martes, 28 de mayo de 2019

Capítulo 221: “She Drives Me Crazy”. Fine Young Cannibals. (1988)




Deprimartes loco:

Fine Young Cannibals fueron una pequeña aventura de dos músicos de la banda de Ska The Beats, que quisieron experimentar por su cuenta sumando a sus filas al vocalista Roland Gift para crear un sonido muy particular; mezcla de Soul con música electrónica y algunas reminicencias jazzeras. Habiendo editado tan sólo dos álbumes en su corta historia, llegaron en un par de ocasiones al Nº1 de las listas americanas con la pegadiza “Good Things”, y también con esta otra canción; que tiene uno de los riffs de guitarra más conocidos de finales de los ’80. Con un videoclip de altísima rotación en MTV, la letra de este tema permite alguna lectura un tanto más profunda de lo que pudiera parecer a primera vista: “No voy a lograr salir adelante por mi cuenta, a nadie le gusta quedarse solo”.

“No puedo dejar de sentirme de esta forma. Las cosas que haces me parecen casi irreales. Dime qué es lo que tienes en mente, porque nos estamos quedando sin tiempo. ¿Alguna vez me dejarás libre? Porque quedarme aquí dando vueltas mientras te espero me está matando”. Siempre nos dicen que el amor es algo por lo cual hay que luchar. En estos tiempos de feminismo rabioso se brega constantemente por la igualdad de derechos, pero suele omitirse toda mención de la labor ciclópea que le espera a un hombre que desea conquistar los afectos de una señorita. Todo el mundo espera –y ella también- que sea uno el que se arrastre y sufra para lograr conmover las querencias de la damita en cuestión. Y allí vamos entonces, armados de valor, ciñéndonos el Yelmo de Mambrino, y yendo a la carga contra el molino. Es toda una apuesta la que hacemos, con nuestra hombría como moneda de cambio. Y así es, bien podríamos considerar que el amor es una apuesta. Y este sentimiento maravilloso nos encandila con tanta fuerza que nunca nos detenemos a pensar que, como en toda apuesta, por lo general llevamos las de perder. Si no me creen fíjense en cualquier casino. Quien apuesta, más a la corta que a la larga, pierde. Siempre pierde. Pierde el corazón, pierde la fe, pierde la cordura: “Ella me vuelve loco como nadie más lo hace. Ella me vuelve loco, y ya no puedo controlarme”.

Cuando el amor no es correspondido, o lo es de una manera tóxica, saca a relucir ese costado oscuro que nos oculta en un principio, y que tiene la capacidad de volvernos los seres más desdichados del Universo. Como en el videoclip de esta canción, nuestra razón y nuestra emoción empiezan a comportarse como dos seres antagonistas luchando por obtener nuestro control. Se desafían, se provocan el uno al otro, batallan, y van corriendo una carrera a la par pero de manera caótica. En el medio de esa lucha estamos nosotros, mejor dicho nuestra vida, que va dando tumbos y tratando de salvar lo poco de dignidad que nos queda. Tal es el estado de pérdida de control en el que nos sumerge el amor: “Ni siquiera logro descansar, la gente dice que estoy obsesionado. Todo lo que me dices es mentira, pero eso ya no me sorprende. Lo que yo quería para ti era real, pero las cosas salen mal. Siempre pasa eso”. Siempre pasa eso, las cosas salen mal. Creo que se llama Ley de Murphy. ¡Feliz Deprimartes!

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