martes, 12 de enero de 2021

Capítulo 257: “Because”. The Dave Clark Five. (1964)

 



Deprimartes quinquenal:

 

Hasta el advenimiento del nuevo siglo ha sido muy común que la figura masculina fuese vista en una pareja como la de aquel que protege, quien provee de seguridad a su contraparte femenina. Esto tiene una raíz que se hunde en lo profundo de los tiempos, ya que desde la aparición de nuestra especie el hombre tenía como funciones justamente esas: proteger y proveer. Las obligaciones intrínsecas del macho prehistórico eran salir a cazar un mamut para alimentar a su familia y luchar contra amenazas como los osos de las cavernas para garantizar la seguridad de los suyos. Con el paso de las eras, esto ha devenido en un formato bastante más liviano. Podría pensarse que por suerte ya no hay que enfrentarse a tigres con dientes de sable, pero el otrora cavernícola hoy debe vérselas con algo mucho peor: la novia ofendida. Ahora parece ser que el mayor desafío del especimen masculino se ha transformado en la supuesta responsabilidad que cae en el hombre por contener los vaivenes emocionales femeninos. Nada más alejado de la verdad: no somos responsables de la felicidad de nadie. No estamos sobre esta tierra para jugar a ser el genio de la lámpara ni para andar concediéndole deseos a alguien a cambio de afecto. Pero cuando el amor entra en la vida de un hombre, su cerebro parece volverse una papilla viscosa que lo hace dejar estas certezas de lado sólo para poner su espada al servicio de la dueña de su corazón: “Está bien que yo deba preocuparme por lo que sientes y que intente hacerte feliz cuando estás triste. Y está bien. Creo que está bien que yo me sienta de esta manera, simplemente porque te amo”.

 

La imagen de la persona amada se vuelve sacra, y es doloroso no pensarla todo el tiempo. Deseamos que nuestro Yo se disuelva en el plural de una pareja, y de ser seres racionales nos dedicamos a involucionar hasta convertirnos en poco más que una ameba que ama: “Sería un error decir que yo no pienso en ti, porque cuando dices eso sabes bien que me siento muy triste”. Pero no debería ser así. Si bien es prácticamente imposible resistirse al embrujo del amor, a esta altura de la historia cualquier australopithecus ha aprendido que ese sentimiento arrebatador dura sólo unos meses, para luego darle paso a lo que será alguna clase de rutina. Si será buena o mala, dependerá de la madurez que hayamos alcanzado como seres evolucionados.

 

Cantando sobre todo esto con la inocencia típica de su época estaban The Dave Clark Five, una banda que formó parte en 1964 de la famosa Invasión Británica de Norteamérica liderada por The Beatles, con quienes rápidamente la prensa intentó cimentar una rivalidad comercial. Han sido la banda que más veces se presentó en el Show de Ed Sullivan, y tuvieron un cierto renombre porque su single “Glad All Over” reemplazó en el Nº1 a “I Want To Hold Your Hand” de los Fab Four, después de que éste permaneciera durante cinco semanas en la cima de los charts británicos. El líder de la banda era quien le daba nombre al grupo, el baterista Dave Clark; quien además actuaba como mánager del conjunto y productor de sus temas. No pocos han señalado que los manejos económicos de Clark eran cuanto menos leoninos con respecto a sus pares de equipo. Todos los temas terminaban siendo coescritos por él, aunque no hubiese aportado una sola línea, y siempre quedaban a su nombre los derechos de todo lo referente a la banda. Por detrás de la imagen tan limpia de ese quinteto que cantaba alegres canciones había una realidad económica bastante más oscura: “Así que dame un beso y sólo con eso seré feliz, tan sólo por estar contigo. Dame tan sólo una chance de estar cerca de ti, simplemente porque te amo”. Obviamente, y como le ocurrió a muchas de las bandas británicas que llegaron a América, el no haber sabido adaptarse a la llegada del Rock Psicodélico terminó con la vida del grupo; separándose en 1970. Pero no todo ha sido tan sombrío: como corolario de esta historia nos queda la hermosa versión de esta canción que grabó Julian Lennon, el hijo del beatle John, en 1985, para el musical de Dave Clark llamado “Time” en el cual también participaron glorias de la música como Freddie Mercury, Stevie Wonder y Cliff Richards. Como el amor mismo, una canción también puede resurgir de las cenizas. ¡Feliz Deprimartes!


https://www.youtube.com/watch?v=_7zmZRqUYq0



5 comentarios:

  1. Si nos atenemos a la letra, digamos que no hay mucha diferencia con su contraparte liverpooliense (o liverpooleña). Esa cosa naïf, dulzona que tan duramente criticara Yoko Ono, por ejemplo.
    No por nada en sus comienzos las bandas de este tipo eran música para adolescentes de trece años, a las que les empezaban a alborotar las hormonas.

    ResponderBorrar
  2. Exacto. En ese momento absolutamente todas las bandas eran una copia de The Beatles, incluso en los detalles más triviales, como en las letras tan vacías e inocentes de sus canciones. Esto recién comenzaría a cambiar con la edición del álbum "Rubber Soul" de los Fab Four, un disco que refleja la influencia que Bob Dylan y el Folk tenían sobre los de Liverpool. Fue el primer disco rockero en traer letras un tanto más reflexivas, como "Nowhere Man" y "Norwegian Wood".

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Para mí The Beatles marcaron tendencia, y su evolución a lo largo de pocos años fue fantástica. Yo, interiormente, clasifico su producción en tres etapas. Y me gustan las tres, porque responden a un contexto histórico-social diferente, además del crecimiento personal de sus integrantes.

      Borrar
    2. Muy buena tu reflexión, Laura. Es lo que siempre intento hacer en este blog, tratar de reflejar el contexto social y político en el cual se da una canción para así poder entenderla mejor. Gracias por tu aporte.

      Borrar