Deprimartes problemático:
El conflicto de Irlanda del Norte (“The Troubles”, según se
refieren a él los irlandeses), fue una serie de desaveniencias profundas que
tuvieron en vilo a las islas británicas por más de tres décadas. Las causas se
dieron principalmente por las diferencias irreconciliables entre los católicos
de la República de Irlanda y los protestantes de Irlanda del Norte, que solían
generar actos violentos esporádicos entre ambas partes. Y mientras que los primeros
bregaban por la independencia de toda la isla con respecto del Reino Unido, los
norteños querían continuar siendo súbditos de la corona; y así fue que este
caldo de cultivo de disidencias tanto políticas como religiosas se convirtió
rápidamente en una violencia armada que dejó centenares de muertos entre ambas
partes. Para la gente de a pie, en esos años oscuros la esperanza consistía en recordar
un tiempo mejor y soñar con un futuro distinto: “Mi
madre no sabe adónde se ha ido el amor. Dice que debe ser la juventud lo que
hace que nos sintamos fuertes. Lo veo en su rostro que ya se ha convertido en
hielo, y cada vez que ella sonríe muestra las arrugas que le ha dejado su
sacrificio. Y ahora entiendo aquello que dicen acerca de que nuestro sol está
apagándose, y que construimos nuestro amor en un páramo y a través de las
barricadas”. Si bien los enfrentamientos llegaron a su fin con el
llamado “Acuerdo de Viernes Santo”, que en la práctica era un alto el fuego, cada
tanto reaparece en la isla la idea de volver a tomar las armas; la paz es una
convención y un compromiso que todos los irlandeses toman a diario. Solemos
estar al tanto de las noticias de un conflicto armado, pero nos resulta difícil
detenernos a reflexionar en cómo un trasfondo tan violento afecta la realidad
de una persona común. Ese ciudadano corriente contempla impávido cómo su mundo
se derruma y cómo todas sus seguridades se ponen en peligro de muerte. Cómo la verdad
que siempre había conocido ahora parece tener más de una versión: “Mi padre construyó mi historia. Él peleó por todo
aquello que creyó que de alguna manera nos haría libres. Me enseñó qué debía
decir en la escuela, lo aprendí de memoria; pero ahora esa historia está
partida en dos. Y ahora entiendo aquello que dicen en la música de los desfiles:
construimos nuestro amor en un páramo y a través de las barricadas”.
No existe una verdad, sino múltiples miradas sobre la misma
realidad. Algunas serán similares, y otras profundamente adversas. Y aún así
nuestra condición de humanos debería empujarnos a aprender a convivir con aquellos
que ven la realidad de otra manera en lugar de excluir a quien piensa
diferente. Tenemos mucho por ganar si lo hacemos. Y vaya que he aprendido esto
últimamente, porque el destino me ha devuelto a quien más quise en mi vida
veinte años después de nuestro último contacto; pero ella ahora es una mujer con
un pensamiento político que está en las antípodas del mío. Y lo que debería
haber tallado un abismo entre nosotros, nos ha servido para conocer al otro y
apreciar su recorrido en la vida. Además tengo que aceptar que es divertido salir
a bailar entre nuestras trincheras: “Hemos nacido
en lados opuestos de la vida. Sentimos de la misma manera y también sentimos el
conflicto. Así que ven a mí mientras duermo, cruzaremos la línea y bailaremos
en las calles. Y ahora entiendo aquello que dicen sobre el ruido de tambores
desvaneciéndose: construimos nuestro amor en un páramo y a través de las
barricadas”. En mi país desde hace varios años estamos divididos por un
concepto bastante abstracto conocido como “la grieta”. El presente en Argentina
se entiende en términos absolutos, y si no se está con nosotros se es el
enemigo. La situación de enfrentamiento es tal que a mis amistades (y a las de
ella también) les resulta casi imposible entender que dos personas tan
distintas puedan construir algo juntas. Para ellos no hay posibilidad de
término medio, es por esto que valoro tanto este aire de novedad que tiene
mi vida últimamente.
“Siempre que me busques, allí estaré. Hay una
cicatriz que me atraviesa el corazón, pero la luciré con orgullo una vez más.
Creía que éramos parte de la raza humana, pero al parecer somos tan sólo otro
caso límite. Y las estrellas se nos acercan para decirnos que siempre hay una
forma de escapar”. Además
de Duran Duran, una banda ejemplar del género New Romantic es Spandau Ballet. Este
movimiento aparece en los primeros años de la década del ’80, y básicamente se
trató de un acercamiento de la New Wave hacia el Pop de Sintetizadores. De
sonido electrónico pero elegante, con canciones lentas cercanas al formato de
balada, llegó a ser muy popular a través de la cadena MTV; ya que cada banda
New Romantic solía tener videoclips de alto presupuesto y muy bien producidos. Y
como apuntaban a un público joven-adulto, de tanto en tanto podían permitirse alcanzar
una cierta profundidad en sus letras; como en esta canción, inspirada en la
muerte de un amigo irlandés cercano a la banda a manos de la policía
norirlandesa: “Yo no sé adónde se ha ido el amor, y
en esta tierra tan problemática la desesperación nos hace fuertes. Los fines de
semana nos comportamos como niños llenos de vida, y sin nada que perder tenemos
todo por ganar. Y ahora entiendo aquello que dicen acerca de que es
terriblemente bello esto que hemos hecho”. En conclusión: creo que
existe una gran dignidad en eso de construir el amor en conjunto, dejar atrás
el campo de batalla y plantar bandera en un nuevo terreno en el que podamos
crecer de la mano. Porque si los irlandeses lo intentan a diario, ¿por qué nosotros
no?: “Ahora entiendo aquello que dicen, mientras
nuestros corazones van hacia la tumba: construimos nuestro amor en un páramo y
a través de las barricadas”. ¡Feliz Deprimartes!
Puede ser que sean sólo apreciación pero uno de los deprimartes más lindos que han salido a la luz en todos estos años además me alegro por tu presente sin conocerte pero te sigo Y aprecio mucho tus reflexiones y el enlace de estas con las traducciones
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario, Jorge, realmente tus palabras me han levantado el ánimo. Siempre es bueno saber que del otro lado hay alguien que aprecia lo que uno hace. Abrazo.
BorrarCoincido con Jorge. Me gustó mucho el espacio de hoy. Y te comenté en otra oportunidad que me parece muy bueno el formato que das a tu blog. Gracias.
ResponderBorrarGracias Laura nuevamente por todos tus aportes. Saber que hay gente que valora lo que uno humildemente escribe siempre es un buen motivo para continuar con esta labor. Saludos.
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