martes, 14 de diciembre de 2021

Capítulo 300: “Hurt”. Johnny Cash. (2003)

 


Capítulo 300: “Hurt”. Johnny Cash. (2003)

 

Deprimartes herido:

 

Para aquellos que no estuviesen al tanto de la categoría de la leyenda que ha sido Johnny Cash, siempre es bueno graficar su importancia mencionando que existe un álbum grabado por cuatro artistas legendarios que casualmente coincidieron en la mítica disquera Sun Records el mismo día de 1956. Uno era por supuesto el buen señor Cash, quien en esas grabaciones se codea con próceres como Jerry Lee Lewis, aquel loco que tocaba el piano en el hit “Grandes bolas de fuego”; también estaba Carl Perkins, el autor de numerosos éxitos de la década del ’50; y entre ellos una canción llamada “Zapatos de gamuza azul” que había llegado recientemente al Nº1 en la voz del cuarto participante de esta reunión: Elvis Presley, el Rey del Rock. Por si aún no he dejado en claro mi punto, Johnny Cash participó en el primer supergrupo de la historia, que fueron conocidos como “El Cuarteto del Millón de Dólares”. Pero aún así, esto no llega a darnos ni siquiera la más mínima idea de quién fue este portador de un alma buena, alguien que siempre se preocupó por los sectores más vulnerables de la sociedad, y que a medida que avanzaba en años se volvía más grande en altura moral a la vez que más profundo en su filosofía de vida: “Me he lastimado a propósito, para ver si aún puedo sentir algo. Me enfoco en el dolor, la única cosa que es real. La aguja hace un agujero dejándome una sensación que me es familiar. Trato de no sentir el dolor, pero no puedo dejar de recordarlo todo”. Es muy difícil explicarle a cualquier persona que no haya nacido en Norteamérica cuál ha sido la importancia artística de Johnny Cash. Si bien se trató primordialmente de un fenómeno vernáculo, como todo artista venido del Country, su impronta y su actitud desafiante lo llevaron a hacer de la incorrección política su bandera; lo cual le hizo ganar simpatías a lo largo de todo el globo. Se hacía notar por su incansable activismo a favor de las comunidades indígenas de su país, así como también por los famosos shows que daba en las prisiones. Siempre buscó que una buena parte de su público estuviese conformada por aquellas personas que suelen estar olvidadas por todos los demás. También supo ser incorrecto musicalmente hablando, y se abrió a colaborar con artistas de la más diversa índole. Incluso en sus días finales hacía versiones de canciones de géneros que le resultaban muy ajenos. Es el caso de esta obra de arte, un tema cuya versión original le pertenece a Trent Reznor; líder del afamado grupo de Rock Industrial Nine Inch Nails. Pero el señor Cash podía adueñarse de cualquier canción y transformarla completamente con su melancolía. Aquí logra algo tan hermoso, que el mismo Reznor al escucharla llegó a emocionarse y a declarar que la canción simplemente ya no le pertenecía.

 

Recuerdo que hace muchos años me contaron una historia acerca de un hombre que en su lecho de muerte pasaba sus últimos días apesadumbrado. En sus días de niñez, plenos de travesuras y felicidad, tuvo la inocente ocurrencia de cambiarle el sentido a una señal del camino cuya flecha indicaba el rumbo correcto. En el epílogo de su vida no lo dejaban en paz unos oscuros pensamientos acerca de cuántas personas se habrían perdido por culpa de su broma infantil… Y ese mismo remordimiento añejado durante décadas es el que atraviesa la letra de este tema: “¿En qué me he convertido, mi querido amigo? Todos aquellos a quienes conozco en el final también se irán”. Johnny Cash moriría apenas unos meses luego de editar esta canción. Lo curioso es que parece haber utilizado su hermoso videoclip para despedirse de nosotros, cantando como quien sabe a ciencia cierta que la vida se va como la brisa que roza nuestra cara mientras se escapa sin decirnos adónde se dirige. Y aquí lo vemos, sentado a la cabecera de un banquete digno un príncipe, recordando y renegando de todo aquello que conquistó; al igual que miles de años antes hizo aquel Rey que en el Eclesiastés aseguró que todo es vana ilusión, todo es como querer atrapar el viento: “Llevo puesta esta corona de espinas, la uso cuando me siento en mi trono de mentiroso, lleno de pensamientos rotos que no puedo reparar. Los sentimientos desaparecen bajo las manchas del tiempo. Tú eres otra persona, pero yo todavía sigo siendo el mismo”.

 

Moviliza presenciar la desazón de un anciano que se zambulle en sus recuerdos y vuelve con las manos vacías. La amargura de Johnny en este video nos deja como legado una tristeza en su más pura definición. Tristeza por considerar que la vida se le ha ido, y más tristeza aún porque recién ahora cae en la cuenta de que todo lo que ha hecho no tiene ningún sentido; quizás porque simplemente nunca lo tuvo: “Y pueden quedarse con todo mi imperio de polvo. Van a decepcionarse de mí, y terminarán por sentirse lastimados”. Pero no nos dejemos engañar. Johnny también tuvo una etapa de actor, y aquí es obvio que lo vemos actuar una última vez. Se da el lujo de jugarnos una broma final antes de que se lo lleve la muerte, personificando a un anciano cuya vida se ha ido por la alcantarilla. Y estoy seguro de que todo es una farsa, porque el señor Cash pasó por esta vida y dejó tras de sí un mundo mejor que el que encontró al nacer. Estoy dispuesto a batirme a duelo con todo aquel que niegue que Johnny Cash murió con una sonrisa… Sobre el final del video, el piano se cierra y la música termina. La historia de toda una vida ha concluido: “Si tan sólo pudiera empezar de nuevo, a un millón de millas de aquí, aún así encontraría la manera de continuar siendo yo mismo”. Tal vez algún día vuelva a decirles: ¡Feliz Deprimartes!

 

 

 https://www.youtube.com/watch?v=8AHCfZTRGiI

 



martes, 7 de diciembre de 2021

Capítulo 299: “Get Lucky”. Daft Punk. (2013)

 



Deprimartes afortunado:

 

“Como la leyenda del Ave Fénix, cada vez que terminamos volvemos a empezar”. Nos encontramos con una canción cuya letra se esfuerza en contrarrestar lo simplón de su argumento mediante el uso de cuanto recurso literario tenga a mano. Es claro que sólo nos está hablando de una salida de sábado por la noche, pero es un poco forzada la cantidad de poesía que utiliza para describir una conquista nocturna cualquiera en una pista de baile. Tan pedante se torna todo que resulta increíble que aquí se utilicen imágenes astronómicas para graficar algo tan banal como una noche de jarana. Tal vez el rapto poético se deba a que este tipo de salidas de fin de semana se suele vivir bajo los efectos de ciertas sustancias: “Aquello que hace que el planeta siga girando es la misma fuerza que le dio origen a todo”.

 

“Hemos llegado demasiado lejos como para dejar de ser quienes somos. Así que mantengamos altas nuestras expectativas y brindemos alzando nuestras copas a las estrellas”. Como buen introvertido que soy, he odiado desde siempre la sola idea de ir a bailar a un boliche. El común de la gente parece no comprender que existe toda una porción de la población que detesta ir a romperse los tímpanos mientras se expone al riesgo de tener un ataque epiléptico gracias a las luces estroboscópicas de este tipo de establecimientos. Y todo eso mientras intentamos descifrar el nombre que nos grita al oído la única chica a la cual nuestra timidez nos permitió preguntarle cómo se llama. Siempre me resultó curioso cómo es que la gente se relaciona en estos antros. Hasta el día de la fecha, excede mi comprensión. Para mí nada de eso es siquiera comparable al placer de compartir un café con una hermosa mujer que lee un libro. Bien, pues de nada de eso habla esta canción: “Ella se queda toda la noche despierta hasta que sale el sol, yo me quedo despierto para ver si consigo algo de diversión. Ella se queda despierta para pasarla bien, yo me quedo despierto para ver si tengo suerte”. ¿Quién diría que el último nombre rutilante de la Música Electrónica vendría de Francia? Pues así es. El trabajo de Daft Punk ha cosechado tal nivel de éxito mundial, que hoy es casi imposible cuantificar la influencia que este dúo francés ha tenido, no sólo en el ambiente de los sintetizadores, sino directamente en la cultura popular. Innovadores desde lo estético, jugaban con el misterio y detestaban la fama. Casi siempre se presentaban con sus rostros ocultos por unos cascos robóticos, los que terminaron por convertirse en su sello identitario. Sus álbumes apostaban siempre por lo artístico, y alguno de ellos hasta nos invitaba a participar de una aventura animada interestelar.

