Deprimartes taxista:
Siempre se discute sobre si el mejor riff de saxo de la
música moderna se encuentra en la canción de Wham! “Careless Whisper”, o en
“Baker Street” de Gerry Rafferty. Pero yo sostengo que no habría que dejar fuera
de la contienda a este tema, que con sus saxofones cautivantes recrea el clima
justo para hablar sobre un hombre llamado Joe y su oficio de taxista; y de qué
se trata la extraña experiencia de ser un chofer nocturno: “Joe el taxista no va a todas partes, pero sí va corriendo
a comprarse una soda. Su taxi suena como un saxófono amarillo. Su corazón conoce
cada calle, todos los pequeños bares y todos los rincones oscuros. Y el río
Sena con sus puentes brillantes”. Mi padre durante muchos años ha sido
taxista y no era raro que cumpliera con su turno durante la noche. De sus
anécdotas siempre me ha quedado claro que manejar de madrugada tiene una
especie de magia. La gente que pulula por las trasnoches poco se parece a los
seres diurnos. Están llenos de historias interesantes, y un taxista, con su
filosofía mundana a cuestas, siempre es un buen catalizador para una charla
profunda.
Salvo tal vez por la figura de Johnny Hallyday, el Elvis de
La Galia, la escena Rock francesa parece guardar el mismo carácter hermético y
sectarista que tienen los habitantes de Francia y que les hace parecer tan altaneros
y soberbios frente a los extranjeros. Y yo lo sé por dos motivos. El primero de
ellos es que he estado en Francia y pude chequear de primera mano algunos
destellos de la amarga personalidad de los francos; y el segundo motivo es que
nadie sabe más de soberbia y altanería que un nacido en la Ciudad de Buenos Aires,
como yo. Por estas pampas lo poco que ha llegado de la música moderna
francófona suele estar más asociado al sonido Pop de los años ’80, con encantadoras
voces femeninas llevando adelante canciones como “Voyage, Voyage” de
Desireless, “C'est la Ouate” de Caroline Loeb, o “Ella, Elle L’a” de France Gall.
Y aquí tenemos un ejemplo de esa misma época, una pequeñuela que con el paso del
tiempo llegaría a convertirse en una supermodelo casada con el actor Johnny
Depp: “La música que lleva Joe en su coche es la Rumba,
el Rock clásico y el Mambo. Así es la vida de Joe el taxista. Su mambo sabe a
ron cuando está en medio de un embotellamiento. Así son las cosas, ron y
Mambo”. Vanessa Paradis grabó esta canción contando con tan solo catorce
años de edad. En el video se la ve bailando de manera aniñada e inocente, y con
una vestimenta absolutamente casual. Al contemplar esto y ver cómo han
transcurrido los años me es imposible no notar lo mucho que han cambiado las
cosas en esta era digital. Hoy en cuanto medio frecuentemos desgraciadamente es
bastante común toparse con una imagen hípersexualizada de cualquier adolescente.
Se han corrido hacia atrás los límites de la niñez, y es horrendo pensar que
tal vez esto no se deba a una simple casualidad… Ojalá esté equivocado: “En su coche la música que resuena es la Rumba, y tal
vez un poco de viejo Rock y hasta un Mambo. ¡Vamos, Joe! Que la noche te lleve
hasta la Amazonia”.
Joe sigue desandando las horas que preceden al alba, y en
su derrotero lo acompaña la música de artistas con los que ha llegado a
construir una relación casi fraternal. Para amenizar la aventura nocturna Joe puede estar escuchando tanto la obra de un director de
orquesta catalán como una melodía entonada por una cantante lírica peruana: “Joe el taxista y Xavier Cugat. Joe el taxista e Yma
Sumac”. Mientras navega el empedrado parisino,
la música de su saxofón amarillo va deshaciendo el conjuro de silencio que
gobierna en la noche oscura. Va confiado porque sabe que tiene por escudero a
una melodía que lo transporta al lugar en el que sigue siendo feliz: “Joe el taxista y los mariachis. Joe el taxista y el Cha-cha-chá.”
¡Feliz Deprimartes!
https://www.youtube.com/watch?v=Ulay2FvUEd8
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