martes, 19 de enero de 2021

Capítulo 258: “Rasputin”. Boney M. (1978)

 



Deprimartes zarista:

 

“Hace mucho tiempo vivió cierto hombre en Rusia. Él era fuerte y corpulento, y su mirada ardía como las llamas. La mayoría de la gente sentía terror ante él, pero a las chicas de Moscú les parecía todo un amor. Él podía hablar sobre la Biblia como todo un predicador, lleno de éxtasis apasionado; pero también era el tipo de maestro que toda mujer desearía tener”. La letra de esta canción se toma ciertas licencias para retratar la vida de un personaje controversial si los hubo: Grigori Yefímovich Rasputín, un supuesto sanador milagroso que se convirtió en consejero de la Casa Real y pasó a tener una gran influencia en los círculos más altos de poder de Nicolás II, último Zar de Rusia: “Ra-Ra-Rasputin, amante de la Reina de Rusia. En todo esto sí que hubo gato encerrado. Ra-Ra-Rasputin, la más grande máquina amatoria de toda Rusia; fue una vergüenza cómo terminó su historia”.

 

Pocas cosas son comprobables con respecto a la historia de este hombre tan discutido, y aunque ya lleva más de un siglo muerto el imaginario popular se ha encargado de dotar su vida de un mosaico de atrocidades que seguramente no llegó a cometer. Pero esto es lo que nos ha quedado del estereotipo del Monje Negro, ese personaje cercano al poder y que suele digitar los destinos de los demás como un titiritero que opera anónimamente desde las sombras. La descripción obviamente abreva en la figura de Rasputín: “Gobernó sobre todo el territorio ruso y nunca le preocupó lo que pensaba el Zar, pero bailaba la danza cosaca de manera maravillosa. Él era el hombre por el que pasaban todos los asuntos del Estado, pero en lo que sí era bueno era cuando tenía una jovencita entre sus manos. Para la Reina él no era ningún charlatán, si bien ella había oído los rumores de sus actividades; ella creía ciegamente en que él era un santo sanador que curaría a su hijo”.

 

Boney M fue un grupo de claro sonido Disco que estaba conformado por cantantes provenientes de las Antillas. Sus integrantes se llamaban Marcia Barrett, Maizie Williams, Liz Mitchell y el acrobático Bobby Farrell, aunque hasta el día de la fecha es discutible quiénes han cantado en cada una de sus canciones y quiénes no. Esto no debería extrañar a nadie, puesto que quien está realmente detrás de este número musical no es otro que el infame productor alemán Frank Farian. Si este nombre no es del todo conocido, debería serlo, puesto que para finales de la década de los ’80 fue el responsable de poner sobre un escenario uno de los números musicales con peor reputación de la historia. Ocurre que por aquellos años el buen señor Farian tenía en su poder algunas canciones interesantes de una ignota banda norteamericana compuesta por militares, y al no ver potencial comercial en la estética de este grupo decidió perstarle atención a dos jóvenes y pintorescos bailarines afroamericanos. Se le ocurrió que ellos podrían presentarse haciendo playback sobre el sonido de las canciones originales, y así fue como alcanzó el éxito mundial un discutido proyecto llamado Milli Vanilli. Lo que sigue es historia: llegaron al Nº1 y ganaron un Grammy, pero cuando la farsa fue descubierta se vieron obligados a devolver el premio y a recibir a cambio el desprecio del público. Algo similar a lo que le ocurrió a Rasputín cuando sus maquinaciones lo hicieron caer en desgracia: “Pero cuando sus borracheras, su lujuria y su hambre de poder comenzaron a hacerse conocidos por más y más gente comenzaron a escucharse cada vez más fuerte las demandas para hacer algo sobre este hombre indignante”. Como dato de color, consta en actas el hecho casual de que el cantante Bobby Farrell muriera en Rusia el 30 de diciembre 2010, luego de una presentación en San Petersburgo, con lo cual falleció en la misma fecha y en la misma ciudad que Rasputin: "’Ese hombre tiene que morir’ dijeron sus enemigos, pero todas las mujeres rogaron: ‘Por favor no se les ocurra lastimarlo’. Sin dudas este Rasputin tenía muchos encantos, porque si bien era un bruto ellas caían en sus brazos. Entonces una noche, unos funcionarios importantes le tendieron una trampa para matarlo y quedar libres de culpa. ‘Ven a visitarnos’ le insistían una y otra vez, hasta que él finalmente fue a verlos”.

 

“Pusieron veneno en su vino”. Finalmente las intrigas palaciegas de Rasputín hicieron que algunos miembros de la Corte lo vieran como una verdadera amenaza y planearan asesinarlo. Pero es conocida la historia de cómo este oscuro personaje místico se resistía a morir: “Él lo bebió todo y dijo: ‘Me siento perfecto’”. Hicieron falta varios intentos para que finalmente pudieran acabar con su vida y el Zar estuviese libre de su nefasta influencia: “Ellos no se rindieron, querían ver rodar su cabeza”. Su deceso, junto con el asesinato de toda la familia real ocurrido un año y medio después, abriría las puertas para que los bolcheviques tomaran el poder y Rusia pasara a convertirse en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: “Así que le dispararon hasta que lo mataron”. Envenenado, abatido a disparos, su cuerpo arrojado a un río de aguas congeladas… Nada parecía ser suficiente para acabar de una vez y por todas con la leyenda del Monje Negro, una figura espectral que aún se replica el día de hoy, aguardándonos en los pasillos poco iluminados de cualquier círculo de poder. Con la frase final de la canción se nos grafica esa extraña mezcla de fascinación y miedo que en los corazones occidentales ha despertado desde siempre la Madre Rusia: “Oh, esos rusos”. ¡Feliz Deprimartes!

https://www.youtube.com/watch?v=SYnVYJDxu2Q




2 comentarios:

  1. Dicen que el miembro viril de Rasputín está conservado en formol en la universidad de Moscú...

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