 

“Nos quedamos toda la noche despiertos hasta que salga el sol, para conseguir algo de diversión, para pasarla bien y para ver si tenemos suerte”. En esta canción participan dos grandes artistas norteamericanos. Uno de ellos es Pharrel Williams, y aunque lo que él  hace principalmente es Hip Hop y Rap, dos géneros que no son muy de mi agrado, nadie puede negar su talento y su versatilidad. Allá por 2013 parecía estar en todas partes: “El presente no sigue un ritmo predeterminado”. Pero la verdadera estrella de este video es el señor Nile Rodgers; el eximio guitarrista rítmico de la banda discosa Chic. Además de ser un músico renombrado, se volcó a la producción de otros artistas; y en años más recientes ha llegado hasta a producir la banda de sonido de videojuegos muy famosos. No me alcanzaría todo este texto para enumerar la cantidad increíble de nombres estelares del Rock que fueron producidos por este buen señor. Su éxito fue tal que fue nombrado como “mayor productor del mundo” por la revista Billboard, y hasta llegó a ser presidente del Salón de la Fama de los Compositores de su país. Ésta canción de Daft Punk volvió a poner su calidad como músico ante los ojos de una nueva generacion: “Sigo disfrutando de todo aquello que tú me regalas. ¿Qué es esto que estoy sintiendo? Si quieres que nos vayamos de aquí, sólo dímelo”. ¡Feliz Deprimartes!


 

 https://www.youtube.com/watch?v=CCHdMIEGaaM





martes, 23 de noviembre de 2021

Capítulo 298: “Something About You”. Level 42. (1985)

 



Deprimartes manés:

 

“¿Cómo? ¿Cómo puede ser que un amor tallado a partir del cariño, y al que le ha dado forma el destino mismo sufra tanto por unos juegos que jugamos demasiado seguido?”. Hay una pequeña isla en el Mar de Irlanda que nadie parece querer, y si bien pertenece a la Corona Británica, es tan sólo considerada como una pequeña dependencia. Es la Isla de Man, que ostenta una de las banderas más extrañas que haya visto el mundo. En este islote escondido nació Mark King, quien desde su temprana juventud desarrolló un gusto musical por el jazz. Esto lo llevó a soñar con convetirse en el más grande baterista de su época, y por eso viajó a Londres para formar su propia banda. Pero sus sueños iban a toparse con un problema… No lograba encontrar un solo bajista disponible. Así fue que el bueno de Mark se decidió a probar suerte en las cuatro cuerdas, y con el paso del tiempo y de las ironías de la vida, llegó a ser considerado por muchos como el mejor bajista de su época. Fundó la banda Level 42 y con ellos destacó en los años ’80 colocando varios éxitos en las listas de ventas, y a pesar de que sus canciones estaban apuntadas hacia el éxito comercial, aún así podía darle cierta profundidad a sus letras: “Pero cometer errores es parte de las imperfecciones que la vida va teniendo con el paso de los años. ¿O acaso está tan mal ser humanos, después de todo?”.

 

“Y atraídos por una corriente de ilusiones indefinidas, esos sueños hechos de diamante no pueden ocultar la verdad. Y es que hay algo acerca de ti, nena, que está tan bien. No podría ausentarme de tu lado esta noche”. Mark King, además de cantar, adorna melódicamente la canción con su bajo. Toca mientras mezcla en su ejecución algunas técnicas como el “slapping” y el “popping”. Estos arabescos enriquecen muchísimo la base rítmica, lo cual puede llamarnos la atención porque a la hora de escuchar música no solemos esperar que un bajo nos sorprenda. Y mucho menos su intérprete, alguien que con el paso de las eras se ha convertido tanto en un cliché como en un personaje incomprendido: el bajista. Por alguna extraña razón, la mayoría de los bajistas responden a ciertas señas particulares. Suelen ser la persona más callada del grupo, apenas sí se mueven en el escenario, es muy raro que hagan coros, y suelen irse solos después del concierto. Conozco a algunos, y puedo dar fe de que cumplen casi a rajatabla con estas condiciones. De hecho, yo he tocado el bajo en alguna que otra banda, y durante ese período me volví una persona bastante taciturna. En fin, como dice la leyenda: Nadie sabe para qué sirve un bajista… Hasta que falta al ensayo. Y ahí todos se dan cuenta de que algo falta.  

 

“Si nuestro amor permaneciera oculto, nadie podrá decir que nosotros no sentimos un millón de cosas, ni que no hayamos vivido una vida de ensueño. Y aunque ese amor ya se ha ido, tan frágil como libre, nosotros continuamos llevándonos bien. Ya no estamos tan enamorados, pero eso no está mal. Después de todo, tan sólo somos seres humanos”. En el muy interesante videoclip de esta canción tenemos a Mark personificando a un pasajero en un tren. Es un viajero aburrido cuyo pasatiempo consiste en ponerse a deducir cómo es la vida de cada uno de sus compañeros de viaje, según los detalles que observa. Y siempre que deja volar su imaginación en estas realidades ajenas inventadas se le aparece la misma misteriosa mujer. A cada uno de estos amores imaginarios los acecha un alter ego payasesco de nuestro viajero, que disfruta cada vez que la pareja tiene un desencuentro. De la misma manera, también se siente mal cuando reina entre ellos la concordia. Las maquinaciones son tan fuertes que al viajero cada vez se le hace más confuso el límite entre la realidad y el sueño, pero por suerte para él ahora el viaje ha terminado. Es la estación final del recorrido, y ha llegado la hora de bajarse del tren. Quien también se baja, siguiendo los pasos de nuestro viajero aburrido, es aquella fantasiosa caricatura de sí mismo; como un lúgubre recordatorio de que vayamos donde vayamos llevaremos a nuestros problemas como acompañantes: “Oh, todos esos años cambiantes hacen que todo se haga más confuso. Y tú necesitas saber el momento exacto en que se dijo la verdad. Y es que hay algo acerca de ti, nena, que está tan bien. Y yo ya no podría vivir sin ti”. Como sorpresa final, el sueño se vuelve realidad: quien finalmente está esperando en el andén es la mujer de nuestros sueños... Y nos resulta tan sólo otra cara desconocida entre la multitud… ¿El sueño se convirtió en realidad, o en pesadilla?... ¡Feliz Deprimartes!


 

 https://www.youtube.com/watch?v=zpdQQoc-gkk





martes, 16 de noviembre de 2021

Capítulo 297: “This is How It Feels”. Inspiral Carpets. (1990)

 




Deprimartes inspirador:

 

Ya hacia finales de la década del ’80 las bandas británicas estaban abrevando en la riquísima herencia dejada por aquellas agrupaciones que habían conquistado América en los años ’60. Esto se intensificaría media década más tarde con el Britpop, pero en sus principios el homenaje se iría diluyendo debido a dos factores. El primero era la fuerte presencia en la música de un costado electrónico, lo cual lo distanciaba de sus orígenes sesentosos. Y el segundo, quizá más importante, fue que en esa época el éxtasis tomó por asalto los salones bailables, dándole protoforma a lo que con el tiempo se convertiría en una “rave”; esas fiestas electrónicas que son imposibles de disfrutar si no se está drogado hasta el tuétano. Aquella primera escena fue llamada “Madchester”, o el sonido de Manchester, debido a que su epicentro se encontraba en esa ciudad del norte inglés. En este movimiento estaban bandas como Inspiral Carpets, quienes utilizaban en sus conciertos un órgano de la marca italiana Farfisa; el cual les daba un sonido característico y que los emparentaba con bandas clásicas como The Animals, The Zombies, y The Doors. En cuanto a las letras, la cuestión se ponía mucho más profunda y dolorosa: “El esposo no sabe qué ha hecho mal, los niños no saben qué le pasa a Mamá. Ella no lo dice y ellos no logran darse cuenta, entonces hacen de cuenta que tan sólo se trata de otro mal día. Papá no sabe qué ha hecho mal”.

