martes, 14 de diciembre de 2021

Capítulo 300: “Hurt”. Johnny Cash. (2003)

 


Capítulo 300: “Hurt”. Johnny Cash. (2003)

 

Deprimartes herido:

 

Para aquellos que no estuviesen al tanto de la categoría de la leyenda que ha sido Johnny Cash, siempre es bueno graficar su importancia mencionando que existe un álbum grabado por cuatro artistas legendarios que casualmente coincidieron en la mítica disquera Sun Records el mismo día de 1956. Uno era por supuesto el buen señor Cash, quien en esas grabaciones se codea con próceres como Jerry Lee Lewis, aquel loco que tocaba el piano en el hit “Grandes bolas de fuego”; también estaba Carl Perkins, el autor de numerosos éxitos de la década del ’50; y entre ellos una canción llamada “Zapatos de gamuza azul” que había llegado recientemente al Nº1 en la voz del cuarto participante de esta reunión: Elvis Presley, el Rey del Rock. Por si aún no he dejado en claro mi punto, Johnny Cash participó en el primer supergrupo de la historia, que fueron conocidos como “El Cuarteto del Millón de Dólares”. Pero aún así, esto no llega a darnos ni siquiera la más mínima idea de quién fue este portador de un alma buena, alguien que siempre se preocupó por los sectores más vulnerables de la sociedad, y que a medida que avanzaba en años se volvía más grande en altura moral a la vez que más profundo en su filosofía de vida: “Me he lastimado a propósito, para ver si aún puedo sentir algo. Me enfoco en el dolor, la única cosa que es real. La aguja hace un agujero dejándome una sensación que me es familiar. Trato de no sentir el dolor, pero no puedo dejar de recordarlo todo”. Es muy difícil explicarle a cualquier persona que no haya nacido en Norteamérica cuál ha sido la importancia artística de Johnny Cash. Si bien se trató primordialmente de un fenómeno vernáculo, como todo artista venido del Country, su impronta y su actitud desafiante lo llevaron a hacer de la incorrección política su bandera; lo cual le hizo ganar simpatías a lo largo de todo el globo. Se hacía notar por su incansable activismo a favor de las comunidades indígenas de su país, así como también por los famosos shows que daba en las prisiones. Siempre buscó que una buena parte de su público estuviese conformada por aquellas personas que suelen estar olvidadas por todos los demás. También supo ser incorrecto musicalmente hablando, y se abrió a colaborar con artistas de la más diversa índole. Incluso en sus días finales hacía versiones de canciones de géneros que le resultaban muy ajenos. Es el caso de esta obra de arte, un tema cuya versión original le pertenece a Trent Reznor; líder del afamado grupo de Rock Industrial Nine Inch Nails. Pero el señor Cash podía adueñarse de cualquier canción y transformarla completamente con su melancolía. Aquí logra algo tan hermoso, que el mismo Reznor al escucharla llegó a emocionarse y a declarar que la canción simplemente ya no le pertenecía.

 

Recuerdo que hace muchos años me contaron una historia acerca de un hombre que en su lecho de muerte pasaba sus últimos días apesadumbrado. En sus días de niñez, plenos de travesuras y felicidad, tuvo la inocente ocurrencia de cambiarle el sentido a una señal del camino cuya flecha indicaba el rumbo correcto. En el epílogo de su vida no lo dejaban en paz unos oscuros pensamientos acerca de cuántas personas se habrían perdido por culpa de su broma infantil… Y ese mismo remordimiento añejado durante décadas es el que atraviesa la letra de este tema: “¿En qué me he convertido, mi querido amigo? Todos aquellos a quienes conozco en el final también se irán”. Johnny Cash moriría apenas unos meses luego de editar esta canción. Lo curioso es que parece haber utilizado su hermoso videoclip para despedirse de nosotros, cantando como quien sabe a ciencia cierta que la vida se va como la brisa que roza nuestra cara mientras se escapa sin decirnos adónde se dirige. Y aquí lo vemos, sentado a la cabecera de un banquete digno un príncipe, recordando y renegando de todo aquello que conquistó; al igual que miles de años antes hizo aquel Rey que en el Eclesiastés aseguró que todo es vana ilusión, todo es como querer atrapar el viento: “Llevo puesta esta corona de espinas, la uso cuando me siento en mi trono de mentiroso, lleno de pensamientos rotos que no puedo reparar. Los sentimientos desaparecen bajo las manchas del tiempo. Tú eres otra persona, pero yo todavía sigo siendo el mismo”.

 

Moviliza presenciar la desazón de un anciano que se zambulle en sus recuerdos y vuelve con las manos vacías. La amargura de Johnny en este video nos deja como legado una tristeza en su más pura definición. Tristeza por considerar que la vida se le ha ido, y más tristeza aún porque recién ahora cae en la cuenta de que todo lo que ha hecho no tiene ningún sentido; quizás porque simplemente nunca lo tuvo: “Y pueden quedarse con todo mi imperio de polvo. Van a decepcionarse de mí, y terminarán por sentirse lastimados”. Pero no nos dejemos engañar. Johnny también tuvo una etapa de actor, y aquí es obvio que lo vemos actuar una última vez. Se da el lujo de jugarnos una broma final antes de que se lo lleve la muerte, personificando a un anciano cuya vida se ha ido por la alcantarilla. Y estoy seguro de que todo es una farsa, porque el señor Cash pasó por esta vida y dejó tras de sí un mundo mejor que el que encontró al nacer. Estoy dispuesto a batirme a duelo con todo aquel que niegue que Johnny Cash murió con una sonrisa… Sobre el final del video, el piano se cierra y la música termina. La historia de toda una vida ha concluido: “Si tan sólo pudiera empezar de nuevo, a un millón de millas de aquí, aún así encontraría la manera de continuar siendo yo mismo”. Tal vez algún día vuelva a decirles: ¡Feliz Deprimartes!

 

 

 https://www.youtube.com/watch?v=8AHCfZTRGiI

 



2 comentarios:

  1. GRACIAS POR LOS RATOS MUSICALES DE INFORMACION APARENTEMENTE ALEATORIA E INUTIL muchas veces toca releer y esta bueno...pero esperamos la proxima deprimarteada un abrazo,

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    1. Gracias a vos por tus palabras. Probablemente de aquí a un tiempo nos volvamos a cruzar por esta via. Un abrazo.

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