Deprimartes encadenado:
The Pretenders tienen la particularidad de haber sido una
banda inglesa con una vocalista norteamericana de fuerte presencia escénica. En
sus comienzos fueron representantes innegables de la New wave, ese género con
que los músicos post punk quisieron devolverle al Rock el formato de canción
que había quedado en el olvido desde los
años 60’. Al frente tenían entonces a Chrissie Hynde, una americana de voz
sensualmente grave y que hacía sus primeros intentos como cantante; ya que
había trabajado principalmente como crítica musical. Y el cambio no le sentó
nada mal, porque los éxitos comenzaron a llegar rápido: “Encontré una foto de ti que me arrancó de mi mundo esa noche y me
llevó a un lugar en el pasado del que fuimos despojados. Y ahora aquí estamos,
de nuevo en la pelea, otra vez en este tren; de vuelta a los trabajos forzados”.
Para mediados de 1982 The Pretenders ya habían alcanzado la
fama. Pero Chrissie Hynde debió haberse sentido devastada en esos días. Luego
de llegar al éxito a base de trabajo duro perdió a dos de sus más grandes
amigos y compañeros de banda, despidiendo del grupo al bajista por su adicción
a la heroína (moriría al siguiente año por esta misma causa) y tan sólo dos
días después de este despido tuvo que estar lamentándose por la muerte de su
guitarrista por sobredosis. A todo esto, en ese momento ella estaba cursando el
tercer mes de embarazo de su pareja con Ray Davies, líder de The Kinks… Hermoso
panorama como para afrontar una crisis… De repente se encontró sin banda y
perdida, y encima con su compañía discográfica exigiéndole que continúe
produciendo éxitos: “Una circunstancia más allá de
nuestro control llegó a través del teléfono, de la tele y del periódico; y se metió
en nuestra casa como un mensajero del infierno para patearnos arena en los ojos
y llenarnos de moscas. Nos puso de nuevo en este tren, de vuelta a los trabajos
forzados”. Así se sentía ella, teniendo que abandonar por la fuerza una
fase gloriosa de su vida donde todo lo logró con el esfuerzo artístico de sus
compañeros de grupo; y teniendo que vérselas ahora con un período en el cual
prácticamente querían obligarla a que produjese hits con la cadencia de una
cinta de producción de una fábrica cualquiera.
Es muy acertada la imagen del videoclip de este tema,
comparando nuestra vida cotidiana con la de una “chain gang”, como se denomina
en inglés a esa partida de presidiarios que salen con los pies encadenados a
realizar trabajos forzados. De hecho se puede escuchar de fondo en la canción
el entrechoque de ruidos metálicos y los coros emulando los cánticos con que
los presos se mantienen animados mientras pican piedras. Aún así, queda un
último resquicio para dejarnos un mensaje de esperanza: “Cualesquiera que sean los poderes que nos fuerzan a vivir como lo hacemos,
me ponen de rodillas cuando veo lo que te han hecho a ti. Pero prefiero morir
de pie hoy sabiendo en lo profundo de mi corazón que un día les sobrevendrá la
ruina sólo por habernos separado”.
“Encontré una foto de ti, esos fueron los
días más felices de mi vida. Tu paso por mi vida fue como una pausa en la
batalla en la desgraciada vida de un corazón solitario”. Lo malo de los días más felices de
nuestras vidas es que nos damos cuenta de cuáles fueron una vez que ya los
hemos dejado atrás hace mucho tiempo. Nuestros años fulgurantes se nos
escurrieron como agua entre los dedos, mientras nosotros reíamos y jugábamos
soñando con que eso duraría para siempre. En nuestro dulce recuerdo el pasado
siempre nos parecerá una época más simple. Al menos nos queda ese recuerdo…
¡Feliz Deprimartes!
Excelente articulo .de todos modos las obras de arte son resilencia desprendida de la vida de los artistas .
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