Deprimartes
plantígrado:
“Estaré ahí cuando me necesites. Estaré parado a tu lado como
siempre ha sido. Al caer la noche todo estará bien, porque yo estaré ahí cada
vez que tú quieras”. Tengo
que agradecerle a este grupo algo que no tiene nada que ver con su obra, pero
que terminó siendo una gran “enseñanza accidental” para el resto de mis días.
Recuerdo vívidamente algo que ocurrió a finales de 1988. Yo había descubierto a
The Beatles hacía poco más de un año, y estaba fanatizado con ellos. Por esos
días acababa de escuchar por primera vez el álbum Abbey Road, nada menos; e iba
caminando con un grupo de amigos por la calle mientras cantábamos como idiotas
una y otra vez el coro de “Carry That Weight”. Casualmente mis compañeros
reconocieron al pasar a un amigo de ellos a quien yo no conocía, y que llevaba
bajo el brazo un álbum blanco que decía Substance. Era un recopilatorio de New
Order, una banda cuyo nombre nosotros jamás habíamos escuchado. Y, obviamente,
empezamos a menospreciarlo por ese motivo; ya que a diferencia suya nosotros estábamos
escuchando a la que sabíamos que era la mejor banda del mundo. El buen muchacho,
en lugar de ponerse a la defensiva o de atacarnos con argumentos, pronunció
sólo cuatro palabras; que se quedarían conmigo por el resto de mi vida como la
mejor justificación que alguna vez haya escuchado. Él lo único que hizo fue
encogerse de hombros y decir: “A mí me gusta”. Tan simple como irrebatible. Y
desde aquel entonces, aunque prácticamente no haya escuchado su música, jamás
pude olvidarme de New Order.
“¿No puedes ver que no puedo relajarme? Cuando te veo a través
del espejo retrovisor, sé que tú puedes seguir mi rastro hasta que me atrapes”.
Lo que hace a New Order tan
importante en la historia del Rock, además de sus logros propios como grupo, es
que sus integrantes son los mismos que conformaban la mítica e influyente banda
Joy Division, luego del suicidio de su epiléptico frontman Ian Curtis. Con
mucho tino ético, tuvieron la sabiduría de cambiarse de nombre aún habiendo
emprendido un camino hacia el cual los dirigió su propio ex líder. Su música
fue de a poco volviéndose cada vez más electrónica -destino sellado por el
gusto de Curtis por la obra de Kraftwerk-, y su base de fans fue creciendo
tanto como lo hacían sus posiciones en los rankings
“No sé si te lo dije, pero estoy buscando cuartel. Nunca
adivinarías las cosas que he hecho. El diablo viene a tomar el té conmigo todas
las tardes. ¿No te das cuenta de que estoy aquí a tu lado?”. El
videoclip de este tema es tan loco como poco serio, pero es un buen punto de
partida para reflexionar acerca de aquellas motivaciones que tenemos para hacer
lo que hacemos a diario. Aquellos sueños que tenemos y que perseguimos
tenazmente como perros de caza, para quedarnos sólo masticando ese pequeño
pedazo de felicidad que logramos arrancarle con los dientes a esos sueños
dorados; convirtiendo esa minucia en nuestro trofeo personal, nuestro logro más
alto. Lo que hoy hacemos y que nos llena de orgullo es probable que no sea más
que un trozo minúsculo, una porción magra de aquello que alguna vez quisimos
ser. Pero al menos sigue siendo nuestro, y nos permite dibujarnos una sonrisa
agridulce al final de cada día. Como le ocurre al pseudoinvestigador del
videoclip, que sueña con descubrir la vida salvaje de los osos; y lo único que
logra es ponerse un disfraz bastante ridículo. Curiosamente este videoclip se
estrena sólo dos años antes del trágico final de la historia de Timothy
Treadwell, recogida en el documental sobre su propia vida llamado “Grizzly Man”.
Treadwell amaba tanto la naturaleza, y sentía tal pasión por los osos pardos,
que convivía de manera temeraria con ellos; en un esfuerzo por concientizar al
mundo sobre el peligro de conservación que corrían estas bestias. Luego de años
de obviar las normas de seguridad más básicas a la hora de convivir con estos
carnívoros que pueden llegar a pesar media tonelada, y de tratarlos casi como
si fueran sus congéneres humanos; una noche el pobre de Timothy fue devorado
por un oso… Los sueños pueden ser peligrosos cuando se convierten en realidad,
así que tal vez lo mejor sea que continúen siendo fantasías doradas: “Puedes llevarme a una isla, iremos a través del mar
tormentoso. Allí juntos podremos adorar dioses paganos tú y yo. ¿Por qué no
corres hacia aquí y me rescatas? Puedes venir en tu coche. ¿Por qué no giramos
la llave y nos vamos de paseo tú y yo? Manejaremos como a 100 kms por hora”. ¡Feliz
Deprimartes!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario