martes, 14 de julio de 2015

Capítulo 127: “Eye In The Sky”. Alan Parson’s Proyect. (1982)





Deprimartes sónico:



Cuidado, porque parece que alguien nos vigila desde lo alto: “No pienses que pedir perdón es algo tan sencillo. No trates de dar vuelta las cosas. Tuviste muchas oportunidades, pero ya no voy a darte ninguna otra. No pidas más, así es como son las cosas; porque internamente sé bien lo que piensas”. Dentro del Rock, Alan Parsons es la definición misma de “ingeniero de sonido”, ese profesional que se encarga de manera arquitectónica de mejorar tanto las técnicas de grabación como la depuración de todo aquello que se plasma en un tema musical. Y aún funcionando como tal, tuvo la genial idea de encargarse de armar su propia banda, y todas sus producciones siempre fueron cuidadísimas desde el punto de vista melódico y armónico. Pergaminos no le faltan: además de haber estado a cargo del sonido de éxitos de The Hollies, de Wings, y de Steve Harley; ha estado detrás de la consola en álbumes como Abbey Road de The Beatles, y de The Dark Side Of The Moon de Pink Floyd. Casi nada, eh…  



“No digas palabras de las que luego vayas a arrepentirte. No dejes que la ira se te suba a la cabeza. He escuchado tu acusación antes, y ya no voy a soportarla más; créeme. El brillo en tus ojos hace que uno piense que vale la pena creer algunas de tus mentiras”. Ya desde su título, este tema tiene una clara vertiente orwelliana. La novela 1984 y su Big Brother que lo vigila todo, asfixiándonos. Aquí habla ese Ojo que lo ve todo, y no parece tener nada de autocrítica: “Soy el ojo en el cielo que te está mirando, yo puedo leer tu mente. Soy quien hace las reglas, y tengo que lidiar con tontos todo el tiempo; pero yo puedo engañarte aún con mis ojos cerrados. Y ya no necesito ver más para saber que puedo leer tu mente”. Que cada uno interprete cuál es ese gran ojo omnipotente que nos está juzgando desde lo alto. Y que, obviamente, no tiene ni una gota de humildad para ejercer juicios sobre aquellos que observa.



Cada vez que nos topamos con un cartel que dice: “Sonría, lo estamos filmando”, sospechamos que en realidad no hay nadie mirándonos –tal vez ni siquiera haya una cámara grabando-. Y así, la última estrofa de este tema bien podría estar puesta en labios de alguna de esas almas observadas y juzgadas, que parece haber espiado detrás de la cortina y no haber descubierto ningún observador omnisciente allí arriba: “No vayas dejando falsas ilusiones. No llores, porque eso no hará que yo cambie de parecer. Así que encuéntrate otro tonto como lo hiciste antes, porque yo no voy a seguir creyendo tus mentiras; mientras que el engaño se vuelve cada vez más evidente”. Parece que no siempre hay un dios allí arriba, mirándonos. ¡Feliz Deprimartes!

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