martes, 13 de abril de 2021

Capítulo 270: “Freedom! ’90”. George Michael. (1990)

 



Deprimartes libertario:

 

“No te voy a decepcionar, así que no pierdas tu confianza en mí. Debes seguir teniéndole fe a mi música, porque es la única cosa buena que me ha quedado. No voy a decepcionarte, así que por favor no pierdas tu confianza en mí; porque realmente me gustaría tenerte cerca mío. Dios sabe que yo era tan sólo un jovencito que no sabía lo que quería ser en la vida. Yo era la presa preferida de cuanta colegiala hambrienta se me acercase, pero supongo que eso no era suficiente para mí”. Algo le ocurrió a George Michael en 1989. Se había pasado todo el año anterior promocionando “Faith”, su exitosísimo álbum debut como solista, para lo cual realizó una gira mundial que le demandó hacer más de 120 presentaciones en 10 meses. Luego de haberse pasado años buscando ser el centro de las miradas, cuando lo logró se dio cuenta muy rápido de que odiaba tener que exponer su vida frente a las cámaras. Y tal vez ese cansancio ante tanta exposición tuviese que ver con sus pocas ganas de mostrar ciertos aspectos de su privacidad. Porque aunque todo el mundo lo intuía, por esos años todavía era difícil para alguien reconocerse abiertamente como gay ante una sociedad que no estaba preparada para aceptar esta realidad. Así que para hablar de aquello de lo que no se debía hablar, había que hacerlo en código: “Para ganar esta carrera había que tener la cara más bonita, ropas nuevas y un lugar importante en los medios y en el Rock & Roll. Pero la manera en que hoy yo juego este juego no es la misma que antes. ¡No señor! Así que creo que sólo voy a intentar hacerme feliz a mí mismo”. Esta canción permite una doble lectura. Por un lado la letra habla de la batalla que emprendía George Michael contra su discográfica reclamando una mayor libertad de decisión; y por otra parte podíamos adivinar un mensaje oculto en la letra, el secreto que el vocalista no se animaba a revelar; su verdadera condición sexual: “Creo que hay algo que deberías saber, creo que ya es hora de que te lo diga. Hay algo en lo profundo de mí, alguien más que yo debo ser. Así que te regresaré tus fotos y tus películas; sólo espero que entiendas que a veces no eres un hombre sólo por vestirte como tal”.

 

“Ahora todo lo que tenemos que hacer es tomar estas mentiras y convertirlas en verdad de alguna manera. Todo lo que tenemos que entender es que yo no te pertenezco, y tú no me perteneces”. Georgios Kyriacos Panayiotou, nacido en Londres de padre griego, comprendió que para quedar en la memoria del público necesitaba un nombre mucho más comercial; así fue que adoptó el seudónimo de George Michael. Había formado el dúo Wham! con su compañero de escuela Andrew Ridgeley, y habiendo editado tan sólo tres álbumes alcanzaron el Nº1 en varias ocasiones. Su éxito fue tal que terminaron siendo la primer banda occidental en realizar una presentación en la República Popular de China, así que podría decirse que al bueno de George la vida le sonreía: “Dios sabe que nos hemos divertido, amigo. La pasamos muy bien con un compañero mío, tuvimos toda la fama que una banda pueda tener; vivíamos en una fantasía. Ganamos la carrera, subimos un escalón; y finalmente pudimos regresar a casa siendo unas celebridades en MTV. Pero ahora soy yo quien va a cambiar las reglas del juego, me voy a ocupar de mi propia felicidad. Creo que hay algo que deberías saber, creo que ya es hora de que detenga este juego. Hay algo en lo profundo de mí, alguien que yo olvidé ser. Así que te regresaré tus fotos, porque no pienses que voy a volver”. Su cara era una presencia constante en la pantalla de la cadena MTV, la cual ya empezaba a regodearse con la idea de aprovechar su estética sexy en su incipiente carrera como solista. Pero en realidad lo que este cantante de voz exquisita quería era otra cosa: “Libertad. Libertad. Libertad. Debes dar aquello que tomas”. Finalmente su hartazgo ante tanta exposición lo llevó a decidir que ya no aparecería en ningún videoclip, y esto lo metió en un conflicto directo con su discográfica; ya que en esa época los videos eran fundamentales a la hora de promocionar las canciones de un nuevo disco. Se desató un conflicto legal entre las partes, y esto le impidió a George Michael editar un álbum por cinco años. Durante ese tiempo tan sólo podía vérselo en algunas presentaciones en vivo en las cuales su voz siempre descollaba; como por ejemplo su inolvidable performance en el concierto homenaje a Freddie Mercury.

 

Para el video promocional de este tema a George se le ocurrió que su ausencia podía pasar desapercibida si en su lugar ponía a cantar a un puñado súpermodelos amigas suyas entre las que se contaban nombres rutilantes de la moda como Naomi Campbell, Linda Evangelista y Cindy Crawford. El año 1990 será recordado como aquel en el cual las modelos finalmente tomaron un rol protagónico en el Rock. Siempre hubo mujeres de caras bonitas en los videoclips, pero generalmente aparecían como el interés amoroso del cantante; en este caso son ellas quienes dan un paso al frente y directamente protagonizan el video. Y allí tenemos a cinco de las mujeres más hermosas del planeta haciendo la mímica de la letra, apoderándose de las cámaras en actitudes sexys pero despojadas; y sentando las bases estéticas de lo que sería la femineidad de fin de siglo: “Bueno, se ve como el camino al Paraíso pero se siente como el camino al Infierno mismo. Cuando me di cuenta en qué lado de mi tostada estaba untada la mantequilla, decidí tomar el cuchillo por el mango. Tengo que posar para otra fotografía, porque ya sé que todos tenemos que vendernos. Pero resulta que cuando sacudes el trasero ellos se dan cuenta de que ciertos errores llegaron para quedarse”.

 

“Eso es lo que consigues. Te digo que eso es lo que consigues por cambiar tu manera de pensar. Así que después de todo este tiempo sólo espero que entiendas que a veces no eres un hombre sólo por vestirte como tal”. Este video ha tenido una influencia descomunal, no sólo por el rol protagónico de las mujeres, sino también por su aspecto visual. Su paleta de colores fríos y opacos le dieron forma a la estética de los videos musicales de toda la década del ’90, años en los que el videoclip llegaría a la categoría de obra de arte. Esto podría explicarse en parte por el hecho de que quienes estaban detrás de las cámaras eran jóvenes cineastas con una visión audaz y con nuevas ideas. Tal es el caso del genial David Fincher, quien no sólo dirigió este videoclip (considerado como uno de los mejores de la historia) sino que además filmó videos promocionales para artistas como The Rolling Stones, Roy Orbison, Madonna, Michael Jackson, Aerosmith, Sting, Nine Inch Nails, y hasta para los Gipsy Kings. Luego dio un salto al cine y desde allí nos dejó cintas magistrales como “Seven”, “Fight Club”, “Gone Girl”, y la maravillosa “The Game”. Si bien George Michael decidió no aparecer en escena, estuvo todo el tiempo junto al director para cuidar de que cada detalle de este video resultara ser una declaración de sus nuevos principios, a la vez que un grito desesperado de liberación: “Yo me aferraré a mi libertad. Tal vez no sea lo que tú quieras que yo sea, sino simplemente lo que tengo que ser. Ya cambia esa cara, yo tengo que vivir”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 https://www.youtube.com/watch?v=diYAc7gB-0A





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