Deprimartes zarista:
“Hace mucho tiempo vivió cierto hombre en Rusia. Él era fuerte y
corpulento, y su mirada ardía como las llamas. La mayoría de la gente sentía
terror ante él, pero a las chicas de Moscú les parecía todo un amor. Él podía
hablar sobre la Biblia como todo un predicador, lleno de éxtasis apasionado;
pero también era el tipo de maestro que toda mujer desearía tener”. La letra de esta canción se toma
ciertas licencias para retratar la vida de un personaje controversial si los
hubo: Grigori Yefímovich Rasputín, un supuesto sanador milagroso que se
convirtió en consejero de la Casa Real y pasó a tener una gran influencia en
los círculos más altos de poder de Nicolás II, último Zar de Rusia: “Ra-Ra-Rasputin, amante de la Reina de Rusia. En todo
esto sí que hubo gato encerrado. Ra-Ra-Rasputin, la más grande máquina amatoria
de toda Rusia; fue una vergüenza cómo terminó su historia”.
Pocas
cosas son comprobables con respecto a la historia de este hombre tan discutido,
y aunque ya lleva más de un siglo muerto el imaginario popular se ha encargado
de dotar su vida de un mosaico de atrocidades que seguramente no llegó a
cometer. Pero esto es lo que nos ha quedado del estereotipo del Monje Negro,
ese personaje cercano al poder y que suele digitar los destinos de los demás
como un titiritero que opera anónimamente desde las sombras. La descripción
obviamente abreva en la figura de Rasputín: “Gobernó
sobre todo el territorio ruso y nunca le preocupó lo que pensaba el Zar, pero
bailaba la danza cosaca de manera maravillosa. Él era el hombre por el que
pasaban todos los asuntos del Estado, pero en lo que sí era bueno era cuando
tenía una jovencita entre sus manos. Para la Reina él no era ningún charlatán,
si bien ella había oído los rumores de sus actividades; ella creía ciegamente
en que él era un santo sanador que curaría a su hijo”.
Boney
M fue un grupo de claro sonido Disco que estaba conformado por cantantes
provenientes de las Antillas. Sus integrantes se llamaban Marcia Barrett,
Maizie Williams, Liz Mitchell y el acrobático Bobby Farrell, aunque hasta el
día de la fecha es discutible quiénes han cantado en cada una de sus canciones
y quiénes no. Esto no debería extrañar a nadie, puesto que quien está realmente
detrás de este número musical no es otro que el infame productor alemán Frank
Farian. Si este nombre no es del todo conocido, debería serlo, puesto que para
finales de la década de los ’80 fue el responsable de poner sobre un escenario
uno de los números musicales con peor reputación de la historia. Ocurre que por
aquellos años el buen señor Farian tenía en su poder algunas canciones
interesantes de una ignota banda norteamericana compuesta por militares, y al no
ver potencial comercial en la estética de este grupo decidió perstarle atención
a dos jóvenes y pintorescos bailarines afroamericanos. Se le ocurrió que ellos
podrían presentarse haciendo playback sobre el sonido de las canciones
originales, y así fue como alcanzó el éxito mundial un discutido proyecto
llamado Milli Vanilli. Lo que sigue es historia: llegaron al Nº1 y ganaron un
Grammy, pero cuando la farsa fue descubierta se vieron obligados a devolver el
premio y a recibir a cambio el desprecio del público. Algo similar a lo que le
ocurrió a Rasputín cuando sus maquinaciones lo hicieron caer en desgracia: “Pero cuando sus borracheras, su lujuria y su hambre de
poder comenzaron a hacerse conocidos por más y más gente comenzaron a
escucharse cada vez más fuerte las demandas para hacer algo sobre este hombre
indignante”. Como dato de color, consta en actas el hecho casual de que
el cantante Bobby Farrell muriera en Rusia el 30 de diciembre 2010, luego de
una presentación en San Petersburgo, con lo cual falleció en la misma fecha y
en la misma ciudad que Rasputin: "’Ese hombre
tiene que morir’ dijeron sus enemigos, pero todas las mujeres rogaron: ‘Por
favor no se les ocurra lastimarlo’. Sin dudas este Rasputin tenía muchos
encantos, porque si bien era un bruto ellas caían en sus brazos. Entonces una
noche, unos funcionarios importantes le tendieron una trampa para matarlo y
quedar libres de culpa. ‘Ven a visitarnos’ le insistían una y otra vez, hasta
que él finalmente fue a verlos”.
“Pusieron veneno en su vino”. Finalmente las intrigas palaciegas de
Rasputín hicieron que algunos miembros de la Corte lo vieran como una verdadera
amenaza y planearan asesinarlo. Pero es conocida la historia de cómo este
oscuro personaje místico se resistía a morir: “Él
lo bebió todo y dijo: ‘Me siento perfecto’”. Hicieron falta varios
intentos para que finalmente pudieran acabar con su vida y el Zar estuviese
libre de su nefasta influencia: “Ellos no se
rindieron, querían ver rodar su cabeza”. Su deceso, junto con el
asesinato de toda la familia real ocurrido un año y medio después, abriría las
puertas para que los bolcheviques tomaran el poder y Rusia pasara a convertirse
en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas:
“Así que le dispararon hasta que lo mataron”. Envenenado, abatido a
disparos, su cuerpo arrojado a un río de aguas congeladas… Nada parecía ser
suficiente para acabar de una vez y por todas con la leyenda del Monje Negro,
una figura espectral que aún se replica el día de hoy, aguardándonos en los
pasillos poco iluminados de cualquier círculo de poder. Con la frase final de
la canción se nos grafica esa extraña mezcla de fascinación y miedo que en los
corazones occidentales ha despertado desde siempre la Madre Rusia: “Oh, esos rusos”. ¡Feliz Deprimartes!
Dicen que el miembro viril de Rasputín está conservado en formol en la universidad de Moscú...
ResponderBorrarDicen que Rasputín reencarnó en Vladimir Putin... Sounds logic.
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