 

Esta canción nos trae una postal de lo que suele ocurrir en más de un hogar. La idea del matrimonio indisoluble, junto con su descendencia, conforman la familia; una pequeña molécula que durante milenios dio sustento a conceptos mucho más amplios, como la sociedad y el estado. Pero esa concepción de familia se ha quedado en la memoria de muchos como algo casi siempre disfuncional. En la letra de este tema se nos trae el retrato de prácticamente cualquier núcleo familiar a lo largo de la historia de la humanidad. Un grupo minúsculo de gente que dicen amarse y entre quienes reina la incomunicación, y que permanecen juntas a pesar de que todo entre ellos esté mal. Bajo cada techo donde se presentan estas dinámicas tan tóxicas, crecen niños que luego se convertirán en adolescentes que gritarán algo como esto: “Así que esto es lo que se siente estar solo. Así es como se siente verse tan pequeño. Esto es lo que se siente cuando tu palabra no significa nada para nadie”.

 

La canción continúa hablándonos, pero esta vez nos cuenta otra historia de tristeza. Las imágenes pertenecen al funeral de un hombre que se ha suicidado, dejando tras de sí una nota misteriosa… ¿Puede alguien imaginarse algo más triste? Al evocar esa idea es probable que se nos venga a la mente un día lluvioso y pleno de paraguas oscuros abiertos como flores negras: “Un coche fúnebre atraviesa la ciudad, se trata de un hombre de una ciudad importante, que le dejó una nota a una chica de por aquí. Y murió a pesar de tener todo tan fácil”. Se nos habla de que este hombre tenía todo muy fácil, dándonos a entender que era una persona de recursos. Muy al pasar, nos queda flotando en el aire la ya tan consabida lección acerca de que el dinero no hace la felicidad. ¡Feliz Deprimartes!

 


 https://www.youtube.com/watch?v=J-fX0UbpZls








martes, 9 de noviembre de 2021

Capítulo 296: “Born To Be Wild”. Steppenwolf. (1968)

 



Deprimartes rutero:

 

En el año 1969 se estrenó el filme “Easy Rider”, por estas pampas conocido como “Busco mi destino”; y que desde hace mucho está muy justamente considerado como un clásico de culto. Su director, el actor Denis Hopper, quería filmar una película en la cual él y su amigo Peter Fonda se lanzan a viajar en motocicleta por las rutas norteamericanas, con la intención de alcanzar el festival de Mardi Gras, en Louisiana. Pero Denis tenía un pequeño inconveniente: no tenía un céntimo. Y cómo sabía que ningún estudio cinematográfico le prestaría ni una moneda, hizo algo que al parecer nunca antes se había hecho: llevaría adelante la filmación con dinero de su propio bolsillo. Y con ese emotivo acto quedó inventado el cine independiente: “Enciende tu motor y dirijámonos a la autopista. Vamos en busca de aventuras y de lo que sea que se cruce en nuestro camino”. Visto a la distancia, es increíble que esta road movie tan siquiera se haya estrenado. Es que la filmación fue un desastre desde el comienzo. Era la época dorada de los hippies, y las drogas corrían como la leche y la miel en la tierra prometida. Y Hopper, Fonda, y toda la gente que se embarcaría en este proyecto, se la pasarían drogados y borrachos todo el tiempo. Eso no solo retrasaba constantemente la agenda de filmación, sino que era muy difícil atenerse al libreto (cuando lo había). Para colmo entre el elenco se encontraba un muy joven Jack Nicholson, quien empezó a tener cada vez más peso a la hora de tomar decisiones, y parecía estar tanto o más loco que los demás… Pero una vez que se estrenó, fue un éxito que representó a la perfección a un nuevo tiempo en el que una persona ya no estaba aprisionada por las convenciones y podía elegir su propio destino.

 

El tema musical emblemático de esta película estuvo a cargo de la banda Steppenwolf, y como la importancia del filme en la contracultura fue tan grande la banda quedó para siempre atrapada en el éxito de una canción tan representativa. Su líder, John Kay, llegaría a declarar que cada generación cree que nació para ser salvaje, y por tanto toman esta canción como su himno. Steppenwolf era una banda que venía de hacer un Folk acústico, hasta que un productor discográfico los fichó con la condición de que tuvieran un sonido más duro. Así que comenzaron a hacer un excelente Hard Rock con el que nos regalaron un puñado de canciones que hoy son parte de la banda de sonido del Hippismo: “Sí, cariño, haremos que las cosas sucedan. Tomaremos el mundo en un abrazo lleno de amor. Dispara todas tus armas a la vez y explotemos hacia el expacio exterior”. Los antiguos mitos del Rock dicen que debido a la potencia de esta canción, un naciente movimiento musical tomaría su nombre de uno de sus versos. De ahora en más la música pesada se llamaría Heavy Metal: “Me gusta el humo y el relámpago, mi moto es suena como un trueno de heavy metal. Jugándole carreras al viento, y tratando de que esto que siento no termine nunca”.

 

¿Quién no ha soñado con dejar atrás la rutina y lanzarse a la aventura en una moto?... Pues yo. Mi relación con las motocicletas es como esas relaciones que mezclan amor y odio, pero sin el amor. Pocas cosas me producen tanto rechazo como esos vehículos que necesitan de la inercia de la velocidad para no terminar tumbados en el piso. En mi imaginación se me han aparecido como una oda al accidente seguro. Las poquísimas veces que en mi vida me he visto forzado a tener que estar sobre dos ruedas me invadio siempre una espantosa sensación de inseguridad, aún viajando como acompañante. Al menos quien maneja cuenta con el manillar para sujetarse, pero en el asiento trasero uno apenas encuentra de dónde aferrarse para no salir despedido. Supongo que se trata de otra de las tantas cosas que la mayoría del mundo disfruta, y que a mí me resultan incomprensibles por mi calidad de introvertido. Para mí, tal vez lo mejor sea esperar hasta que las motocicletas vuelen. Entonces nada me detendrá y saldré a volar para buscar mi destino: “Como verdaderos hijos de la naturaleza hemos nacido para ser salvajes. Podemos trepar tan alto que siento que no quisiera morir jamás”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=s6KdGo4B8Sc






martes, 2 de noviembre de 2021

Capítulo 295: “The Wild One”. Suzi Quatro. (1974)

 



Deprimartes empoderado:

 

La norteamericana Susan Quattrocchi siempre supo que quería ser alguien dentro del ambiente musical, así que lo primero que hizo fue acortar su apellido con evidentes raíces italianas para sonar lo más original posible, y luego eligió dedicarse a tocar un instrumento muy infrecuentemente ejecutado por una mujer en el Rock, el bajo eléctrico: “Toda la vida quise ser alguien y aquí estoy. Sé lo que tengo y nadie va a quitarme mi oportunidad. Así que déjenme decirles quién soy: soy una zorra al rojo vivo que puede aguantar lo que sea que me tiren. Soy un castigo del infierno, querido, ¿es que no te diste cuenta?”. Si alguien con un buen ojo clínico la descubría –cosa que finalmente pasó-, sin duda alguna Suzi sería una estrella. Más allá de su talento, que por cierto era mucho, su calidad de original le valdría el éxito. Porque a principios de los años ‘70 ¿con cuánta frecuencia podríamos encontrar a una joven y hermosa mujer tocando el bajo y cantando en una banda de Rock?

 

Rápidamente firmó un contrato con una discográfica que decidió lanzarla como solista en Europa, y muy pronto comenzó a enhebrar un rosario de éxitos. Tuvo la muy buena suerte de erigirse como la gran figura femenina Glam Rock británico, un movimiento musical en el que los artistas masculinos jugaban con la idea de tener una sexualidad ambigua y una imagen andrógina. Los nombres imperantes en esta corriente eran los de David Bowie, Gary Glitter, Elton John, y Marc Bolan; y en medio de todos esos hombres vestidos con calzas y lentejuelas brillaba esta diminuta chica portando un bajo enorme, enfundada en su traje de cuero y con una actitud muy combativa: “Soy una chica rara con la cabeza retocada que tiene una racha de suerte, voy a ser la dueña de esta ciudad y tú no puedes detenerme. Porque soy una salvaje. Sí, soy la salvaje”. A pesar de la popularidad que tenía en el Viejo Mundo, a Suzi el éxito le era esquivo en su tierra natal. Terminó triunfando en Norteamérica gracias a su faceta de actriz, alcanzando curiosamente la masividad gracias a su labor en la clásica comedia “Happy Days”, aquella del mítico Fonzie: “No tiene sentido, suéltame ya. Más y más, ya no puedo llevar la cuenta”.

