Deprimartes libertario:
“No te voy a decepcionar, así que no pierdas
tu confianza en mí. Debes seguir teniéndole fe a mi música, porque es la única
cosa buena que me ha quedado. No voy a decepcionarte, así que por favor no
pierdas tu confianza en mí; porque realmente me gustaría tenerte cerca mío. Dios
sabe que yo era tan sólo un jovencito que no sabía lo que quería ser en la
vida. Yo era la presa preferida de cuanta colegiala hambrienta se me acercase, pero
supongo que eso no era suficiente para mí”. Algo le ocurrió a George Michael en
1989. Se había pasado todo el año anterior promocionando “Faith”, su exitosísimo
álbum debut como solista, para lo cual realizó una gira mundial que le demandó
hacer más de 120 presentaciones en 10 meses. Luego de haberse pasado años
buscando ser el centro de las miradas, cuando lo logró se dio cuenta muy rápido
de que odiaba tener que exponer su vida frente a las cámaras. Y tal vez ese
cansancio ante tanta exposición tuviese que ver con sus pocas ganas de mostrar ciertos
aspectos de su privacidad. Porque aunque todo el mundo lo intuía, por esos años
todavía era difícil para alguien reconocerse abiertamente como gay ante una
sociedad que no estaba preparada para aceptar esta realidad. Así que para
hablar de aquello de lo que no se debía hablar, había que hacerlo en código: “Para ganar esta carrera había que tener la cara más
bonita, ropas nuevas y un lugar importante en los medios y en el Rock &
Roll. Pero la manera en que hoy yo juego este juego no es la misma que antes.
¡No señor! Así que creo que sólo voy a intentar hacerme feliz a mí mismo”. Esta
canción permite una doble lectura. Por un lado la letra habla de la batalla que
emprendía George Michael contra su discográfica reclamando una mayor libertad
de decisión; y por otra parte podíamos adivinar un mensaje oculto en la letra, el
secreto que el vocalista no se animaba a revelar; su verdadera condición
sexual: “Creo que hay algo que deberías saber, creo
que ya es hora de que te lo diga. Hay algo en lo profundo de mí, alguien más
que yo debo ser. Así que te regresaré tus fotos y tus películas; sólo espero
que entiendas que a veces no eres un hombre sólo por vestirte como tal”.
“Ahora todo lo que tenemos que hacer es tomar
estas mentiras y convertirlas en verdad de alguna manera. Todo lo que tenemos
que entender es que yo no te pertenezco, y tú no me perteneces”. Georgios Kyriacos Panayiotou, nacido
en Londres de padre griego, comprendió que para quedar en la memoria del
público necesitaba un nombre mucho más comercial; así fue que adoptó el
seudónimo de George Michael. Había formado el dúo Wham! con su compañero de
escuela Andrew Ridgeley, y habiendo editado tan sólo tres álbumes alcanzaron el
Nº1 en varias ocasiones. Su éxito fue tal que terminaron siendo la primer banda
occidental en realizar una presentación en la República Popular de China, así
que podría decirse que al bueno de George la vida le sonreía: “Dios sabe que nos hemos divertido, amigo. La pasamos muy
bien con un compañero mío, tuvimos toda la fama que una banda pueda tener;
vivíamos en una fantasía. Ganamos la carrera, subimos un escalón; y finalmente
pudimos regresar a casa siendo unas celebridades en MTV. Pero ahora soy yo
quien va a cambiar las reglas del juego, me voy a ocupar de mi propia felicidad.
Creo que hay algo que deberías saber, creo que ya es hora de que detenga este
juego. Hay algo en lo profundo de mí, alguien que yo olvidé ser. Así que te
regresaré tus fotos, porque no pienses que voy a volver”. Su cara era
una presencia constante en la pantalla de la cadena MTV, la cual ya empezaba a
regodearse con la idea de aprovechar su estética sexy en su incipiente carrera como
solista. Pero en realidad lo que este cantante de voz exquisita quería era otra
cosa: “Libertad. Libertad. Libertad. Debes dar
aquello que tomas”. Finalmente su hartazgo ante tanta exposición lo
llevó a decidir que ya no aparecería en ningún videoclip, y esto lo metió en un
conflicto directo con su discográfica; ya que en esa época los videos eran
fundamentales a la hora de promocionar las canciones de un nuevo disco. Se
desató un conflicto legal entre las partes, y esto le impidió a George Michael editar
un álbum por cinco años. Durante ese tiempo tan sólo podía vérselo en algunas
presentaciones en vivo en las cuales su voz siempre descollaba; como por
ejemplo su inolvidable performance en el concierto homenaje a Freddie Mercury.
Para el video promocional de este tema a George se le
ocurrió que su ausencia podía pasar desapercibida si en su lugar ponía a cantar
a un puñado súpermodelos amigas suyas entre las que se contaban nombres
rutilantes de la moda como Naomi Campbell, Linda Evangelista y Cindy Crawford.
El año 1990 será recordado como aquel en el cual las modelos finalmente tomaron
un rol protagónico en el Rock. Siempre hubo mujeres de caras bonitas en los
videoclips, pero generalmente aparecían como el interés amoroso del cantante;
en este caso son ellas quienes dan un paso al frente y directamente protagonizan
el video. Y allí tenemos a cinco de las mujeres más hermosas del planeta
haciendo la mímica de la letra, apoderándose de las cámaras en actitudes sexys
pero despojadas; y sentando las bases estéticas de lo que sería la femineidad de
fin de siglo: “Bueno, se ve como el camino al
Paraíso pero se siente como el camino al Infierno mismo. Cuando me di cuenta en
qué lado de mi tostada estaba untada la mantequilla, decidí tomar el cuchillo
por el mango. Tengo que posar para otra fotografía, porque ya sé que todos
tenemos que vendernos. Pero resulta que cuando sacudes el trasero ellos se dan
cuenta de que ciertos errores llegaron para quedarse”.
“Eso es lo que consigues. Te digo que eso es
lo que consigues por cambiar tu manera de pensar. Así que después de todo este
tiempo sólo espero que entiendas que a veces no eres un hombre sólo por
vestirte como tal”. Este
video ha tenido una influencia descomunal, no sólo por el rol protagónico de
las mujeres, sino también por su aspecto visual. Su paleta de colores fríos y
opacos le dieron forma a la estética de los videos musicales de toda la década
del ’90, años en los que el videoclip llegaría a la categoría de obra de arte. Esto
podría explicarse en parte por el hecho de que quienes estaban detrás de las
cámaras eran jóvenes cineastas con una visión audaz y con nuevas ideas. Tal es el caso del genial David Fincher, quien no sólo dirigió este videoclip
(considerado como uno de los mejores de la historia) sino que además filmó videos
promocionales para artistas como The Rolling Stones, Roy Orbison, Madonna,
Michael Jackson, Aerosmith, Sting, Nine Inch Nails, y hasta para los Gipsy
Kings. Luego dio un salto al cine y desde allí nos dejó cintas magistrales como
“Seven”, “Fight Club”, “Gone Girl”, y la maravillosa “The Game”. Si bien George
Michael decidió no aparecer en escena, estuvo todo el tiempo junto al director para
cuidar de que cada detalle de este video resultara ser una declaración de sus nuevos
principios, a la vez que un grito desesperado de liberación: “Yo me aferraré a mi libertad. Tal vez no sea lo que tú
quieras que yo sea, sino simplemente lo que tengo que ser. Ya cambia esa cara,
yo tengo que vivir”. ¡Feliz Deprimartes!
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