Deprimartes aplacador:
Debo reconocerlo: siempre he tenido problemas con Guns N’
Roses. En su momento, no me gustaron para nada; pero aún así el mundo se
deshacía en elogios por lo que muchos consideran todavía hoy como “la última
gran banda de Rock & Roll”. Y a base de ponerle empeño, fui entendiendo lo
que la gente decía. Siguen sin ser de mi agrado, pero hoy me es evidente el por
qué ocupan el lugar que ocupan en la historia de la música moderna. Su
potencia, sumada a la autenticidad de su postura de “Rock Stars”, los han
vuelto una banda fundamental en el oído de cualquier melómano rockero. La
inconfundible voz de Axl Rose, sumados a la base que supieron darle Izzy
Stradlin, Duff McKagan y Steven Adler, y por sobre todas las cosas el brillo
enceguedecor de la guitarra principal de Slash; hacen que el sonido de esta
banda esa reconocible en cualquier parte del planeta. Se cansaron de vender
millonadas de discos con álbumes como Appetite For Destruction y Use Your
Illusion I y II, imprescindibles en el cambio de década de 1980 a 1990. De
ellos se desprenden hits poderosos y de riffs bien frontales, pero aún así
sabían cuando detenerse a pensar y ensayar un ejercicio acústico como éste: “Se me escapa una lágrima porque te extraño, pero siento
que todavía puedo sonreír. Nena, ahora pienso en ti cada día. Hubo un tiempo en
que no me sentía seguro, pero tú haces que mi mente se tranquilice. No hay
dudas de que ahora estás en mi corazón. Mujer, te dije que te lo tomaras con
calma; las cosas se resolverán por sí mismas. Lo único que necesitamos es un
poco de paciencia. Cariño, te dije que fuéramos lento; y volveríamos a estar
juntos. Tan sólo necesitamos un poco de paciencia. Oh, sí”. Aún en esta
versión desenchufada de sí mismos no pueden disimular la enorme potencia
rockera que siempre los caracterizó.
“Me fui a sentar en las escaleras porque
quería estar solo. Si no puedo estar contigo ahora mismo, entonces esperaré. A
veces me pongo tan tenso, pero no puedo acelerar el paso del tiempo. Y ya
sabes, amor, hay más de una cosa que tenemos que considerar. Mujer, te dije que
te lo tomaras con calma; las cosas van a estar bien. Tú y yo podríamos ser un
poco pacientes. Cariño, te dije que te tomaras tu tiempo; porque las luces
están brillando y tú y yo tenemos lo que se necesita para arreglar esto. No
vamos a fingir, no permitiremos que esto se rompa. Porque sé que podemos con
esto”. El video de
esta canción me ha llevado a cavilar sobre algo tan vago como esos episodios
pasajeros de la vida, esos pequeños encuentros furtivos que se desvanecen en el
olvido; y que suelen darse en las habitaciones y los pasillos de un hotel.
Pocos lugares hay como éste –otro ejemplo bien podría ser el de un aeropuerto- donde
uno se entrecruza con gente con la cual jamás compartirá más que un simple
intercambio de miradas, y eso en el mejor de los casos. En el videoclip esto
está tan bien reflejado que lleva a la reflexión sobre la futilidad y el vacío
en que se sumerge la vida cuando el viaje es continuo, como en el caso de los
músicos que viven de gira. Debe ser difícil sobrellevar esa última sensación de
desarraigo, de nunca estar en casa, como para encima tener que considerar
situaciones tales como una separación amorosa. Supongo que este tipo de circunstancias
desequilibran a más de uno, y ni qué hablar de una estrella de Rock; que suelen
ser personas con mentalidades problemáticas y con tendencias al abuso de
estupefacientes. Si hay algo que no los caracteriza, es la paciencia… Será por
eso tal vez que es común oír noticias acerca de rockeros generando incidentes
en habitaciones de hotel: “Necesitamos un poco de paciencia… Sólo un
poco de paciencia”.
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