 

Dentro de una banda, es común que una mujer ocupe el rol de vocalista principal. Pero cuando no es así en el mundillo del Rock por lo general la mujer suele ocupar tristemente los dos mismos lugares: o bien es corista o bien es groupie, casi un elemento decorativo. Ese no era el caso de Suzi. Con su mínimo 1,52 mts. de altura, ella se calzaba al hombro un instrumento que la hacía ver insignificante. Pero era consciente de todo el talento que tenía: “No he perdido la cabeza a pesar de que ya quedaron atrás esos años en que tú no me dejabas crecer y me arrastrabas a todos lados”. Aprendan, amigas feministas. Así se rompen moldes y se empodera una verdadera mujer. Por propia personalidad y por sola presencia, el de Suzi era un verdadero empoderamiento; hasta se podría decir que era feminismo puro puesto en práctica. Si alguien tiene alguna duda, no basta más que con ver algún video de sus presentaciones, donde arrasaba el escenario con una personalidad avasallante. Nunca jugó el papel de víctima, siempre fue la dueña de su propio camino: “Soy una perra de ojos azules que quiere ser rica. Así que quítate de mi camino, porque llegué para quedarme”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=IgKyXghZShE





martes, 19 de octubre de 2021

Capítulo 294: “Young Folks” Peter Bjorn and John. (2006)

 


Deprimartes juvenil:

 

Un chico y una chica que se gustan aprovecharán cualquier excusa para comenzar un diálogo; esta es una historia que se repite a diario en todo el mundo. El muchacho le enseña a silbar una canción, y al parecer ese único truco le es suficiente para que la niña acceda a ir a casa del creativo seductor, mientras tiene lugar el siguiente diálogo: “Si te contara todas las cosas que hacía antes, si te contara cómo solía ser, ¿querrías estar con alguien como yo? Si conocieras cada detalle de mi historia y tuvieras todo el panorama de mi vida, ¿querrías estar con alguien como yo?”. La franqueza de la pregunta invita a una respuesta de igual calidad por parte de la señorita: “Ya hice eso antes y me di cuenta de que no me llevó a ningún lugar. Y aún así estaría con alguien como tú. No me importa qué hayas hecho o con quién hayas estado”. Este juego de cortejo subyacente continúa mientras se reúnen con sus compañeros de banda y graban la canción del silbido. Todo marcha tan bien que deciden invitar a más amigos para hacer una fiesta y estrenar su nuevo éxito. A lo largo de todo este videoclip animado reinan las tonalidades de color pastel, y los personajes que aparecen en él bien podrían haberse escapado de una postal naïf. Y es que así se siente la vida cuando tienes 20 años. Recordamos esos días como un período luminoso, donde todo era sanamente ingenuo. Sin embargo lo que estos chicos dicen en su diálogo parece traslucir un cierto grado de madurez: “Generalmente cuando he llegado a este punto, la gente con la que estoy tiende a desaparecer. Creo que ya nadie me sorprendería, a menos que seas tú quien lo haga”.

 

“Puedo asegurar que algo está pasando, porque las horas se pasan volando. Todos a tu alrededor se van, pero yo sigo aquí a tu lado”. Bjorn, Peter y John son tres jóvenes amigos de Estocolmo que decidieron armar una pequeña banda de Indie Rock. Invitaron a la vocalista Victoria Bergsman para registrar su primer single, una canción que sonara cercana al Lo-fi, por lo que buscaban grabar con una baja calidad de sonido. El público que consume este tipo de música no suele ser másivo, y fue por eso que el éxito de esta canción tomó a los tres amigos absolutamente por sorpresa. Este tema arrasó en los charts mundiales a mediados de la primera década de este siglo, con una melodía que contenía una letra tan despreocupada como veinteañera: “Y no nos importa la gente joven hablando sobre sus modas pasajeras. Y tampoco nos preocupan la gente vieja hablando sobre cómo eran las cosas antes. No nos importa lo equivocados que están cuando hablan acerca de nosotros, lo único que nos importa es esta conversación. Hablar sólo contigo”. Este trío tan peculiar sólo logró este único éxito comercial hasta la fecha, ya que luego se dedicarían a una apuesta musical más local y afín a sus orígenes nórdicos. Su nombre queda en la historia del Rock como otra perla en el rosario que es esa constante contribución de Suecia a la música popular moderna, con nombres emblemáticos como los de ABBA, Europe, The Cardigans, The Hives, Ace Of Base, y Roxette; entre muchos otros.

 

Si hay algo que ha hecho que todos nos acordemos de esta canción, es el abuso de un recurso tan mundano que en el Rock suele aparecer mucho menos de lo que podría suponerse. Estoy hablando del silbido. Probablemente tenga que ver con que silbar es un arte que no sólo está al alcance de todos (excepto de la mujer que amo, quien por algún extraño motivo cuando silba parece que sólo puede usar una única nota), sino que está relacionado con una actitud más bien campirana y despreocupada de la vida. Quien silba no está pensando en sus problemas. Y tal vez por eso mismo es que es difícil relacionar este tipo de sonidos con alguno de los géneros más pesados del Rock. Por eso es que lo primero que se nos viene a la mente al hablar de silbidos son canciones más bien melódicas y agradables como “Patience” de Guns N’ Roses, “Jealous Guy” de John Lennon, o “Don’t Worry Be Happy” de Bobby McFerrin. En cualquier canción donde haya un apacible silbido también podrían escucharse palabras en un tono calmo, como las siguientes: “No nos importa qué haya hecho o con quién haya estado el otro, aún así podríamos pasar el rato juntos y ver qué ocurre en la noche”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=iArXv64tCJA







martes, 12 de octubre de 2021

Capítulo 293: “Joe Le Taxi”. Vanessa Paradis. (1988)

 



Deprimartes taxista:

 

Siempre se discute sobre si el mejor riff de saxo de la música moderna se encuentra en la canción de Wham! “Careless Whisper”, o en “Baker Street” de Gerry Rafferty. Pero yo sostengo que no habría que dejar fuera de la contienda a este tema, que con sus saxofones cautivantes recrea el clima justo para hablar sobre un hombre llamado Joe y su oficio de taxista; y de qué se trata la extraña experiencia de ser un chofer nocturno: “Joe el taxista no va a todas partes, pero sí va corriendo a comprarse una soda. Su taxi suena como un saxófono amarillo. Su corazón conoce cada calle, todos los pequeños bares y todos los rincones oscuros. Y el río Sena con sus puentes brillantes”. Mi padre durante muchos años ha sido taxista y no era raro que cumpliera con su turno durante la noche. De sus anécdotas siempre me ha quedado claro que manejar de madrugada tiene una especie de magia. La gente que pulula por las trasnoches poco se parece a los seres diurnos. Están llenos de historias interesantes, y un taxista, con su filosofía mundana a cuestas, siempre es un buen catalizador para una charla profunda.  

 

Salvo tal vez por la figura de Johnny Hallyday, el Elvis de La Galia, la escena Rock francesa parece guardar el mismo carácter hermético y sectarista que tienen los habitantes de Francia y que les hace parecer tan altaneros y soberbios frente a los extranjeros. Y yo lo sé por dos motivos. El primero de ellos es que he estado en Francia y pude chequear de primera mano algunos destellos de la amarga personalidad de los francos; y el segundo motivo es que nadie sabe más de soberbia y altanería que un nacido en la Ciudad de Buenos Aires, como yo. Por estas pampas lo poco que ha llegado de la música moderna francófona suele estar más asociado al sonido Pop de los años ’80, con encantadoras voces femeninas llevando adelante canciones como “Voyage, Voyage” de Desireless, “C'est la Ouate” de Caroline Loeb, o “Ella, Elle L’a” de France Gall. Y aquí tenemos un ejemplo de esa misma época, una pequeñuela que con el paso del tiempo llegaría a convertirse en una supermodelo casada con el actor Johnny Depp: “La música que lleva Joe en su coche es la Rumba, el Rock clásico y el Mambo. Así es la vida de Joe el taxista. Su mambo sabe a ron cuando está en medio de un embotellamiento. Así son las cosas, ron y Mambo”. Vanessa Paradis grabó esta canción contando con tan solo catorce años de edad. En el video se la ve bailando de manera aniñada e inocente, y con una vestimenta absolutamente casual. Al contemplar esto y ver cómo han transcurrido los años me es imposible no notar lo mucho que han cambiado las cosas en esta era digital. Hoy en cuanto medio frecuentemos desgraciadamente es bastante común toparse con una imagen hípersexualizada de cualquier adolescente. Se han corrido hacia atrás los límites de la niñez, y es horrendo pensar que tal vez esto no se deba a una simple casualidad… Ojalá esté equivocado: “En su coche la música que resuena es la Rumba, y tal vez un poco de viejo Rock y hasta un Mambo. ¡Vamos, Joe! Que la noche te lleve hasta la Amazonia”.

