Deprimartes errante:
Nirvana fue una banda que nunca me gustó demasiado, pero a la cual le reconozco
-y agradezco- el maravilloso logro de haber terminado con esa espantosa moda de
principios de los noventa, como fueron las bandas metaleras que poblaban MTV, cuyos
cantantes vestían todos con chaquetas de cuero sobre el pecho expuesto,
llevaban el pelo mucho más largo que su talento musical, y usaban como bandana un
pañuelo con la bandera norteamericana. Eran todas iguales, y todas insufribles
de escuchar. Pero vino Kurt Cobain, y antes de hacer lo que mejor hacía,
suicidarse constantemente, nos cantó con un tono monocorde y hastiado esta
versión acústica de un grandioso tema de David Bowie: "Nos
cruzamos en las escaleras y hablamos como para ponernos al día, y aunque mi
mente realmente no estaba ahí, él dijo que yo era su amigo. Lo cual me
sorprendió, así que le dije mirándolo a los ojos: 'creí que habías muerto solo,
hace ya mucho, mucho tiempo'... Y me respondió: 'Oh, no, yo no... Soy de la
clase de personas que nunca pierden el control. Estás mirando a la cara al
hombre que logró vender al mundo".
Bowie escribió esta canción en un momento de su vida en que la teatralización
de sus presentaciones entraban en conflicto con su propio ego, e intentaba
desesperadamente encontrar su verdadera identidad. Y se imaginó qué pasaría si,
en un momento cualquiera, se topara físicamente consigo mismo y entablara un
diálogo. Un maravilloso y peligroso experimento de la psiquis: "Me reí y estreché su mano, y emprendí el regreso a
casa. Me puse a buscar una tierra extraña, vagué por años, y le dirigí una
mirada vacía a las millones de personas que vi, y me di cuenta de que debí
haberme muerto solo, hace ya mucho, mucho tiempo. ¿Quién lo sabe? Yo no. Ahora
son ustedes los que están cara a cara con el hombre que vendió al mundo".
Muy agradable el clima intimista de este show, inmediatamente uno se olvida de
que hay público presente, y se logra esa soledad necesaria para que el cantante
entable el diálogo con su alter ego. Los coros finales que poblaban la canción
original son reemplazados por un sobrio cello, el instrumento musical que tiene
el registro más parecido al de la voz humana. Y así, la voz protagonista siente
que no está tan sola en esta conversación solitaria.
¿Cuál es el resultado? La esquizofrenia, o la imposibilidad de continuar.
La muerte parece aguardar a la vuelta de la esquina en este tema. Algo que finalmente,
el viejo Kurt terminó por saber de primera mano. Como ya todos sabemos, la fama
es puro cuento, estimado señor Cobain... ¡Feliz Deprimartes!
:)
ResponderBorrarCada vez que entablo conversación con usted me quedo con la necesidad de un poco más de música... Y caí acá, en febrero del 2013... Debo decir que me gustó mucho este mes. Esta y las dos siguientes son canciones que siempre disfruté bastante. Es grato encontrarlas por acá. Me retiro a dormir con el señor Cobain, no sin antes dejarle mi agradecimiento.
ResponderBorrarSiempre es un gusto cruzarse con una señorita inteligente y de alma bella como la suya. ¡Por muchos más encuentros como estos!
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