martes, 2 de julio de 2013

Capítulo 39: “Bitter Sweet Symphony”. The Verve. (1997)





Deprimartes alienado:



“¿Alguna vez te has sentido triste?”, nos pregunta Richard Ashcroft al final de esta canción. Y lo ejemplifica. Sigámoslo en esta caminata de tres cuadras en la cual lo único que hace es abstraerse de todo y de todos. Un manual cívico de cómo cruzarse con una treintena de personas e ignorar su mínimo espacio físico. Ser totalmente insensible a las miradas, los golpes, las amenazas, las imprecaciones, los sermones, y hasta los histeriqueos de toda la raza humana. Alienarse de absolutamente todo el mundo. Y hay una buena razón para hacerlo: “Porque esta vida es una sinfonía agridulce. Vives intentando llegar a fin de mes, tratando de hacer dinero, hasta que te mueres. Yo voy a llevarte por el único camino que conozco, ya sabes, ese que te lleva a los lugares donde todas las venas se encuentran”.



Parece decirnos que la única manera de sobrevivir en este laberinto de soledades que es la ciudad, es la introspección, aislarse del resto. Si hay que ir siempre para adelante -o al menos eso te dicen todo el tiempo-, entonces hagámoslo, aunque para hacerlo tengamos que atropellar a media humanidad. Y no por maldad, no; por algo mucho peor: la indiferencia. El otro, simplemente, no me importa. Parece ser la única forma de alcanzar el nirvana urbano: “Nunca rezo, pero esta noche estoy arrodillado. Necesito escuchar eso sonidos que hacen que el dolor en mí se vuelva reconocible. Dejo que la melodía brille, dejo que purifique mi mente, me siento libre ahora. Mis vías respiratorias están limpias, y no hay nadie cantándome ahora”.



The Verve prácticamente desapareció después de la publicación de la que fuera su mejor canción, y en esto tuvo bastante que ver la injusticia cometida con el riff de violines de este tema, llevado a un incomprensible juicio de plagio sobre unos acordes de una versión orquestal de un desconocido tema de The Rolling Stones. Ese tipo de injusticias destruyen la moral de cualquiera: “Es todo sexo y violencia, melodía y silencio”. Pero antes de estallar, la banda plasmó esta joya, que resultó ser uno de los más representativos videos -y temas- de los ‘90s. Según se puede ver, el fin de siglo pasado fue una excelente época para sentirse solo. Porque la soledad radica en el hecho de no poder cambiar. “Tú sabes que las cosas no cambian, y yo no cambio, no puedo cambiar, no puedo cambiar. En lugar de eso, me quedo en mi molde. Me quedo en mi molde, y aunque soy un millón de personas de un día para el otro, no voy a poder cambiar ese molde del cual vengo. No, no, no...” ¡Feliz Deprimartes!

2 comentarios:

  1. Desde luego, muchísimo peor la indiferencia, entiendo que ese sentirse solo generacional mucho tiene que ver con ella.
    Gran canción y gran interpretación

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  2. A mi humilde entender, ha tenido que ver con la aparición a fin del siglo pasado de la llamada "Generación @". Toda una camada de jóvenes que nos veíamos completamente perdidos y angustiados frente a la irrupción violenta de artilugios como los teléfonos celulares y la internet. Hoy son cosas tan necesarias y habituales, que es muy difícil explicarles a los preadolecentes que nosotros crecimos con el teléfono de casa como única vía de comunicación, y con un diccionario como el mejor acceso a la información. El mundo sí que ha cambiado en tan poco tiempo...

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