 

Joe sigue desandando las horas que preceden al alba, y en su derrotero lo acompaña la música de artistas con los que ha llegado a construir una relación casi fraternal. Para amenizar la aventura nocturna Joe puede estar escuchando tanto la obra de un director de orquesta catalán como una melodía entonada por una cantante lírica peruana: “Joe el taxista y Xavier Cugat. Joe el taxista e Yma Sumac”. Mientras navega el empedrado parisino, la música de su saxofón amarillo va deshaciendo el conjuro de silencio que gobierna en la noche oscura. Va confiado porque sabe que tiene por escudero a una melodía que lo transporta al lugar en el que sigue siendo feliz: “Joe el taxista y los mariachis. Joe el taxista y el Cha-cha-chá.” ¡Feliz Deprimartes!



https://www.youtube.com/watch?v=Ulay2FvUEd8





martes, 5 de octubre de 2021

Capítulo 292: “Let Forever Be”. The Chemical Brothers. (1999)

 



Deprimartes onírico:

 

“¿Y cómo se siente despertarse bajo la luz del sol?”. Según esta letra, alguien recobra el conocimiento sin saber dónde está, pero parece que se encuentra en medio de algún tipo de viaje psicodélico. A su mente la invaden preguntas sin sentido frente a un mundo que mira y que ya no es suyo, puesto que no lo comprende: “¿Y cómo se siente brillar sobre todos los demás?”. Aunque lo que en realidad ocurre es que tal vez la persona aún no se haya despertado. Verán, a veces nuestro cerebro nos juega trucos. Recuerdo que más de una vez he sido víctima de un mecanismo que utiliza nuestra mente cuando suena el despertador a la mañana, pero nuestro cerebro quiere seguir descansando. Así, apagamos el despertador, nos levantamos de la cama, nos aseamos, desayunamos, nos preparamos para ir a nuestra escuela y/o trabajo… Pero todo es un sueño. Es una diabólica maquinación de nuestro subconsciente con el fin de ganarle unos minutos más a la rutina; y para ello soñamos con la rutina misma. Hacemos dormidos lo que haríamos despiertos, pero por la misma naturaleza del sueño, todo se vuelve difuso e incoherente. La acción va hacia atrás y hacia delante de manera aleatoria, con un ritmo cansino, y con personajes y situaciones que tienen la lógica de un caleidoscopio.

 

Algo así le está ocurriendo a la protagonista de este legendario videoclip. Llega la hora de levantarse y el reloj despertador suena como un redoble de batería. Uno que hipnóticamente invita a la niña a seguir durmiendo, pero en el sueño se despierta y se multiplica. Sus personalidades bailan una coreografía difícil de clasificar y se preparan para afrontar su realidad como vendedora en un puesto de cosméticos, pero… ¿Está llegando en horario, o ya terminó su turno y emprendió el camino de regreso a su casa? Gira como un trompo mientras el flujo del tiempo parece estornudar delante de ella, y ya nada tiene un orden predecible. El sueño se le vuelve una pesadilla. Finalmente la hora de la jornada laboral ha concluido, y ella se da cuenta de que nunca ha salido de la cama. Tiene el resto del día para imaginarse cómo sería su vida si tuviese otro tipo de rutina: “¿Y cómo se siente pasar un rato de tu vida sentado en el cordón de la vereda, gritando una sinfonía?”. The Chemical Brothers son un dúo con el dudoso honor de haber revitalizado la música electrónica europea en la década del ‘90. Como gracias al cielo mis gustos rockeros me impiden disfrutar en profundidad de este subgénero, siempre me he valido de la opinión de terceros para formarme una idea más específica de lo que estos talentosos muchachos han hecho. Y todos mis informantes coinciden en que la obra de esta agrupación cambió completamente esta rama sonora hasta convertirla en la música típica de los drogones que por esa época asolaban las calles de Europa en búsqueda de morfina. Mi deliberada ignorancia sobre ellos no me imposibilita reconocerles sus acercamientos hacia el Rock, mayormente en la forma de colaboraciones con artístas reconocidos como Beck, The Flaming Lips, o el cantante de The Verve, Richard Ashcroft. Era la época del Brit Pop, y siguiendo su ejemplo la música electrónica también intentó abrevar en los clásicos británicos de los años ’60. Como muestra, vaya esta canción. Es imposible que este tema no repique en nuestras cabezas como una reversión del himno psicodélico “Tomorrow Never Knows” de The Beatles, en el cual John Lennon cantaba letanías místicas similares a ésta: “¿Cómo se siente dejar que todo ocurra por siempre?”. El homenaje ya bordea el plagio descarado si tenemos en cuenta que quien canta no es otro que Noel Gallagher, el cerebro de Oasis; quienes en algún momento de su vida soñaron que eran The Beatles… Hasta que se cayeron de la cama y se despertaron. 

 

“¿Cómo se siente navegar con la brisa?”. El ingenioso video de este tema nos llega de la mano del francés Michel Grondy, uno de los mejores directores de videoclips de la historia. Dar una lista de ejemplos de sus mejores videos me tomaría otro largo párrafo (y leyéndola me doy cuenta de que sin quererlo ya he incluido varios de ellos en este blog), así que sólo quisiera destacar su jerarquía reconociendo que es el director de esa joya cinematográfica llamada “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. Algunas de las tomas de este videoclip están claramente inspirada en la puesta en escena que The Kinks realizó para presentar en televisión su álbum “Soap Opera” de 1975. La letra de esta canción por momentos se vuelve tan reflexiva que puede adivinarse por qué eligieron inspirarse en esta obra de The Kinks. Y ocurre que en dicha obra el líder de la banda, el genial Ray Davies, personifica a una especie de semidios musical llamado Starmaker; quien decide encarnarse en un ser humano común y corriente para así comprender mejor la vida normal. Y justamente se convertirá en Norman, un hombre casado y con un empleo de 9 a 5. Finalmente el límite de su realidad se le irá difuminando y terminará por creer que en realidad él siempre ha sido un hombre llamado Norman, quien de tanto en tanto tiene episodios psicóticos en los que se pregunta cómo hubiera sido su vida si fuese una estrella de Rock: “¿Cómo se siente hacer que todo suceda? ¿Cómo se siente respirar con todas tus fuerzas?”. Y en la última pregunta de esta canción aún hoy hay un debate interesante. Se trata de la estrofa que dice: “¿Y qué se siente ser cristiano?”. A través de la red pueden encontrarse múltiples versiones de la letra de este tema, y mientras que la expresión traducida como “cristiano” (christian being) aparece como mayoritaria, hay versiones que aseguran que en su lugar dice la palabra “crystalline” (cristalino), y hasta hay quienes juran escuchar “crystal fiend” (demonio de cristal). Cómo se puede apreciar, el significado de este párrafo variaría tremendamente según la definición que elijamos, pero debido a la naturaleza alucinada del video bien podríamos aceptar cualquiera de ellas como válida. ¡Feliz Deprimartes!

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=s5FyfQDO5g0




martes, 28 de septiembre de 2021

Capítulo 291: “Everybody's Talkin'”. Harry Nilsson. (1968)

 



Deprimartes parlanchín:

 

Hace un cierto tiempo inventé un juego. Consiste en anotar una palabra cualquiera en un papel, luego visitar la portada de Wikipedia, y dar click en la opción “Página aleatoria”. Desde ese resultado se irá clickeando solamente en los enlaces hasta lograr dar con la palabra anotada previamente. Quien logra conectar la página aleatoria con la palabra elegida usando la menor cantidad de enlaces, gana… Ok, les juro por todas las deidades que es bastante más divertido de lo que suena; y ocurre que este juego (al que llamé humildemente el “Magistral Murray”) utiliza una mecánica muy similar a la que sostiene la idea de los seis grados de separación. Según esta teoría, todas las personas del mundo estamos interconectadas por no más de cinco o seis conocidos en común; y es conocida en su versión más popular: aquella que sostiene que todos los actores estamos a tan sólo seis grados de Kevin Bacon. Puedo demostrarlo con mi propia persona: yo, que soy actor, conozco a mi buena amiga la artista Johanna Dragone, quien me llevó a un taller de meditación en el que también estaba su amiga la cantante Militta Bora, quien fue pareja del actor norteamericano John Cusack, que trabajó en la película “Being John Malkovich” con Sean Penn, quien finalmente actuó en el filme “Mystic River” con… ¡TA-DAH! Kevin Bacon. Así es, casi que somos familia con Kevin. Pero, ¿y por qué estoy hablando de eso? Ocurre que hay un músico que por alguna extraña razón está relacionado con las más grandes leyendas del Rock. Todos se conectan de una u otra manera con Harry Nilsson, un gran vocalista con una voz de tres octavas y media que le permitía sonar como un ángel; pero en este caso es un ángel que no le da importancia a quienes le rodean: “Todo el mundo me está hablando y yo no escucho ni una palabra de lo que dicen, tan sólo oigo los ecos de mi propia mente. La gente se detiene a mirarme pero yo no puedo ver sus rostros, tan sólo veo las sombras de sus ojos”.

