“Me pregunto cómo te sentirás, ya que tengo
este zumbido en mis oídos; y no tengo a quién preguntarle por ti, excepto al
mar. ¿En quién puedo creer? Estoy de rodillas en el suelo, porque creo que
tiene que haber una fuerza superior a quien pueda al menos llamar por teléfono”.
Peter Frampton ha
quedado en la memoria como una especie de símbolo del sonido de los años ’70, y
en mucho de esto tiene que ver la edición de su disco “Frampton Comes Alive!”,
que ha resultado un éxito tan impresionante tanto en ventas como para la crítica;
que aún hoy es considerado uno de los mejores y más vendidos álbumes en vivo de
la historia del Rock. En esto mucho tiene que ver el cuidadísimo sonido que se conseguía
en vivo durante esa época, en la cual ya se había establecido la importancia de
los ingenieros de sonidos a la hora de grabar música. Hay grandes ejemplos de
lo exitosas que eran las grabaciones en vivo de esos años, y la estrella
ascendente de Peter Frampton supo aprovechar este formato para posicionarse en
la cima de la popularidad, que por entonces podía rivalizar sin problemas con artistas
como los Bee Gees, nada menos: “Las estrellas ya
están brillando, pero yo lo único que quiero saber es si tú me mostrarías el
camino. Quiero que tú me muestres el camino todos los días”. Y una de
las herramientas que ayudó a Frampton a lograr su éxito fue el uso de un efecto
llamado “Talk Box”, que consistía en un pedal del cual salía una manguera cuyo extremo
había que colocar atado junto al micrófono con el que se cantaba. Al accionar
el pedal, el sonido de la guitarra se transmitía por la manguera hasta la boca
del cantante, y de esta manera se podía vocalizar con el sonido de las cuerdas,
logrando que la guitarra pudiera hablar. Fue tan importante el éxito que Peter
logró con este efecto, que por entonces el pedal pasó a ser conocido
directamente como el “Framptone”.
Tecnicismos aparte, hablemos de la letra de esta canción,
quizás su más grande éxito. Peter parece perdido por estar alejado de la
persona a quien más ama. Pero por momentos no parece tener demasiado en claro a
quién le habla. Sus devaneos líricos lo llevan a hacer piruetas semánticas de
gusto discutible, y en más de una ocasión uno se pregunta: ¿le está hablando a
su amor o su Dios? Pero finalmente, y por interesante que pueda parecer la
ambigüedad, parece que la intriga no dura tanto: “Me
pregunto si no estaré soñando, porque me siento sin ningún tipo de vergüenza
ahora; no puedo creer que esto me esté pasando a mí. Te observo mientras
duermes, y entonces quiero tomar tu amor”. Finalmente lo averiguamos: le
habla a la mujer amada.
Aún me conmueven la potencia y la claridad del sonido de
los equipos valvulares de los años ’70, y lo maravillosamente bien que sonaba
toda la música de aquella época. Luego, y tal vez por una simple cuestión de evolución,
la siguiente década patearía el tablero y todo se convertiría en sintetizadores
y en cajas de ritmos. Pero en las emisoras de Frecuencia Modulada aún seguirían
sonando los éxitos pensados para aquellos que sabemos escuchar música como ésta:
“Bueno, no puedo encontrar las razones por las que
vives con los nervios de punta. Cuando a alguien se le cae un vaso, yo siento
que me hundo. Estoy nadando en círculos, siento que me estoy deprimiendo; tiene
que haber algún otro tonto que pueda ocupar mi lugar. Alguien podrá pensar que
esto es una forma de sanar, pero en realidad todo lo que yo quiero es que tú me
muestres el camino”. Aún hoy me recuerdo muy niño, aburriéndome en
alguna reunión familiar; y con mi padre prestándome las llaves de su auto para
poder irme a dormir allí dentro. No tuve mejor idea que sintonizar la radio
para conciliar el sueño, y escuché música increíble que salía de una estación
FM; se trataba de Soft Rock de mediados de los ‘70. Por mucho tiempo creí que “FM”
era un artista que hacía canciones grandiosas. Y luego me reencontré con esta
música, en mi adolescencia, cuando por accidente escuché de corrido “Sultans Of
Swing” de Dire Straits, “Hotel California” de Eagles, “My Sweet Lord” de George
Harrison en otra gran radio FM de Rock para adultos. Imposible no sucumbir al
encanto de esta música. Que así sea… ¡Feliz Deprimartes!
Excelente artículo. Saludos con bendiciones y éxito incluido.
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario. Saludos.
BorrarMe inclino por la idea que le hablaba a Dios
ResponderBorrarRespeto tu interpretación, pero esa línea de "te observo mientras duermes" no parece sugerir que le hable a una deidad. De todas maneras, gracias por tu aporte y espero contar con tus comentarios en otros posteos. Saludos.
Borrarsi, ya lo aclaro, es a una mujer
BorrarDe todas maneras está muy bien eso de andarle buscando reinterpretaciones a la letra. Siempre se puede encontrar algún nuevo significado. Saludos.
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