martes, 20 de agosto de 2019

Capítulo 233: “I’ll Never Find Another You”. The Seekers. (1964)




Deprimartes australiano:

Me arriesgaré y haré un paralelismo un tanto traído de los pelos: leí una vez que tenemos un conocimiento bastante amplio de la cultura de los aztecas gracias a que justamente fueron aniquilados por los conquistadores españoles. Según esta teoría, el Imperio Azteca estaba condenado a desaparecer por sí mismo y a quedar en el olvido, ya que este pueblo no había hecho una sola contribución significativa a su progreso como civilización. No conocían conceptos tan básicos como el uso de la rueda o la metalurgia del hierro, y no le dejaron al mundo ninguna idea innovadora ni ningún logro destacable más allá de la expansión territorial que lograron a base de violencia y sacrificios humanos. Si bien esta teoría es debatible, pareciera ilustrar bastante bien el concepto de que aquello que no aporta nada nuevo al entorno en que se encuentra está destinado a ser olvidado. Y aquí tenemos uno de esos casos dentro de la Historia del Rock en que un grupo no trae nada nuevo bajo el sol: “Hay un nuevo mundo en algún lugar al cual llaman la Tierra Prometida, y sé que algún día estaré allí si tan sólo tú me tomaras de la mano. Todavía necesitaré que estés a mi lado sin importar lo que haga, porque sé bien que nunca encontraré a alguien como tú”.

De todas maneras estoy hablando de artistas muy talentosos. The Seekers fueron la primera agrupación musical proveniente de la lejana Australia en tener un éxito significativo en EE.UU., y principalmente, en Gran Bretaña, donde consiguieron colocar una seguidilla de éxitos en lo más alto de las listas. Llegaron a actuar en shows acompañando a leyendas como The Beatles y The Rolling Stones, y grabaron nada más ni nada menos que en los míticos estudios de Abbey Road, donde se los puede ver cantando este tema: “Siempre hay alguien para cada uno de nosotros, o al menos así dicen; y quiero que tú seas ese alguien para mí desde ahora y para siempre. Podría buscar a lo largo de todo el mundo hasta que mi vida se acabe, pero sé que jamás encontraré a alguien como tú”. Era evidente que tenían un sonido que estaba orientado hacia un público más adulto que el consumidor joven promedio que había aparecido con la Beatlemanía. The Seekers se oían muy limpios, como recién salidos del coro de la Iglesia luego de un culto dominical. Sus canciones estaban plagadas de de armonizaciones de las cuatro voces de sus integrantes, logrando arrebatadores ensambles vocales; y sus letras solían ser prístinas y optimistas: “Es un viaje muy largo, así que quédate a mi lado; cuando atraviese la tormenta quiero que tú seas mi guía. Sé mi guía”.

Pero aun así era bastante difícil clasificarlos dentro de alguna de las nuevas corrientes de la música Rock. Lo que ellos hacían sonaba demasiado Folk para ser Rock, y demasiado Pop para ser Folk. Esto podría haberles sumado muchísimo con el advenimiento del Hippismo, ya que su sonido no estaba muy lejos del de Scott McKenzie o el de The Mamas And The Papas; pero mientras los jóvenes del Verano del Amor se aventuraban a dejarse el pelo largo y se animaban a vestir ropas multicolores, The Seekers seguían presentándose en público con una imagen pulcra y conservadora de traje y corbata. Hasta tocaban con un contrabajo, instrumento que hacía casi una década que había perdido terreno con la aparición del bajo eléctrico. Fueron una verdadera antigualla, un grupo hermoso de escuchar pero que no supo adaptarse a los cambios que vinieron en una época tan vertiginosa. Y si bien no puede decirse que quedaron en el olvido –ni mucho menos-, si es correcto afirmar que sólo son una postal de una era inocente que duró muy poco y en la que podían cantarse cosas tan ingenuas como ésta: “Si me dieran una fortuna mi felicidad sería muy pequeña, y bien podría perderlo todo mañana mismo sin que eso me importe en absoluto. Pero si llegara a perder tu amor no sabría qué hacer, porque sé muy bien que nunca encontraré a alguien como tú”. ¡Feliz Deprimartes!

2 comentarios:

  1. "nunca encontraré alguien como tu"... Dónde termina de ser romántico y comienza a ser triste? Es una buena decisión poner a alguien en un pedestal tal alto, en el cargo de dador de sentido a nuestras vidas? Y qué queda cuando ese alguien ya no está? Qué hacemos con toda esa nada, todo ese vacío que nos envuelve y aprisiona recordando que todo lo que tenía algún sentido ya no está ahí?...
    Creo que es una canción muy optimista. Demasiado. Al punto de ser capaz que alguien crea en ella y causar mucho daño. Aunque ¿quién sabe? Podría ser que la vida nos sorprenda, existe una minúscula posibilidad de ello. Tenga un buen día!

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    1. Muy buena observación, es cierto que glorificar tanto la figura del otro como único garante de nuestra felicidad es una apuesta segura a la desolación que nos provocará una eventual separación. De todas maneras hay que entender la letra de la canción en su contexto. Para esa época aún en las letras no se hablaba de otra cosa más que del amor romántico. Visto desde tu perspectiva, sin duda alguna que es un enfoque triste. Yo lo comparto plenamente. Aún comparto esa esperanza humilde de que la vida nos termine sorprendiendo. Gracias por tu comentario y por el tiempo que te has tomado para leer lo que escribo. Saludos y espero conocer tu nombre.

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