso que se esforzó por ser
dura. Entonces ellos la convirtieron en una princesa, y la sentaron en un
trono. Pero ella terminó por darle la espalda al estrellato, simplemente porque
quería estar sola”. Greta Garbo, con su rostro que no necesitaba
sonreír, fue el gran ejemplo de lo avasalladora que puede ser la fama y cómo
manejarla. La suya fue una solución drástica, “quiero estar sola” dijo en una
de sus últimas películas, y esta frase decidió vivirla en carne propia al poco
tiempo, cuando dejó el cine para siempre en el pináculo del suceso y a la
temprana edad de 36 años. Jamás se la volvió a ver… Seguramente fue mucho más
feliz en el anonimato.
Sentimos como seres esa
obligación intrínseca por perdurar. Batallamos contra las evidencias que el
paso del tiempo deja en nuestra apariencia, y somos capaces de hacer casi
cualquier cosa para que nos recuerden las generaciones por venir. Pero todo
esto tiene el sinsabor de una lucha perdida de antemano. Y es que estamos
destinados a ser olvidados. Si probablemente ni siquiera nuestros biznietos
lloren frente a nuestra lápida, ¿a cuánta gente podrá importarle en uno o dos
siglos que nuestro nombre figure en una baldosa?: "Puedes
ver todas las estrellas mientras caminas por el Boulevard de Hollywood. A
algunas las reconocerás, de algunas otras difícilmente hayas oído hablar. Gente
que trabajó y sufrió y se esforzó por alcanzar la fama. Algunos lo
consiguieron, y otros tantos sufrieron en vano".
Quienes cantan acerca de esta
vanidad de vanidades son nada más ni nada menos que The Kinks. El genial Ray
Davies estuvo al mando de este grupo, y gracias a sus geniales composiciones –y
particularmente a sus letras tan descriptivas de todo lo cotidiano- supo
ganarse un lugar entre los grandes músicos del siglo pasado. Pocos como él han
sabido usar la ironía en el Rock & Roll, y como muestra de ello vaya este
pequeño fragmento donde deja abierta la famosa pregunta acerca de la sexualidad
de uno de los símbolos masculinos de los primeros años de Hollywood: "Rodolfo Valentino se ve realmente vivo, y desde el
suelo ve los vestidos de las chicas; mientras ellas tristemente lo ignoran al
pasar. Y evita pisar a Bela Lugosi, porque es probable que se dé la vuelta y te
muerda, pero párate cerca de Bette Davis, porque la suya fue una vida demasiado
solitaria”. En estos versos se desnuda la verdadera debilidad de
nuestros ídolos. Por mucho que brillaran en la Pantalla Plateada, ellos
realmente tenían pies de barro. Acarreaban tantas miserias humanas como
cualquiera de nosotros, y sufrían mucho más porque su vida siempre estaba a la
vista de todos. Los mencionados en esta canción son nombres ilústres, próceres
de la actuación e íconos de la cultura popular, como es el caso de Greta Garbo,
de Rodolfo Valentino, de Marilyn Monroe. Todos ellos debieron calzarse los
guantes y luchar contra sus propios fantasmas, los mismos que hicieron morir en
soledad a más de uno de ellos. Hoy, gracias a su trabajo en el cine, nos quedan
sus sonrisas marcadas a fuego en nuestra memoria; pero la realidad de su día a
día lejos estuvo de las entregas de premios y las fiestas fastuosas de
Hollywood: "Si lo cubres con basura, George
Sanders todavía tendría estilo; y si le das un pisotón a Mickey Rooney, aún así
él te devolvería una sonrisa. Pero por favor no pases sobre la queridísima
Marilyn, porque ella no es muy fuerte. Tendría que haber estado hecha de hierro
y acero, pero ella tan sólo era de carne y hueso".
Y para aquellas almas llenas de
sueños que finalmente acceden al éxito, resta aún vérselas con la paranoia que
empieza a anidar en sus corazones; ya que muchos viven con el terror de perder
su fama: "Todos en el mundo son soñadores, y
todos quieren ser una estrella. Y todos están en el negocio del espectáculo, no
tiene importancia quiénes sean en realidad. Y a aquellos que tienen éxito les
digo que más les vale no bajar nunca la guardia, porque el éxito y el fracaso
caminan de la mano a lo largo del Boulevard de Hollywood". Y no
todos han sabido aprender las lecciones que deja un fracaso. Más de una
estrella del cine ha vivido el fracaso como una derrota personal, que terminó
marcándoles el carácter y la vida... La fama es insalubre.
Pero para esos astros del
Séptimo Arte es verdad aquello de que siempre habrá una chance de volver del
olvido más profundo cuando su rostro aparezca proyectado en una pantalla. Algo
le dirá al mundo que esa persona estuvo aquí antes de nosotros, y que fue buena
en lo que amaba hacer. Al menos, se han ganado una oportunidad de ser inmortales,
a su propia manera: "Desearía que mi vida
fuera una película de Hollywood que no terminase nunca. Un mundo de fantasía
con villanos y héroes de celuloide. Porque los héroes de celuloide nunca
sienten ninguna pena. Y los héroes de celuloide nunca mueren realmente".
¡Feliz Deprimartes!
https://www.youtube.com/watch?v=rSKXUlVwqm8&ab_channel=TheKinks