 

Es increíble que un cantante tan exitoso como lo fue Harry Nilsson prácticamente no haya hecho presentaciones en vivo, pero él se sentía mucho más a gusto en el estudio de grabación, componiendo melodías para programas infantiles o para otros artistas. Esporádicamente grababa bajo el seudónimo de “Nilsson”, a secas, y eso hacía que muchos creyeran que se trataba de un grupo. El éxito le llegó cuando la presente canción fue incluida en la película de culto “Midnight Cowboy” con Dustin Hoffman y Jon Voight. Allí su nombre comenzó a ser reconocido, y de hecho cuando a los mismísimos Beatles les preguntaron cuál era su banda norteamericana preferida respondieron que era Nilsson. Esto hizo que rápidamente Harry se convirtiera en un gran amigo de ellos, lo cual lo llevó a formar parte del infame club “Hollywood Vampires”, una grupo fraternal de súper estrellas del Rock en el que tan solo se reunían a ver quién bebía más alcohol en toda la noche. Y allí los lazos del buen Harry se volvieron exponenciales, porque se la pasaba de borrachera en borrachera con nombres como Alice Cooper, el baterista Keith Moon de The Who, Mickey Dolenz de The Monkees, y los Beatles Ringo Starr y John Lennon; quien llegó a considerarlo uno de sus mejores amigos y hasta le produjo un álbum. No era raro cruzarse en este club de alcohólicos con gente como Keith Emerson, Brian Wilson, Marc Bolan o Iggy Pop. Harry, entre todos ellos, supo cosechar grandes amistades que sabían que él era un tipo frontal y agradable: “Voy adonde el sol siga brillando a través de la lluvia, voy allí donde el clima haga juego con mi ropa”.

 

Para terminar de ilustrar este curioso círculo en el que todo el mundo parece relacionarse con Nilsson vale esta conocida anécdota. Harry tenía un departamente en Londres, y como él pasaba mucho tiempo en norteamérica era muy común que en su ausencia se lo prestara a músicos amigos para pasar una noche. Éste fue el mismo departamento en el que fallecieron dos leyendas del Rock, con tan sólo cuatro años de diferencia. La líder de The Mamas And The Papas, Cass Elliot, falleció a los 32 años de un paro cardíaco en la cama en la que solía dormir Harry. Y esa misma edad era la que tenía Keith Moon cuando murió de una sobredosis en el mismo dormitorio. ¿Casualidad?... La muerte siguió afectando a Harry, ya que él quedaría devastado debido a la muerte de su gran amigo John Lennon, con quien habían pasado tantas noches de parranda durante el famoso “Fin de semana perdido” de John. Luego de su asesinato, Nilsson se dedicó fervientemente a hacer campañas sobre el control de armas en Estados Unidos: “Aprovecho los vientos del nordeste, navego sobre la brisa veraniega. Voy saltando como una piedra que se lanza sobre el agua”. Habiendo vivido una juventud plena, llena de amigos entrañables y de eternas aventuras nocturnas, un infarto lo sorprendió y la muerte se lo llevó muy joven, a los 52 años. Su corazón no soportó tantas noches de parranda y finalmente le pasó factura. Como una última broma del destino, falleció el mismo día en que concluyó de grabar las voces del que sería su álbum póstumo. En él puede notarse que aún en sus últimos días conservó su voz de ruiseñor: “No dejaré que te olvides de mi amor. No te dejaré partir”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 https://www.youtube.com/watch?v=agMPGvcPQzg





martes, 21 de septiembre de 2021

Capítulo 290: “Black Water”. The Doobie Brothers. (1972)

 



Deprimartes navegable:

 

La cultura humana parece siempre haber prosperado a la vera de un gran río. La historia nos da ejemplos de sobra: tenemos a las civilizaciones de la Antigua Mesopotamia floreciendo a orillas del Tigris y del Éufrates; a los faraones egipcios construyendo pirámides a la vista del Nilo; y también a los chinos, cuya milenaria historia hunde sus raíces en el barro del río Amarillo. Así también ocurre con el Rock. Sus antepasados inmediatos, el Jazz y el Blues, nacieron cobijados por el abrazo de un enorme y poderoso río, uno tan grande que logra partir a un subcontinente en dos mitades. Estas vertientes musicales tienen su esencia en las desventuras del pueblo afroamericano del delta del Mississippi, un caudaloso río con incontables afluentes. Cerca de su desembocadura está la ciudad de New Orleans, una antigua colonia francesa que funcionaba como puerto para el comercio de esclavos traidos desde el África; y que con el tiempo se volvió un centro comercial muy cosmopolita. Recibió masas de visitantes de muy distintos orígenes, y la interacción de esta gente hizo que de esa extraña mezcolanza de idiosincracias surgieran nuevas ideas musicales que llegarían a conquistar el mundo moderno, pero que nunca olvidarían sus orígenes: “Bueno, pues me construi una balsa y está lista para navegar. El viejo Mississippi está llamándome. Los bagres chapotean en el agua mientras la rueda del barco a vapor continúa golpeando, el Black Water sigue rodando como siempre lo hizo”.

 

Esta húmeda geografía es tan vital para la historia norteamericana que allí es donde se ubican las aventuras de los clásicos de Mark Twain, con personajes como Tom Sawyer, y Huckleberry Finn. En ellas el cauce del río es transitado por los afamados vapores de ruedas, esos pantagruélicos barcos movidos por una enorme rueda con palas ubicada en su popa. Ya el Rock le había hecho un claro homenaje a esta postal sureña con la canción “Proud Mary” de Creedence Clearwater Revival, que refiere a un buque de ese nombre; y ahora estamos ante la historia de otro piróscafo de ensueño, uno llamado “Agua Negra”: “Vieja Black Water, continúa rodando. Luna del Mississippi, ¿continuarás brillando sobre mí? Sí, continúa brillando con tu luz, harás que todo esté bien, belleza. Harás que todo esté bien”. Cantándole a estos barcos legendarios aquí tenemos a The Doobie Brothers, que al igual que CCR hicieron Rock pero abrevaron en corrientes musicales bien campiranas como el Country y el Folk. También incursionaron con mucho éxito en el Hard Rock, en el Soul, y hasta en el Funk bailable, como lo dejaron bien en claro con sus muy recordados temas “Listen To The Music” y “Long Train Runnin’”. Finalmente la década de los ’80 pareció tomarlos desprevenidos y no supieron adaptarse a la era de los sintetizadores, aunque hasta el día de la fecha cuentan con una enorme base de fanáticos en todo el mundo.

