martes, 15 de octubre de 2019

Capítulo 241: “Bright Eyes”. Art Garfunkel. (1979)




Deprimartes somnoliento:

“¿Estoy en una especie de sueño flotando a la deriva? ¿Me voy dejando llevar por el curso del río de la muerte, o esto es tan sólo un sueño?”. El productor de una canción puede hacer que las simples ideas se transformen en una obra gloriosa o en un desastre sonoro, todo dependiendo de qué decisiones tome a la hora de grabar. Y aquí tenemos un excelente ejemplo de cómo llegar a un clima de ensueño, esa atmósfera tan bien lograda que parecía sólo poder conseguirse en los años ’70. Nos recibe una introducción a cargo de instrumentos de viento seguido de un ataque de cuerdas, y todos parecen provenir de una orquesta. Pero luego desaparecen ambos elementos hasta el estribillo. En medio la dulce voz de Art Garfunkel, tan sólo acompañada por unos arpegios y un bajo, se va haciendo preguntas que en realidad no parecen querer encontrar respuesta: “Hay una niebla cubriendo el horizonte y un extraño resplandor en el cielo. Y nadie parece saber hacia dónde va todo esto, o qué significa. ¿Será tan sólo un sueño?”. En el estribillo se suma la percusión, las voces de apoyo y vuelve la orquesta para brindar un fondo suave sobre el cual sigue brillando la voz convertida en eco.

Tal vez esta ha sido la mejor voz que nos haya dado un género como el Folk, que no solía caracterizarse por tener grandes voces sino más bien por la calidad de las letras de sus canciones. En este ámbito apareció un humilde dúo compuesto por un hombrecito muy pequeño llamado Paul Simon y un tipo muy flaco y alto llamado Arthur Garfunkel. Ambos tuvieron una breve pero exitosísima carrera bajo el nombre del que tal vez haya sido el mejor dúo de la historia: Simon & Garfunkel. Una vez separados, nadie dudaba del éxito seguro del cantautor Paul Simon, y todos miraban de reojo la carrera solista de Art. Pero ambos músicos tuvieron su cuota de éxito, aunque por las suyas nunca lograron equiparar todo lo que hicieron como dúo. Como consuelo, de tanto en tanto se los suele ver reunidos y cantando sus grandes éxitos. Y Garfunkel aún le hace frente al paso de los años para dejar sonar su voz tan melosa y angelical, tal como la podemos escuchar en esta canción: “Ojos brillantes, ardiendo como el fuego. Ojos brillantes, ¿cómo pudieron haberse apagado? ¿Cómo pudo la luz que ardía tan brillantemente volverse de repente tan pálida?”.

Muy evocativa, esta melodía nos va meciendo suavemente entre verso y verso; aunque su letra es tan etérea que ella misma se pregunta si todo esto tiene algún significado: “¿Es alguna clase de sombra lo que parece estar alcanzando a la noche? Pasa vagando sin ser vista entre las colinas. ¿O es tan sólo un sueño?”. Si bien se le podría encontrar una connotación romántica a la letra y verla como una queja dolorosa frente a un amor que se apaga; la canción hace viajar a la mente, y ésta parece escuchar el lamento de un bosque lejano por la llegada de los días cortos del invierno. La queja dolorosa va dirigida al Sol, porque ese ojo brillante en el cielo ya no brilla como en sus mejores días: “Sopla un viento fuerte entre los árboles, hay un frío sonido en el aire. Y nadie nunca sabe cuándo te vas o cuándo es que comienzas tu marcha hacia la oscuridad”. Ya volverá la primavera... ¡Feliz Deprimartes!

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