Deprimartes juvenil:
Un chico y una chica que se gustan aprovecharán cualquier
excusa para comenzar un diálogo; esta es una historia que se repite a diario en
todo el mundo. El muchacho le enseña a silbar una canción, y al parecer ese
único truco le es suficiente para que la niña acceda a ir a casa del creativo
seductor, mientras tiene lugar el siguiente diálogo: “Si
te contara todas las cosas que hacía antes, si te contara cómo solía ser,
¿querrías estar con alguien como yo? Si conocieras cada detalle de mi historia
y tuvieras todo el panorama de mi vida, ¿querrías estar con alguien como yo?”.
La franqueza de la pregunta invita a una respuesta de igual calidad por parte
de la señorita: “Ya hice eso antes y me di cuenta
de que no me llevó a ningún lugar. Y aún así estaría con alguien como tú. No me
importa qué hayas hecho o con quién hayas estado”. Este juego de cortejo
subyacente continúa mientras se reúnen con sus compañeros de banda y graban la
canción del silbido. Todo marcha tan bien que deciden invitar a más amigos para
hacer una fiesta y estrenar su nuevo éxito. A lo largo de todo este videoclip animado
reinan las tonalidades de color pastel, y los personajes que aparecen en él
bien podrían haberse escapado de una postal naïf. Y es que así se siente la
vida cuando tienes 20 años. Recordamos esos días como un período luminoso, donde
todo era sanamente ingenuo. Sin embargo lo que estos chicos dicen en su diálogo
parece traslucir un cierto grado de madurez: “Generalmente
cuando he llegado a este punto, la gente con la que estoy tiende a desaparecer.
Creo que ya nadie me sorprendería, a menos que seas tú quien lo haga”.
“Puedo asegurar que algo está pasando, porque
las horas se pasan volando. Todos a tu alrededor se van, pero yo sigo aquí a tu
lado”. Bjorn, Peter
y John son tres jóvenes amigos de Estocolmo que decidieron armar una pequeña
banda de Indie Rock. Invitaron a la vocalista Victoria Bergsman para registrar su
primer single, una canción que sonara cercana al Lo-fi, por lo que buscaban
grabar con una baja calidad de sonido. El público que consume este tipo de
música no suele ser másivo, y fue por eso que el éxito de esta canción tomó a
los tres amigos absolutamente por sorpresa. Este tema arrasó en los charts
mundiales a mediados de la primera década de este siglo, con una melodía que
contenía una letra tan despreocupada como veinteañera: “Y
no nos importa la gente joven hablando sobre sus modas pasajeras. Y tampoco nos
preocupan la gente vieja hablando sobre cómo eran las cosas antes. No nos importa
lo equivocados que están cuando hablan acerca de nosotros, lo único que nos
importa es esta conversación. Hablar sólo contigo”. Este trío tan
peculiar sólo logró este único éxito comercial hasta la fecha, ya que luego se dedicarían
a una apuesta musical más local y afín a sus orígenes nórdicos. Su nombre queda
en la historia del Rock como otra perla en el rosario que es esa constante
contribución de Suecia a la música popular moderna, con nombres emblemáticos
como los de ABBA, Europe, The Cardigans, The Hives, Ace Of Base, y Roxette;
entre muchos otros.
Si hay algo que ha hecho que todos nos acordemos de esta
canción, es el abuso de un recurso tan mundano que en el Rock suele aparecer
mucho menos de lo que podría suponerse. Estoy hablando del silbido.
Probablemente tenga que ver con que silbar es un arte que no sólo está al
alcance de todos (excepto de la mujer que amo, quien por algún extraño motivo cuando
silba parece que sólo puede usar una única nota), sino que está relacionado con
una actitud más bien campirana y despreocupada de la vida. Quien silba no está
pensando en sus problemas. Y tal vez por eso mismo es que es difícil relacionar
este tipo de sonidos con alguno de los géneros más pesados del Rock. Por eso es
que lo primero que se nos viene a la mente al hablar de silbidos son canciones
más bien melódicas y agradables como “Patience” de Guns N’ Roses, “Jealous Guy”
de John Lennon, o “Don’t Worry Be Happy” de Bobby McFerrin. En cualquier
canción donde haya un apacible silbido también podrían escucharse palabras en
un tono calmo, como las siguientes: “No nos importa
qué haya hecho o con quién haya estado el otro, aún así podríamos pasar el rato
juntos y ver qué ocurre en la noche”. ¡Feliz Deprimartes!
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