 

“Y no tengo ninguna preocupación, porque no tengo ningún tipo de prisa”. El líder de la banda siempre ha sido el bigotudo Tom Johnston, pero en esta canción la voz está a cargo de su compositor, Patrick Simmons. Un buen día Pat estaba esperando su turno de grabar mientras sus compañeros hacían  su parte en el estudio de grabación. El aburrimiento le ganó la partida, y entonces comenzó a dibujar un riff con su guitarra, el que repetía una y otra vez; hasta que ya no pudo sacárselo de la cabeza. El productor de la banda lo escuchó fortuitamente y le pareció tan bueno ese fraseo que le encomendó que continuara con él hasta convertirlo en una canción. Y ese riff casual terminó por convertirse en las primeras notas de una canción que llegaría al tope de las listas. Lo que comienza como una suave melodía con agradables armonías vocales luego gana fuerza con un vigoroso ritmo, y hasta se da el lujo de presentar una sección a cappella con la que siempre han hecho las delicias del público al tocarla en vivo: “Y si comienza a llover no me importará, porque eso no cambia absolutamente nada para mí. Tan solo tomaré el tranvía que lleva al centro de la ciudad. Sí, me gustaría escuchar un poco de buen jazz y bailar esa música de burdeles, e invitar una ronda de bebidas a todo el mundo”. Sin duda aquí Simmons está describiendo una típica noche de Nueva Orleans, pletórica de colorida diversión y de morenos bailando febrilmente al compás de esa música por la cual unas décadas más tarde Jack Kerouac y Neal Cassady perderían la cabeza: “Belleza, tómame de la mano, vas a bailar conmigo toda la noche”. ¡Feliz Deprimartes!


https://www.youtube.com/watch?v=m4oZCtfmh44




martes, 7 de septiembre de 2021

Capítulo 289: “Sahara Night”. F. R. David. (1986)

 



Deprimartes desértico:

 

Hace poco leí sobre Bir Tawil, una porción de desierto en la frontera entre Egipto y Sudán de unos 2.000 km2, y que es uno de los poquísimos lugares de la Tierra que absolutamente ninguna nación reclama como propio. Allí no hay más que un mar de dunas de arena y un par de estribaciones rocosas calcinadas por el sol del Sahara. El clima es muy hostil y los recursos son inexistentes, nadie vaga por allí a excepción de algunos eventuales pastores trashumantes. No es de extrañarse que nadie quiera esa parcela yerma, ya que es sólo una ínfima fracción del mayor desierto del mundo; un lugar en el que no sólo la vida muere, sino que también lo hace la imaginación: “Espíritu de las arenas en una vasta tierra vacía a la que nadie pertenece. Cuando el azul se vuelve oscuro a medida que la luz fallece entre la luna y el sol. En los campos desérticos la fiebre es tan alta que me dan ganas de gritar. Es de noche en el Sahara”. Si bien hablamos de un lugar en que la presencia humana es casi nula, aún así es posible cruzarse con alguna caravana de tuaregs con sus dromedarios, yendo a visitar las tiendas lejanas de los habitantes esporádicos de algún oasis. Todos esos pueblos tienen culturas milenarias, y ceremonias ancestrales, como la de beber té hirviendo bajo los 45ºC del Sahara y con un turbante puesto en la cabeza. Evidentemente es gente que resiste muy bien el calor. De hecho, según los bereberes hay que tomar tres tés a lo largo del día: el primero debe ser bien amargo, para simbolizar los sinsabores de la vida, el segundo será muy dulce, para homenajear el amor, y el tercero será suave, como anhelan que sea la llegada de la muerte.

 

“Escucha el viento, está trayendo a tus oídos una música muy lejana. Tal vez puedas escuchar los sonidos de una danza tribal que llega desde las alturas”. Y aún en los más áridos paisajes desérticos florece de tanto en tanto algún artista talentoso, como es el caso del músico tunecino Elli Robert Fitoussi, más conocido en occidente por su seudónimo artístico: F. R. David. Su calidad como sesionista era tal que llegó a tocar en las giras del genial tecladista griego Vangelis, pero David dejó repentinamente las sombras cuando logró en solitario un inesperado éxito mundial con su tema “Words” de 1982. La inoxidable base electrónica de esta canción se ha vuelto uno de los sonidos más representativos de la era del Synth pop. Aparte de lograr un éxito comercial, es evidente que guardaba un cierto gusto por la poesía; tal como lo evidencian las imágenes que utiliza en esta letra para describir las revelaciones que le trajo la noche africana: “Y las estrellas me revelan el horrendo misterio del espacio, con toda su carga de miedo. Ahora puedo darme cuenta de cómo todo eso me ha influido”.

 

Al comienzo de este video promocional encontramos a F. R. David bebiendo un invaluable vaso de agua en un pueblito perdido en el interior de su Túnez natal, mientras recuerda su desventura de una noche en el desierto… ¿O se trató tal vez un espejismo?: “Amo observar el cielo sonriéndole a las estrellas mientras estoy tirado en la arena. La brisa es tan agradable que desearía que nunca dejara de traerme esta calma". Al bueno de David se le ocurre perderse entre las dunas mientras viste un sobretodo, y entonces se le suceden imágenes confusas y coloridas que no siempre responden a la lógica. Comienza a ver gente muy elegante que desaparece y reaparece, pero ahora caminan hacia atrás. Se ven flamear extraños espejos clavados en la arena, que recuerdan muy vagamente a Kubrik. Un perfil femenino exótico y bello lo persigue, como si él fuese el único habitante de una fata morgana. Todo esto culmina con los pueblos nómades uniéndose en el desierto entre banderas y antorchas, mientras suena de fondo un coro de letras “O” que con su sonido gutural le da forma a uno de los estribillos más agradables que yo recuerde. La noche en medio del desierto dorado termina convertida en una fiesta multicolor: “Oh, la noche en el Sahara. Me hace sentir, me hace sentir tan bien”. ¡Feliz Deprimartes!

 

https://www.youtube.com/watch?v=-79QkV2ROb8 






martes, 31 de agosto de 2021

Capítulo 288: “Tonight”. New Kids On The Block. (1990)

 



Deprimartes púber:

 

En 1980 el músico Maurice Starr editó su primer álbum con sus propias canciones, el cual fue un fracaso estrepitoso. Decidió entonces correrse del centro de atención, y se le ocurrió la idea de armar una banda vocal de chicos afroamericanos para cantar los temas que él mismo escribía. Así fue cómo nació New Edition, un quinteto que en sus presentaciones incorporaba elaboradas coreografías a su música, y que visualmente perseguía la estética de los Jackson 5, aunque su sonido entraba fácilmente dentro de la electrónica. El grupo empezó a tener mucho éxito entre el público adolescente, y el señor Starr comenzó a forrarse en dinero mientras les pagaba una miseria a sus muchachos. Y entonces New Edition decidió despedir a su mánager. Pero Maurice ya había aprendido una gran lección, la cual llevaría a un nuevo nivel. Ahora iba a armar otro grupo vocal de cinco chicos bailarines… Pero esta vez serían blancos. Se llamarían los New Kids On The Block, y se convertirían en los primeros representantes masivos de la más horrenda subrama del Pop: las Boy Bands: “Recuerden que les dijimos: ‘Niña, por favor no te vayas’, y que las amaríamos por siempre. Les enseñamos a mantenerse firmes mientras tengan con qué hacerlo. ¿No es cierto, chicas?”. Estas agrupaciones (me cuesta definirlas sin caer en la falta al respeto) son una invención con una meta tan comercial que aún en sus propias letras se autorreferencian. Aquí la primera estrofa juega con varios de los títulos de sus mayores éxitos, pero a continuación pasa a relatar los bemoles de ser extremadamente famoso. El estribillo acepta dos lecturas. Bien puede parecer que tiene un tono celebratorio... O bien puede ser la queja de alguien exhausto y que siente que está atravesando el Purgatorio: “Bueno, siempre me digo que, después de todo, hoy es un nuevo día. Esto pasa cada vez que escuchamos que nos llaman al escenario y vemos a todas esas chicas con sus cabellos rizados, sus botones con nuestros nombres y sus broches, y todo el estruendoso griterío. ¡Esta noche!”.

 

Con las “bandas de chicos” estamos ante un espantoso experimento que representa exactamente lo opuesto de la esencia rockera. El alma misma del Rock es la rebeldía, es un grito entrañable que demanda romper lazos con todo lo establecido, y comenzar a darle forma a un nuevo arte; y a través de él, a un nuevo mundo. La génesis del Rock es espontánea y casual, son Mick Jagger y Keith Richards cruzándose en un tren, son Jim Morrison y Ray Manzarek encontrándose en una playa, son John Lennon y Paul McCartney saludándose después de un concierto. Pero estoy convencido de que el Rock & Roll no hubiera sido tan exitoso de no ser por su matrimonio por conveniencia con el Pop. El Pop lleva su objetivo impreso en su propia frente, es popular; necesita establecer contacto y llegar a la mayor cantidad de gente posible; esa es la única medida válida de su éxito. Y vaya que esa sociedad dio buenos frutos. En conjunto, nos han dado los géneros más maravillosos de la música moderna, pero de tanto en tanto cada uno solía hacer cosas sin que la otra mitad lo supiera. Y así fue como un buen día el Pop tuvo un hijo deforme: el Teen Pop, quien a su vez dio a luz a ese engendro conocido como las Boy Bands: “Recuerdo cuando viajábamos alrededor del mundo. Conocimos a muchas personas y también a un montón de chicas. Nos llegaba correo de nuestras fans de todo el planeta, demostrándonos cuánto nos querían. ¿No es cierto, chicas?”. ¿Qué es una Boy Band? Bien, la cosa funciona generalmente así: un productor selecciona a través de un casting a un grupito de muy jóvenes cantantes y bailarines (nadie sabe por qué, pero casi siempre son cinco), y les da a cada uno el look característico de algún estereotipo con el cual pueda identificarse el público adolescente femenino. Así, en la banda tendremos al carilindo, al rudo, al tímido, al pequeñín, al imbécil, etc. En definitivas cuentas: son un producto de mercado, hecho siguiendo una fórmula, y apostando al gusto de un determinado sector específico. Como hecho artístico, son absolutamente denostados por todo el resto del mundo rockero. Como bien comercial, son excelentes en su cometido; lo único que buscan es generar una ganancia económica. Marketing puro.

