Deprimartes vanguardista:
Björk no sólo fue la primer noticia musical que el mundo
civilizado tuvo de Islandia (¿quién iba a creer que existía gente en esa islita
llena de géiseres y volcanes?), sino que fue una muy buena noticia. Una mirada artística
muy fresca desde un país exótico, con un sonido que en un principio fue muy innovador
y apto para todos los oídos. Con el tiempo su condición de novedad ya no le
sirvió para ocultar su tremendo ego, el que la ha llevado a realizar cualquier
cosa con tal de ser considerada únicamente como una artista de vanguardia. Pero
al momento de llegar a la fama, esta niña lo hizo con su buena porción de
problemas a cuestas, como todo el mundo; y algunos de esos inconvenientes
tenían la forma de un familiar con adicciones: “Levántate,
tienes que valerte por ti mismo. Ya no voy a ponerme de tu lado nunca más”. Esta
canción fue escrita por la artista como una advertencia hacia su hermano, quien
no lograba superar sus adicción a las drogas y se la pasaba tirado en la cama
todo el día. A través de la letra adivinamos que Björk se deja ganar por la desidia,
seguramente devenida del rol de madre que ha tenido que ejercer, y que ya no
quiere seguir llevando adelante. Obviamente, todo esto era un lastre para su
incipiente carrera: “Y si escucho una sola queja
más de tu parte, entonces me convertiré en un ejército que marche en tu
contra”.
Agradezco a todas las deidades, en caso de que exista
alguna, por no ser una persona con tendencia a las adicciones. A ninguna de
ellas. Cualquier cosa que hubiera ganado un protagonismo furibundo en algún
momento de mi vida nunca se transformó en algo sin lo cual no podría vivir.
Pero sí pude ver en primera persona lo que este tipo de inconvenientes puede
hacerle a alguien. Tuve la oportunidad de trabajar durante muchos años bajo las
órdenes de un jefe quien, de la noche a la mañana, se volvió ludópata. Fue
increíble ver el cambio tan radical que sufrió este hombre, y si bien nunca
había sido un ejemplo a seguir ahora simplemente desaparecía de su lugar de
trabajo durante días enteros. El dueño de la empresa –quien a la postre,
también era su padre- debía perder horas y horas haciendo un raid por distintos
casinos y salas de apuestas hasta dar con el paradero del pobre imbécil de su
hijo. Supongo que su padre quería encontrarlo para decirle algo como esto: “Estás bien, no hay nada malo contigo. Empieza a ser
autosuficiente, por favor; y ponte a trabajar”.
Siempre me resultó curioso el hecho de que existan artistas
que no parecen comprender cómo funciona la mecánica de cualquier vanguardia:
una vanguardia puede considerarse como tal sólo cuando el resto del campo al
que pertenece le termina acompañando en su nuevo rumbo. Siempre aparecen
experimentos que intentan llamar la atención del statu quo, pretendiendo mover
las fronteras de lo establecido para encontrar otros ámbitos en los cuales
expresarse. Pero la vanguardia cumple su cometido recién cuando termina por transformarse en parte integral de aquello
mismo que intentó cambiar. Por lo tanto siempre me han resultando muy poco
auténticas esas personas que constantemente generan cosas híper novedosas, como
si quisieran marcar una nueva tendencia todo el tiempo. A estos seres parece que
les repele todo lo ya aceptado, y quizás es por eso que suelen creerse
especiales. La pedantería es un mal común entre estos personajes, y es normal
para ellos revelarnos cada producción suya con la misma épica que debió haber
usado Moisés cuando le mostró las Tablas de la Ley al pueblo hebreo. Con
exactamente la misma petulancia. Es por eso que desde hace mucho tiempo detesto
a Björk. Salvo por su hit “It’s Oh So Quiet” en el cual coqueteaba con el sonido
de una banda de Jazz, jamás volvió a hacer algo que no pareciera un bodrio
industrial incomprensible; y en más de una ocasión se las ingenió para aburrir y/o
hacer el ridículo mientras se daba ínfulas de artista conceptual, título que
claramente le queda un poco grande. Aún así, es bueno que de tanto en tanto aparezca
algo tan raro como el rostro de esta islandesita: “Ahora
estás por tu cuenta, nosotros no vamos a salvarte. El escuadrón que venía a tu
rescate ya está demasiado cansado”. Es inevitable reparar en el videoclip
de esta canción, considerado como una obra maestra y dirigido por el talentoso
francés Michel Grondy; quien no sólo fue responsable de algunos de los videos más
recordados de artistas como Radiohead, The Rolling Stones, The White Stripes,
Beck, The Chemical Brothers y Paul McCartney, sino que llegó a dirigir esa
maravillosa película llamada “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. Cada
imagen y metáfora utilizada en el videoclip está tan bien lograda que aún hoy
es considerado uno de los mejores que se han realizado. ¡Feliz Deprimartes!