Deprimartes armónico:
Nacido en Escocia, Donovan Leicht decidió prescindir de su apellido a la
hora de encontrar un nombre artístico. Contemporáneo de Bob Dylan, se vio
profundamente infuenciado por el gran poeta del Folk –están registrados en
video algunos de sus encuentros, en los cuales Dylan halaga las canciones del
británico-, y al igual que él, Donovan también fue virando hacia un sonido más
eléctrico a medida que la década dorada de los ’60 avanzaba. Pero a diferencia
de Bob, el cantautor escocés fue convirtiéndose en una suerte de símbolo del
Flower Power y el hippismo reinante en esos años. Un buen amigo de The Beatles,
se sabe que llegó a colaborar con algún que otro verso en la letra de la
canción “Yellow Submarine”, y coincidió con los Fab Four en su visita a la India allá por principios de
1968. En el ashram del Maharishi Mahesh Yogui, Donovan les enseñó a Lennon y
McCartney el arte del arpegio, que es la técnica de tocar las cuerdas de la
guitarra con cada dedo de la mano ejecutora como quien toca un arpa, en lugar
de usar un pelctro. Esto hace que el instrumento logre una sonoridad imposible
de alcanzar sólo rasgueando o punteando, lo cual convierte a ésta técnica en
algo ideal a la hora de resaltar la letra de aquello que se canta: “Lanzado como una estrella en mi vasto sueño abro los
ojos sólo para espiar un poco, y termino encontrando que estoy en el mar
observando todo con tranquilidad. Fue entonces cuando apareció el hombre de la
zamfoña cantando canciones de amor”.
La zamfoña de la que habla esta canción, también llamada zamfona
(conocida en los países anglófonos como hurdy gurdy), es un instrumento casi
desconocido por estas pampas; pero es esencial en la música folklórica de
Europa. La forma más cercana de describirla para aquel que no la ha visto jamás
sería decir que se trata de una suerte de violín accionado por una manivela. Se
ejecuta presionando unas teclas que dan la nota que resonará en una cuerda
frotada no por un arco, como en el violín, sino por una rueda con resina que
gira gracias a la manivela. Otras cuerdas vibran por simpatía, y otras más
vibran sosteniendo una única nota; es por eso que su sonido puede llegar a
resultar familiar al que se logra al tocar una gaita. Esto le da a su sonido un
innegable aire celta, elegante y ceremonial. No sería tan difícil imaginar a un
bardo de antaño acompañándose con este instrumento para cantarle al destino de
todas las cosas: “Historias de eras pasadas
convocan sombras ignorantes a través de toda la eternidad y son el llanto de
toda la humanidad. Aquí es cuando aparece el hombre de la zamfoña cantando
canciones de amor”.
Donovan terminó por ser nombrado por el Maharishi como Gran Maestro en
Meditación Trascendental. Los ideales artísticos de su mente abierta le traían
ensoñaciones en las cuales un hombre con su zamfoña canta canciones redentoras
para todo aquel que quiera escucharlas. Es la Era de Acuario, el Amor Libre ha llegado para quedarse:
“Y con su zamfoña se ponía a cantar. Aquí viene
también su amigo regordete cantando canciones de amor. El regordete se balancea
y nunca se cae mientras va cantando canciones de amor”. Hermosa poesía
hecha canción, sólo los corazones bucólicos son capaces de estas hazañas
líricas. ¡Feliz Deprimartes!
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