 

“Suena bien. ¡Hey, amigos, hagámoslo. ¡Aquí vamos!: La, la, la, la, la, la, ¡esta noche!”. Pero como en todos los aspectos de la vida, a veces las cosas pueden salirse de control y terminar provocando un preocupante fenómeno de histeria masiva de nivel global. Eso fue lo que les ocurrió a los NKOTB, quienes literalmente de un día para el otro pasaron a ser las estrellas mejor pagas del mundo, y eran perseguidos por hordas de quinceañeras que querían devorárselos. Vivían encerrados en sus cuartos de hotel, constantemente de gira y evitando el asedio enfermizo de sus fans y de los papparazzi. El fenómeno que causaban era tal que fueron exprimidos con cuanto producto se pudiese lanzar al mercado con el nombre de la banda. Comenzaron a fabricarse todo tipo de artículos en los que aparecía la imagen de los chicos, y el merchandising fue tan grande que hasta se llegaron a hacer canicas con sus rostros, lo cual los horrorizó: “Lo último que quieres ver es tu cabeza rodando por el piso”, llegaron a decir. Y algo de razón tenían. Finalmente el encierro y la presión comenzaron a jugarles en contra y se sucedieron las riñas, los incidentes en los cuartos de hotel, las visitas a la comisaría, y hasta los ataques de pánico. Los típicos problemas que suele traer la fama desmedida. Jordan Knight, el más carismático del grupo, dijo en una ocasión: “Es cierto que se puede llegar a ser ‘demasiado famoso’. Y a nosotros nos ocurrió justo eso”. Aún así su éxito fue tan arrollador que le abrieron las puertas a muchas otras Boy Bands como Boyz II Men, Take That, N’SYNC, Five, Backstreet Boys, Jonas Brothers y One Direction: “Es hora de que nos vayamos a casa. ¡Esta noche!”. En fin… Hay de todo en la viña del Señor. ¡Feliz Deprimartes!


 

 https://www.youtube.com/watch?v=JTo3N73hpPg





martes, 24 de agosto de 2021

Capítulo 287: “We Are All Made Of Stars”. Moby. (2002)

 



Deprimartes estelar:

 

Si bien podría decirse que Hollywood es la Meca de la fama, también existe un área periférica habitada por ese tipo de gente que aún sueña con alcanzar la gloria, pero que siempre terminan vendiendo mapas con la ubicación de las mansiones de las estrellas. Denomino a esta zona como “los suburbios de la fama”, y aquí también es común encontrarse con personajes de rostros conocidos, cuyos mejores años pasaron hace demasiados años –valga la redundancia-.  Estos seres que aún intentan vivir de las migajas que les dejó una carrera ya extinguida, sobreviven aferrados como una garrapata a la última brizna de su fama. Sus corazones vuelven a sonreir si cada tanto alguien los recuerda furtivamente y los saluda cuando caminan por la calle. Suele vérselos frecuentando lugares sórdidos de luces rojas; esa clase de antros que generalmente asociamos al sexo y a los excesos. Aún guardan el culto a la belleza grecorromana, más propia de una juventud que se les escurre entre los dedos, y que no pueden retener a menos que decidan perder su última gota de dignidad en las manos de un cirujano plástico. Sus ojos miran hacia sus días dorados, y por lo tanto siempre tienen una estética retro de la vida. No por nada parte de este videoclip se desarrola en un salón de juegos arcade. ¿O acaso hay algo más retro que un arcade?: “Creciendo en número, creciendo rápidamente. No puedo combatir el futuro, no puedo pelear contra lo que estoy viendo”. Asistimos entonces a un desfile de especímenes que bien parecen sacados de un episodio de BoJack Horseman. Vemos a un personaje de dudosa celebridad balbuceando consigo mismo en la barra de un bar. Un enano famoso asistiendo a un show de strip-tease. Dos ex estrellas infantiles cenando comida chatarra. Un músico con claras adicciones asalta un refrigerador. Un actor que acostumbra morir espera mientras le lavan su DeLorean. Una leyenda del porno está haciendo unas fotocopias. Una jovencita pide un autógrafo mientras se apresta a conseguir mucho más que una firma de su ídolo. Y todos ellos canturrean para sus adentros el siguiente verso, como si fuera un mantra, como lo haría cualquier persona que toca fondo y que necesita autoconvencerse para seguir encontrándole un sentido a la existencia: “Gente que se junta, gente que se aleja. Nada puede detenernos ahora, porque todos estamos hechos de estrellas”.

 

En principio, esto es una gran verdad: todos estamos hechos de materia estelar, tal como lo aseguraba Carl Sagan en esa maravilla que fue la serie Cosmos de 1980. Tal vez para levantar el ánimo podría ser útil aquello de repetirse como una letanía que según la ciencia todos los elementos que nos conforman nacieron en el corazón de una estrella. Tenemos billones de años de antigüedad, así que la momentánea carencia de fama no debería ser un problema para nadie: “Esfuerzos de amantes que se han quedado en mi mente. Le canto a la lejanía, veremos qué es lo que ocurre”. El éxito le llegó tarde a Richard Melville, tataranieto del escritor de la novela Moby Dick. En honor a la ballena blanca comenzó a hacerse llamar Moby, y principalmente se dedicó a grabar Música Ambiental. Este subgénero de música instrumental se caracteriza por las texturas sonoras elaboradas y la carencia de ritmo. Por lo general se trata de largas notas sostenidas sobre relieves de vibraciones que se prestan para ser usadas como fondo de una meditación. Pero luego de una década de una carrera que no lograba despegar, Moby se cansó de no tener éxito y pensó en retirarse luego del fracaso de su álbum “Play” de 1999. Como último manotazo de ahogado decidió liberar todos los temas del disco para que cualquiera pudiese hacer uso comercial de ellos. Y así fue que de la noche a la mañana sus canciones comenzaron a ser escuchadas como fondo en un montón de avisos publicitarios e incluso hasta en películas. “Play” se convirtió entonces en un éxito mundial, y Moby, de un día para el otro, se volvió famoso y millonario: “Lentamente, ven. Que alguien venga. Que alguien se acerque lentamente”.

 

En este excelente videoclip podemos ver a nuestro calvo amigo recorriendo morbosos submundos, de los cuales se muestra ajeno en su condición de cosmonauta. Pero en la vida real esto era una patraña. Moby no supo ni pudo manejar esa fama tan repentina que se le vino encima como un alud, y rápidamente se volvió alcohólico y drogadicto. Sólo enfocarse en el misticismo lograría sacarlo de allí, y hoy es un vegano devoto que practica la meditación trascendendal: “Todavía el amor nos está rodeando, no puedes ignorar lo que ocurre a tu alrededor”. El video culmina con un velado homenaje a Stanley Kubrik y su filme “2001: Odisea del espacio”. El astronauta se obnubila por todo lo que ve, y toda esa información transcurre rápidamente ante sus ojos. Eso lo lleva a evolucionar en un nuevo ser de energía; sólo que a Moby esto no le ocurre en una luna de Júpiter, sino entre las góndolas de un supermercado. Se ha convertido en un ente que no será un simple habitante más de este mundo lúgubre, tal vez ahora hasta pueda mejorarlo: “Siento que en mí se va dando una lenta reconstrucción. Creciendo en número, creciendo en paz”. ¡Feliz Deprimartes!

 

 https://www.youtube.com/watch?v=xAh6fk0KD1c