Deprimartes resplandeciente:
¿Ha muerto el Rock? Si bien esta pregunta ronda la mesa de
todo debate rockero que se precie de tal desde finales de la década del ’50 es
imposible dar con una respuesta unánime, ya que ni siquiera entre la mayoría
que opina que nuestro querido Rock ha estirado la pata hay un acuerdo a la hora
de establecer la fecha de defunción. Con cada advenimiento de un nuevo
subgénero la pregunta ha ganado fuerza, y la respuesta final siempre nos ha
sido elusiva. Y aquí estamos, todavía haciéndonos ese interrogante ya muy
entrados en el Siglo XXI. Pero ya en estos tiempos tenemos como síntoma que, a
diferencia de todas las anteriores décadas, no pueda hablarse de un Rock de los
primeros diez años de este siglo y, por otro lado, de un “Rock de los años diez”.
Esto sí que preocupa… Y aún así, sigue habiendo gente que todavía hace Rock: “Si amas a alguien mejor dile por qué están aquí, porque
tal vez se alejen corriendo de ti y nunca sepas que todo podría haber salido bien.
Pero, de nuevo, todo eso depende de cuánto tiempo te quede. Estuve en las
montañas más altas, estuve en los ríos más profundos. Tú también podrías hacer
todo eso, pero no hasta que empieces a moverte. Hay que hacerse a la idea, pero
sin mirar hacia abajo, porque estoy en la cima del mundo”.
Aquí tenemos a los Imagine Dragons, una banda oriunda de
Las Vegas que se ha adaptado muy bien a los gustos de los tiempos que corren, y
que son uno de los números musicales que mejor suerte han corrido a la hora de
implementar las nuevas tendencias musicales sin abandonar del todo una base
rockera. Tanto el buen gusto de los sampleos que utilizan como el uso no
abusivo de cajas de ritmo hacen que el oyente clásico no se sienta ofendido por
lo que intentan hacer estos muchachos que aún valoran el Rock & Roll de la
vieja época, pero que no viven adentro de un frasco de mayonesa y por tanto
saben que los tiempos han avanzado: “Estuve
esperando por esto durante mucho tiempo, poniendo todas mis cuentas en limpio.
Estuve esperando para sonreír, me estuve conteniendo por mucho tiempo. Si
puedo, voy a quedarme con esta sensación; estuve soñando con esto desde que era
un niño, y hoy estoy en la cima del mundo”. Si bien la letra de esta canción es un dechado de alegría hecho festejo por haber alcanzado la banda la cima de los charts luego de mucho esfuerzo, el significado de la misma se ha reconvertido para ilustrar la cima más alta a la que ha llegado el Hombre en su historia, la llegada a la Luna.
Con un interesante toque humorístico, el videoclip de esta canción está ambientado en el final de los años ’60, cuando todavía se decidía quiénes serían los ganadores de la Carrera Espacial por poner un hombre en la Luna; si los soviéticos o los norteamericanos. Y más allá de ese gigantesco paso que representó para la Humanidad ese pequeño paso que dio Neil Armstrong sobre nuestro satélite, con la consecución de este logro también llegó a lo más alto otra de las aristas de nuestra condición humana: la idiotez de los mitos urbanos. Muy consabida es la leyenda de que Estados Unidos jamás llegó a la Luna, sino que se trató de un montaje producido por el gobierno, encargando la dirección del mismo a Stanley Kubrick; quien el año anterior había lanzado la película que se convertiría en una de sus obras maestras: “2001: Odisea del espacio”. A lo largo de todo el video se presentan una y otra vez homenajes y referencias tanto a esta película como a otra del mismo director: “El resplandor”, así que este clip termina por convertirse en un festival para todos los cinéfilos: “Traté de tomar atajos, intenté encontrar la salida más fácil; pero siempre algo me faltaba. Podría haberme rendido entonces, pero sé que no lo hubiera hecho porque viajé tan lejos con un propósito”.
Con un interesante toque humorístico, el videoclip de esta canción está ambientado en el final de los años ’60, cuando todavía se decidía quiénes serían los ganadores de la Carrera Espacial por poner un hombre en la Luna; si los soviéticos o los norteamericanos. Y más allá de ese gigantesco paso que representó para la Humanidad ese pequeño paso que dio Neil Armstrong sobre nuestro satélite, con la consecución de este logro también llegó a lo más alto otra de las aristas de nuestra condición humana: la idiotez de los mitos urbanos. Muy consabida es la leyenda de que Estados Unidos jamás llegó a la Luna, sino que se trató de un montaje producido por el gobierno, encargando la dirección del mismo a Stanley Kubrick; quien el año anterior había lanzado la película que se convertiría en una de sus obras maestras: “2001: Odisea del espacio”. A lo largo de todo el video se presentan una y otra vez homenajes y referencias tanto a esta película como a otra del mismo director: “El resplandor”, así que este clip termina por convertirse en un festival para todos los cinéfilos: “Traté de tomar atajos, intenté encontrar la salida más fácil; pero siempre algo me faltaba. Podría haberme rendido entonces, pero sé que no lo hubiera hecho porque viajé tan lejos con un propósito”.
La conspiranoia es esa manía paranoica de tratar de
encontrar responsables poderosos y de intereses oscuros detrás de todo aquel
hecho o fenómeno resonantes, que bien podría ser explicado de maneras más
simples. Así es como nos encontramos con gente que nos asegura que en lugar de
ver al Hombre llegando a la Luna, las masas hemos sido engañadas por obra y
gracia de las dotes filmográficas del señor Kubrick, con el aval del gobierno
norteamericano. Y es increíble que la cantidad de gente que adhiere a esta
teoría se cuenta por millones. Como por millones también se cuentan aquellos
que creen que Paul McCartney murió en 1966 y fue reemplazado por un doble
exacto, que el cuerpo de Walt Disney permanece congelado a la espera de que se
encuentre una cura a su enfermedad mortal, que Elvis Presley está vivo y
trabaja en un shopping en el Paraguay, al igual que un tal Adolf Hitler –que aún
vive en Argentina, con bigotito y todo-; también creen que en el Área 51 los
militares yanquis almacenan ovnis, y que estamos gobernados por una raza de
extraterrestres Reptilianos Anunnakis Pleyadianos. Aun en el videoclip saben
reírse de lo idiotas que somos cuando el supuesto alunizaje termina convertido
en un concierto televisado con público y todo… ¡Y a nadie parece importarle un
rábano que así sea!: “Y sé lo difícil que es caer
desde tan alto, y el camino tan largo que queda hasta la cima una vez que golpeas
el piso. Así que, ¡levántate! ¡Vamos, levántate!”. Es simple de
explicar: el mundo está lleno de gente que necesita creer que la realidad en
que vivimos no puede ser tan horrible, y que la verdadera felicidad está más
allá; oculta de nosotros por un grupo potentado de gente muy muy mala. En fin…
Que cada uno crea lo que quiera. ¡Feliz Deprimartes!
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